Enclavado en la majestuosa Cordillera Blanca, en la región andina peruana, se encuentra el Parque Nacional Huascarán, considerado como el hogar del mayor número de glaciares tropicales del mundo.
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Como parte de la campaña Peruanos que Suman de El Comercio y el BCP, hemos llegado hasta la quebrada de Quillcayhuanca, uno de los accesos a las más de 340 mil hectáreas que posee el parque, para conocer a Pompeyo Guillén, un hombre que ha dedicado casi medio siglo a preservar, concientizar y educar sobre los cuidados que se deben tener para mantener viva esta área natural protegida.
“Yo tengo 68 años y llegué aquí hace 49, un año antes de que se cree el Parque Nacional Huascarán como tal. Acá paso dos semanas trabajando y luego voy una a mi casa; así que podríamos decir que este es en realidad mi domicilio principal”, nos comenta el guardaparques antes de soltar una carcajada.
Nacido en un lugar llamado Panash, en las alturas del pueblo de Coyllur, en el Huaraz rural, Pompeyo no conoció a su padre pero su lugar fue ocupado por su madre, abuelos y tías. Desde pequeño disfrutaba de correr por la puna y rogaba a su familia poder acompañarlos a ver a los animales de la familia.
“Entré al colegio a los 9 años, porque debía ir solo y antes de eso mi madre temía que podría perderme en el camino. Recién ahí aprendí a hablar español, antes solo sabía quechua. Para la secundaria fui a estudiar a la ciudad de Huaraz y en vacaciones viajaba a la costa para trabajar como peón y tener dinero para ayudar a costear mis estudios”, recuerda el hombre mientras guía a nuestro equipo a través de un idílico paisaje.
Terminado el colegio Pompeyo continuó trabajando como peón, luego llegó a trabajar a Electroperú como parte de la ya extinta Unidad de Glaciología y Recursos Hidrológicos. “Cuando Electroperú tuvo que transferir esa unidad al Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) yo me encontraba destacado en la laguna de Shallap. Me pidieron continuar aquí, me capacitaron y así me volví parte del servicio. Por eso mi consejo de siempre es que en cualquier trabajo prime la responsabilidad y honradez, nunca sabes qué puertas te puede abrir”, recuerda.
Su misión, entonces, pasó a ser la de controlar lo que sucedía en la zona que un año más tarde sería designada como parte del Parque Nacional Huascarán. Pompeyo decidió dejar su base en la laguna para construir dos pequeñas chozas a la entrada de la quebrada Quillcayhuanca pues así, asegura, podía tener un mejor control de la zona.
“Esta zona antes era utilizada por los pobladores para extraer ciertos recursos con los que construían sus casas. Cuando se crea el área protegida muchos no entendían por qué ya no podían hacerlo, así que ahí comenzó mi trabajo de concientización y educación, para que entiendan que ahora debíamos proteger estas tierras”, explica Pompeyo.
Desde entonces, el ahora guardaparques de Sernanp, vio al parque crecer junto a él. Se dedicó a la producción de especies nativas, dirigió los programas de pastos naturales, promovió la educación ambiental y dictó charlas sobre prevención de incendios naturales u otros riesgos.
Gracias a su labor, Pompeyo ha podido recorrer el 85% del Parque Nacional, además, ha sido distinguido en múltiples ocasiones por las autoridades huaracinas debido a su eficiente trabajo concientizando sobre el cuidado que necesita la reserva.
Lamentablemente, Pompeyo reconoce que hay un problema que le quita el sueño. Según un informe emitido el año pasado por la Unesco, el Parque Nacional Huascarán ha perdido el 15,2% de sus glaciares debido al calentamiento global.
“A veces las personas sienten que no pueden hacer nada frente a eso, que es un problema muy grande, pero todos podemos aportar. Comenzando por no tirar residuos, ni en el parque ni en ningún otro lado. Nada nos cuesta guardarlos y luego depositarlos donde corresponda”, se lamenta el guardaparques.
La dedicación de Pompeyo y su incansable deseo de educar sobre los cuidados ambientales que se deben tener lo convierten en un notable peruano que suma. Uno que necesitará el apoyo de todos para librar esta inmensa lucha en contra del reloj ambiental en busca de preservar las riquezas de esta reserva.
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