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Carlos Álvarez, esto es en serio. Crónica de Fernando Vivas sobre la precandidatura del comediante
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Primera constatación: si ves las redes del partido País Para Todos (PPT), abundan fotos de Carlos Álvarez en giras regionales, hablando con agricultores, alcaldes y líderes locales. O sea, Álvarez es el candidato presidencial de PPT, no lo duden. El partido, orondo, se jacta en esas mismas redes de que en la última encuesta de intención de voto de Ipsos Perú, su ficha aparezca como vencedor de hipotéticas segundas vueltas con Keiko Fujimori (37% versus 27%) y con Rafael ‘Porky’ López Aliaga (35% versus 29%). La gran proporción de los ‘no sé/no opino’ y el ‘síndrome de George Forsyth’ (fue temprano favorito en el 2021 y ni saltó la valla) impide que descorchen y sirvan las copas. Calma, calma; el favorito sigue siendo el voto nulo y la intención de voto es rasante (11% para Keiko y empate en 6% para López Aliaga y Álvarez, en ese mismo sondeo prematuro).
Hablé con Vladimir Meza, el líder y presidente fundador de PPT, ex alcalde de Huaraz (2011-2014) y me contó una primera ironía. Cuando la cúpula de su movimiento regional ancashino El Maicito, se enteró de que el Congreso barajaba proyectos de ley para desaparecer los movimientos, se dijeron ‘hagamos un partido’. E iniciaron el proceso en el 2023, obteniendo la inscripción definitiva en el 2024 ¿Por qué el nombre? “No recuerdo si alguien en especial lo propuso, buscamos a otros líderes regionales y en las reuniones surgió el nombre”, me dice Meza. Uno de esos jales distantes de Áncash fue Wilber Cutipa, ex candidato a gobernador de Puno. La ironía es que el afán de los partidos del Congreso por liquidar a los movimientos que les impedían consolidarse en regiones, llevó a que algunos de estos se lancen a competirles a nivel nacional.
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Ahora viene lo bueno. “Teníamos el consenso de que la clase política tradicional estaba agotada y necesitábamos un rostro nuevo, fresco para la política, que nos encarnara” ¿Cómo llegaron a Carlos, lo conocían personalmente?, pregunto impaciente. “Personalmente, no. Buscamos a Jeanette Emmanuel [la mediática fundadora de Santa Natura]. Ella no estaba interesada en participar, pero nos recomendó que buscáramos a Carlos Álvarez”. Meza, por caballerosidad no lo va a decir, pero la recomendación excedió a la recomendante.
Álvarez estaba en su propia búsqueda y ya se había reunido con algunos partidos. Su picazón política lo había llevado a decir públicamente en el pasado, desde el 2000, que barajaba candidatear a alcalde de Lima y eventualmente, a la presidencia. Pero no había dado los pasos oficiales que ha dado hoy. Quizá aún no los hubiera dado sino fuera por la temprana fecha de cierre de afiliación para postular, el 12 de julio del 2024. Esa es la segunda gran ironía: si los partidos en el Congreso adelantaron el calendario para pillar a los recién inscritos con los pantalones abajo y sin fichas; es posible que fastidiaron a varios de ellos. Pero a otros, como PPT, los ayudó a asegurarse las fichas que pelearán por reemplazarlos en el elenco de la política nacional. Uno de las decisiones adoptadas por PPT a propuesta de Álvarez, según me cuenta Meza, es esta: “Carlos tiene libertad para reunirse y establecer alianzas, pero nos ha dicho que no serán con ningún partido que hoy esté en el Congreso. Tampoco quiere que haya congresistas actuales en la lista” ¿Algún congresista actual se ha afiliado a PPT? “No, felizmente”.

Firme o bamba
Carlos Álvarez es hoy un personaje de transición, pero no para más sino para menos, aunque él tenga que verlo de otra manera. Me explico. Dejará de ser el comediante que sintonizamos para reírnos; para pasar al elenco de los políticos que todos se perciben, por tendencia generalizada, odiosos y aburridos. Álvarez se suele comparar con Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania que fue muy popular actor cómico. En su caso, la transición fue ayudada por una miniserie de TV en la que Zelenski encarnaba a un outsider presidenciable. Incluso, el nombre del partido del candidato de ficción, Servidor del Pueblo, se convirtió en el nombre del partido con el que ganó la presidencia.
En el caso de Álvarez, ¿qué palanca recibe la transición? Diría que el humor político. Carlos se especializó en imitar a políticos, al punto que incorporó a presidentes de la región (Pinochet, Bachelet, Hugo Chávez, Fidel Castro) con la ambición de tener un programa de impacto continental. Esa pretensión se esfumó, y siguió barajando -ya lo había hecho quinquenios atrás- la posibilidad de una candidatura a alcalde de Lima o a presidente. Otra ayuda en esta transición fueron sus programas de TV de concursos. Lo ligaron a algunas autoridades y políticos que colaboraban con los premios y obras de caridad. Pero mayor relación con los políticos del momento, tenía en sus imitaciones y entrevistas de ‘firme y bamba’. Álvarez no solo los vacilaba, les daba armas políticas: la katana a Fujimori, el zapato king size a Alan García, la ‘’ooooo’ arrastrada a Toledo, la bragueta a PPK. Algo se tenía que guardar para sí mismo, aún no lo vemos, pero debiera aparecer en campaña. En sus cumpleaños, una ecuménica tradición ya desactualizada, se codeaba gente de la tele, humoristas, autoridades y políticos. Álvarez era la visagra entre esos mundos y se insertó, como una cuña hilarante, en la TV política.
Tiene cuestionamientos, claro que sí, que en parte explican su afán de mantener prudente distancia con el fujimorismo. A fines de los 90, entró a TV Perú a hacer un programa en condiciones muy beneficiosas para el estándar del canal estatal aunque no para la TV abierta a la que estaba acostumbrado. Su manager Raúl Dávila fue nombrado gerente de producción del canal. Todo ello derivó en una acusación por presuntamente haber recibido dinero de Montesinos. Se le condenó en dos instancias, pero fue absuelto por la Suprema. Se recicló con brío y, con el boom de las redes, muchos de sus remedos se viralizaron.
Cuestionamientos más serios tiene Meza y los ha mencionado Álvarez en más de una ocasión, como para poner el parche. ‘Él será el presidente del partido, pero el candidato soy yo’ ha dicho de muchas formas. Meza me dice “he tenido como 30 denuncias y todas están archivadas, es lo que pasa a una autoridad en regiones que hace gestión y obras y no todos se quedan contentos”. Sin embargo, hay una que sigue vigente y él no tiene más remedio que hablar de ella. En su gestión de alcalde, el Consorcio Huaraz ganó la buena pro para ejecutar obras de agua potable y alcantarillado en la ciudad. El consorcio incurrió en incumplimientos e irregularidades que fueron toleradas por el municipio y ello derivó en un largo proceso con acusaciones de colusión para Meza, los consorciados y otras autoridades. El ex alcalde ganó en segunda instancia, pero la Suprema ordenó reabrir el caso. Ahora está nuevamente en segunda instancia. Meza me dice que confía en ser absuelto y que, por lo tanto, aunque no lo ha decidido aún, no ve razón para inhibirse de participar en la lista congresal o en las elecciones subnacionales.

En realidad, Meza tuvo un momento de celebridad nacional en el 2022, aunque preferiría olvidarlo. Zamir Villaverde, el controvertido colaborador eficaz, dijo que había sido testigo de conversaciones del informal comando castillista de campaña, en el que según él estaba Meza, al que oyó jactándose de su relación con el entonces presidente del JNE Jorge Salas Arenas y haber hecho coordinaciones ‘fraudistas’ con aquel. Villaverde, según serios trascendidos, ha sido eficaz aportando pruebas de las tramas corruptas en el MTC y otras áreas del Estado, pero del fraude electoral no ha trascendido nada. Meza ni siquiera es investigado por eso. Lo que sí tuvo que ventilar es que fue enrolado por su amiga Silvia Barreda, ex alcaldesa de Villa María del Triunfo, en el equipo de Bruno Pacheco, a quien Castillo ya había fichado para ser su secretario general del despacho presidencial. Durante agosto del 2021, Meza cuenta: “no trabajé en la campaña, de manera informal fui parte del equipo de Pacheco en Palacio, trataba de ayudar, porque Pacheco era una nulidad en gestión, pero no llegué a ser contratado, porque no tengo el perfil de abogado que se requería y había mucha improvisación. Felizmente, no me quedé y regresé a mi tierra a proseguir mi carrera política”.
Le pregunté a Meza si su disposición a colaborar con el castillismo demuestra simpatías de izquierda. “Somos en el partido políticos pragmáticos, yo diría que de centro, nos interesan las preocupaciones de la gente, la inseguridad, que haya menos plata en los bolsillos”. En el punto de inseguridad coinciden plenamente con la prioridad que le da Álvarez. El 80% o más de su discurso está destinado a hablar de ellos, alternando propuestas efectistas con manejo de cifras de fuente cierta. Incluso, plantear penas de muerte y expulsiones a extranjeros, le costó una denuncia penal de un ciudadano pidiendo la disolución del partido. El Ministerio Público abrió un proceso de investigación contra PPT y contra Fuerza Popular por una denuncia similar. Ni PPT ni FP tienen que preocuparse por esto: el Ministerio Público casi pidió disculpas por abrir el proceso y la ocasión sirvió de publicidad para el partido y para Meza, que apareció de vocero recordando que Álvarez manda en campaña pero la organización tiene un líder.
Álvarez se jacta de tener un acuerdo generoso, con amplia libertad para poner su gente, sus ideas y sus condiciones. Le pregunto a Meza si así son las cosas y no lo desmiente. “Efectivamente, hemos conversado con Don Carlos [él tiene 44 y el candidato 61] y él tiene libertad de poder convocar a los mejores líderes gremiales, profesionales, sin limitar a alguien porque sea de derecha, izquierda o centro. Se trata de que tenga el mejor equipo”. Es un acuerdo generoso, vaya que sí ¿Y el partido no se guarda un espacio para sus cuadros y sus propuestas? “No es una repartija, no hemos pactado, ‘tú pones el 1, yo el 2, tu el 3 y el 4’. Hemos conversado y el entendimiento fluye de lo más bien. Se trata de que Carlos tenga el mejor equipo posible. Si el partido propone algunos buenos cuadros y él piensa que son intachables, que queden”.
En la segunda parte de la respuesta de Meza, la generosidad se relativiza. La cúpula original del ‘maicito’ no fundó País Para Todos para que un candidato se las lleve todas. Estas pujas, créanme, se están dando o se van a dar en todos los partidos, según el aura electoral y la muñeca del candidato, más el peso del aparato y las finanzas de cada cual. En este momento, Álvarez, según mis fuentes, brega por que se cumplan sus condiciones, aunque le pese a la cúpula de PPT. Sobre el respaldo financiero, Meza responde, tras un prolongado silencio, que cada dirigente está viajando con su peculio.
La pregunta de ‘dónde sacan la plata’ es la más difícil de responder por la mayoría de partidos, sobre todo los nuevos, que no cuentan ni con financiamiento público ni con aportantes conocidos. Le pregunto si se porta su empresa Pinturas Andinas, que produce y comercializa pinturas y tiene sede en Áncash y en Lima. Me esquiva, risueño, la pregunta. Meza es administrador de empresas y combina la política con su actividad empresarial. Asegura que no tiene contratos con el Estado. Sus hermanos tienen empresas de construcción; pero apenas los menciono los saca de la foto diciendo que son independientes y a veces contratan con municipios. Carlos Álvarez, a sus 61 años, lleva 4 décadas de ‘outsider’ imitando a políticos. Lo que muchos postulantes ‘insiders’ llevan formándose. Bajo las máscaras de sus remedados, late una personalidad con inseguridades e incertidumbres, que tienen que procesarse en la campaña. Por algo, Carlos no ha sido estrella de ‘stand up comedy’, que obliga a trabajar el humor con el ‘yo’ que se prodiga, sincero y autoescarnecido, al público. La candidatura presidencial sería su primer ‘stand up’, en serio.











