El Gobierno de Dina Boluarte decidió el último miércoles retirar de forma definitiva a su embajador en Colombia. La medida se tomó, según detalló la Cancillería en un comunicado, ante “las reiteradas expresiones injerencistas y ofensivas” del presidente de ese país, Gustavo Petro, quien ha desconocido el golpe de Estado de Pedro Castillo.
De acuerdo con especialistas consultados por El Comercio, la decisión tomada por el Gobierno peruano fue la adecuada y fue proporcional ante las continuas interferencias y mentiras de Gustavo Petro respecto a asuntos internos y lo ocurrido con el encarcelado exmandatario. La última de estas ocurrió el pasado fin de semana durante la XXVIII Cumbre Iberoamericana, más de tres meses después de que el embajador peruano en Colombia haya sido llamado en consulta.
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En ese evento, al que asistieron presidentes, vicepresidentes y cancilleres de la región y de España, Portugal y Andorra, Gustavo Petro dijo que “tenemos a un presidente [en alusión a Pedro Castillo] que debería estar aquí”. “Está preso por detención preventiva. Lo sacaron. Un golpe”, afirmó durante su discurso en la cumbre.
La canciller peruana, Ana Gervasi, quien asistió al evento en representación del Gobierno de Dina Boluarte, respondió así al mandatario colombiano: “Ante el golpe de Estado perpetrado por el expresidente Pedro Castillo el 7 de diciembre del 2022, en pocas horas todas las instituciones democráticas del Perú se movilizaron para restaurar el orden constitucional [...] Esa es la realidad, aunque algunos pretendan desconocerla y distorsionarla. Si Pedro Castillo no está hoy aquí es porque dio un golpe de Estado. De otra manera, tendrían entre ustedes a un dictador”.
La respuesta fue un anticipo al comunicado de la Cancillería peruana, emitido cuatro días después. Allí se justificó la decisión de retirar de forma definitiva al embajador en Colombia citando “la actitud del presidente Petro y sus continuas expresiones injerencistas”.
“[Las injerencias] han deteriorado seriamente la histórica relación de amistad, cooperación y respeto mutuo que ha existido entre el Perú y Colombia. Frente a ello, el Perú ha reaccionado de forma ponderada, progresiva y proporcional, conforme a la práctica diplomática y teniendo en consideración la estrecha relación que lo une a Colombia, desde hace más de 200 años”.
El retiro del embajador peruano en Colombia, Ricardo Denegri Boza, se hizo oficial este jueves con una publicación del diario oficial El Peruano. Allí se dieron por terminadas sus funciones, se cancelaron sus cartas credenciales y le dieron las gracias por sus servicios. El Comercio buscó una respuesta de la Cancillería colombiana frente a la decisión del Gobierno peruano, pero hasta el cierre de esta nota no hubo respuesta.
Escalada de Petro
Fuentes ligadas a Torre Tagle comentaron que esta decisión es la siguiente medida diplomática a tomar ante un caso de la injerencia como esta. Previamente, recordaron, se expresó extrañeza por las expresiones, se enviaron notas señalando malestar y se llamó al embajador en consulta. Luego de esto, si las injerencias persisten, corresponde analizar el retiro definitivo del embajador.
La propia canciller Ana Gervasi detalló esta actuación en declaraciones dadas en diciembre pasado. Por entonces, luego de que Colombia, México, Argentina y Bolivia emitieran un pronunciamiento desconociendo la sucesión constitucional que llevó a Dina Boluarte, el gobierno llamó en consulta a los embajadores en esos países.
El mandatario colombiano buscó justificar la decisión inconstitucional de Castillo de disolver el Congreso. Mediante su cuenta de Twitter, dijo que fue "arrinconado" por el Parlamento, al que culpó de orquestar un golpe.
En respuesta a esas afirmaciones, el gobierno convocó al encargado al Encargado de Negocios de Colombia y le expresó "su extrañeza por las declaraciones de autoridades de ese país".
En un comunicado, los cuatro gobiernos expresaron "su profunda preocupación por los recientes sucesos que resultaron en la remoción y detención" de Pedro Castillo y afirmaron que "desde el día de su elección, fue víctima de un antidemocrático hostigamiento".
En respuesta al comunicado conjunto, la canciller Ana Gervasi anunció que el gobierno peruano decidió llamar en consulta a sus embajadores en Colombia, México, Bolivia y Argentina "en reacción a la intromisión de los asuntos internos del Perú por parte de las más altas autoridades de los aludidos países".
El Ministerio de Relaciones Exteriores peruano informó de la entrega a la Embajada de Colombia de una nota diplomática donde expresan “el profundo malestar del Gobierno del Perú ante las reiteradas declaraciones del presidente Gustavo Petro sobre la situación política en el país”. Días antes, Petro afirmó en Twitter -faltando a la verdad- que Pedro Castillo había sido apresado "sin juez y sin defensa".
El pleno del Congreso aprobó ese día una moción en rechazo a "los actos de intromisión en los asuntos de jurisdicción interna" de los presidentes de México y Colombia. Ese mismo día, Petro volvió a cuestionar la situación legal del expresidente: "Tenemos un presidente en Sudamérica elegido popularmente sin poder ejercer su cargo y detenido sin sentencia de juez penal”.
Durante una conferencia de prensa en Buenos Aires, Argentina, Petro dijo sobre Castillo: “¿Por qué un presidente elegido popularmente está hoy preso si no hay sentencia del juez penal en su contra? Perdieron los derechos políticos él y sus electores. Ahí abiertamente hay una ruptura del Sistema Interamericano de Derechos Humanos”. En la misma cumbre, la canciller Gervasi replicó que el exmandatario dio un golpe de Estado en un contexto de investigaciones en su contra por casos de presunta corrupción.
Durante un discurso, el mandatario colombiano hizo referencia a la actuación de la Policía durante las marchas contra el gobierno de Dina Boluarte. "En el Perú marchan como nazis, contra su propio pueblo, rompiendo la Convención Americana de Derechos Humanos". Tres días después, el Congreso peruano aprueba una moción para rechazar esas declaraciones y declararlo persona no grata.
“Está preso por detención preventiva. Lo sacaron. Un golpe”, dijo el mandatario colombiano durante la XXVIII Cumbre Iberoamericana, en referencia a Pedro Castillo. Allí mismo, la canciller Gervasi le respondió que Castillo había dado un golpe de Estado y que por este ya no estaba como presidente.
El gobierno de Dina Boluarte anunció esta decisión, la siguiente a la llamada en consulta al embajador, ante "las reiteradas expresiones injerencistas y ofensivas del presidente Gustavo Petro".
“Hemos actuado como corresponde en diplomacia: primero expresando extrañeza por dichos y pronunciamientos que no se condicen con la sucesión constitucional en nuestro país; luego aclarando la situación, convocando a los embajadores de esos países, en búsqueda de una reacción. Y dado que ello no ha sucedido, hemos tomado el paso de llamar en consulta a nuestros embajadores en los países mencionados”, declaró a Canal N.
De ese grupo de países, los presidentes de México y Colombia persistieron en los meses siguientes con sus cuestionamientos a la legitimidad constitucional del gobierno peruano y en desconocer el golpe de Pedro Castillo. Así, a fines de febrero, el Perú dio el siguiente paso: retirar de forma definitiva a su embajador en México. Lo mismo ocurrió ahora respecto a Colombia.
Un paso más allá sería la suspensión y luego el rompimiento de las relaciones diplomáticas, a lo que aún no se ha llegado. Los especialistas consideran, además, que no sería necesario o aconsejable llegar a ello. Por ahora, con Colombia y con México, las relaciones han quedado formalmente a nivel de encargados de negocios, mientras que las relaciones consulares se han mantenido.
Decisión adecuada y proporcional
Para el excanciller Eduardo Ferrero Costa, la medida tomada por el gobierno peruano es “adecuada, oportuna y necesaria”, además de progresiva y proporcional en cuanto a los pasos previos adoptados por la Cancillería. Además, explicó que esta decisión no afecta las relaciones comerciales o económicas entre ambos países, sino que implica una disminución de la relación diplomática.
“Es adecuada porque responde a una reiterada actitud del presidente de Colombia de negar la realidad de los hechos, de falsear la verdad y seguir promoviendo que en el Perú hubo un golpe de estado contra el expresidente Castillo, cuando fue totalmente al revés. No hay ninguna duda de que en el Perú hubo un golpe de estado por parte del expresidente Castillo, que la vacancia declarada por el Congreso fue legítima, aprobada por la gran mayoría, incluyendo congresistas de izquierda”, dijo.
Remarcó que Torre Tagle actuó de forma progresiva, comenzando con las notas de protestas y pasando por la llamada a consulta al embajador antes de disponer su retiro definitivo: “Es oportuna porque los hechos se venían repitiendo y es necesaria porque no podemos seguir aceptando las reiteradas injerencias y falsedades del presidente de Colombia”. Por otro lado, consideró que no sería aconsejable adoptar una medida más grave como la ruptura de las relaciones diplomáticas.
“La relación hay que mantenerla como está, a nivel de encargado de negocios, y ver qué pasa en los próximos meses. Sí [hay que] lamentar cómo el presidente de Colombia se equivoca, pone en riesgo y olvida una relación histórica de amistad, cooperación y concertación entre los dos países [...] Siempre hay que rechazar cada vez que actúe así el presidente de Colombia, enérgicamente, pero pasar a romper las relaciones diplomáticas, no sé cuánto ganaríamos con esa actitud”.
Eduardo Ferrero Costa , exministro de Relaciones Exteriores
Gattās Abugattās, abogado especialista en relaciones internacionales y derecho internacional, calificó el retiro definitivo del embajador como una “decisión triste, pero acertada”: “Llevamos con Colombia una relación bilateral bicentenaria y muy fructífera, tenemos muchos asuntos de interés común. Y claro, esto va a ralentizar las relaciones, en ese sentido es triste, pero la decisión es acertada porque la conducta de Petro en la Cumbre Iberoamericana ha sido no solo ofensiva, sino malcriada”.
El abogado consideró que en esa cumbre, el mandatario colombiano mintió “descaradamente” delante de la canciller peruana, llevando el tema “a un nivel completamente inaceptable”. “Es triste que estos gobernantes, como AMLO o como Petro, estén atacando de esta manera la democracia peruana. Es evidente que esto responde a un ataque coordinado contra las instituciones democráticas del Perú, sustentado en una corriente ideológica solamente, no en la verdad de los hechos”, opinó.
Coincidió en que la reacción de la Cancillería peruana fue progresiva y proporcional, e indicó que, en su momento, la Cancillería colombiana “trató de paños fríos” a la situación. “Tienen un presidente que se va de boca, dice mentiras, dice tontería y media, y su cancillería, consciente de eso, trata de buscar un equilibrio entre la posición del gobierno de turno y tratar de mantener las relaciones en orden con el Perú. Pese a eso, Petro insiste en decir mentiras de manera vergonzosa, de manera ofensiva”, comentó.
"Es muy difícil controlar a una persona como Petro [...] Es un problema de educación, de respeto. Él puede tener su posición personal, pero siendo presidente, su posición personal no se puede convertir en la posición del país. Y si se convierte, no se puede exteriorizar cómo él lo hace, faltando a la verdad, de manera ofensiva [...] También tiene que ver con levantar cortinas de humo para que no se vean cosas internas que se les está criticando".
Gattās Abugattās , abogado especialista en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales
El internacionalista Francisco Belaunde dijo a El Comercio que se trató de una medida correcta, considerando que previamente se había llamado al embajador en consulta y que a pesar de que la Cancillería colombiana trató de “apaciguar” la situación, el presidente Petro “no quiere reconocer que Castillo hizo un intento de golpe de Estado”.
“Es lo adecuado. Además, no significa una ruptura de relaciones, eso sí sería más grave y no es lo que conviene. Lo que va a significar esto es que las relaciones se van a mantener en un nivel más bajo, que es lo que ya estaba pasando. Esto lo que hace es formalizar ese nivel menor de relaciones [...] Podría verse complicada la cooperación [de seguridad] entre Perú y Colombia, habrá que ver”, indicó.
Belaunde opinó que el presidente colombiano es un político que “se va de boca” y que aunque se le pueda mostrar la evidencia del golpe de Estado, como el video del mensaje de Pedro Castillo, “no le importa, es una persona que no quiere entrar en razón”. “La Cancillería [colombiana] sí quiso entrar en razón, él no ¿Qué otra cosa se hubiera podido hacer?”, cuestionó.
"Muchos dicen que se pudieron hacer gestiones diplomáticas tras bambalinas, ¿pero qué puedes hacer cuando una persona insiste en lo mismo? Las cuestiones entre bambalinas pueden servir para desescalar una controversia, pero en este caso no veo cómo ¿Qué habría que hacer? ¿Mostrarle el video y preguntarle si este señor [Pedro Castillo] está haciendo un democrático, si no le parece que está haciendo un golpe?"
Francisco Belaunde , internacionalista
Por su parte, el excanciller Allan Wagner comentó a El Comercio que “como dice el comunicado de la Cancillería, el Gobierno peruano ha sido paciente ante las impertinencias y falsedades de Petro pero tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe”. “Su intervención en la cumbre iberoamericana colmó la medida. La soberanía y dignidad del Perú y los peruanos no pueden seguir siendo melladas”, aseguró.