Japonés que esperó más de medio año en Machu Picchu para visitar ciudadela en la pandemia regresó para su boda

Jesse Katayama jamás olvidó Machu Picchu. Cinco años después de protagonizar una historia que conmovió al mundo entero, durante la pandemia, al quedarse esperando por más de siete meses en el pueblo que custodia a la maravilla mundial, retornó pero no como un turista más. Esta vez, Jesse volvió como protagonista de una emotiva ceremonia simbólica de su boda.

Él se “casó” con su novia Yuki Inazawa, en el mismo lugar que lo alojó en los tiempos más difíciles que el mundo atravesaba, los días del COVID-19. Tras ser aceptado como un lugareño más, él decidió que el despacho de la Municipalidad de Machu Picchu Pueblo era el lugar ideal para ratificar sus votos nupciales.

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La historia de Katayama se volvió viral en 2020, cuando quedó varado en Aguas Calientes por casi ocho meses debido a la pandemia de la COVID-19. El turista japonés había llegado el 14 de marzo de ese año con un solo objetivo: visitar la ciudadela inca. Pero el cierre total por cuarentena detuvo su sueño.

Recién en octubre de ese año, gracias a un permiso especial otorgado por el Ministerio de Cultura, se convirtió en el primer turista en ingresar a Machu Picchu tras meses de cierre. Lo hizo en solitario, acompañado solo por dos fotógrafos, y su historia recorrió el mundo.

Cinco años más tarde, Jesse eligió el mismo lugar que lo acogió en su larga espera para dar un nuevo paso en su vida. En una ceremonia simbólica, se unió a su pareja, quien lució un vestido blanco con falda de tul, guantes y corona de flores. Jesse, por su parte, vistió una camisa blanca, tirantes y una corbata michi. Funcionarios locales y algunos testigos fueron parte del momento.

RPP detalla que como recuerdo de la ceremonia, la pareja recibió una escultura de piedra que representa a un inca con un águila sobre el hombro. Si bien el matrimonio no tiene validez legal en Perú por tratarse de ciudadanos extranjeros, la municipalidad les entregó un acta recordatoria como homenaje a su historia de amor y al vínculo que mantienen con Machu Picchu.

Katayama compartió en sus redes sociales una imagen que resalta su boda, en la que muestra sus manos entrelazadas al de su novia, ambos portando sus anillos de alianza, reafirmando que Machu Picchu sigue siendo, para él, mucho más que una maravilla del mundo.