“Con baldes botamos el agua, pero en tres o cuatro horas nuevamente todo se llena”. La casa de madera de Marcela Santa María, en el centro poblado Isla del Manglar, ubicado en el distrito Zarumilla de Tumbes, ha llegado a soportar medio metro de agua acumulada por las intensas lluvias que se registran en la región desde el domingo pasado. Aunque por ratos la lluvia les da una tregua, el lodazal en el que se ha convertido todo su barrio trae otro riesgo: la proliferación de zancudos y con ello la amenaza del dengue y zika.
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