Carlos Nostre, exdirector de contratos de Odebrecht, ratificó en el juicio oral por el caso del Metro de Lima que la constructora pagó sobornos a funcionarios peruanos para asegurarse la licitación de esta obra durante el gobierno de Alan García. Se trata del primer exdirectivo de la empresa brasileña que declara en este juicio y de un testimonio que -según conoció El Comercio- la fiscalía considera como muy importante para el caso.
El testigo se presentó el último jueves en el juicio, que comenzó en diciembre del 2022 y es dirigido por la jueza Fernanda Ayasta. Su participación se realizó de forma virtual desde una sede diplomática del Perú en Portugal, país donde reside tras salir de la empresa en el 2020. Al inicio, precisó al juzgado que tiene un acuerdo de colaboración eficaz con la justicia peruana aprobado en el 2019.
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Según la declaración, quien le hizo la propuesta para pagar un total de US$ 7.4 millones cambio de verse favorecido en la licitación de los tramos 1 y 2 fue el exviceministro del MTC Jorge Cuba; dinero que iba ser destinado para él y los miembros del comité de licitación. Sin embargo, agregó que estos últimos también le pidieron pagos adicionales por un total de US$ 2.2 millones.
El testigo refirió que con este acuerdos se aseguraron el control de los comités de licitación del tramo uno y tramo dos, que iban a ser manejados por Jorge Cuba; así como la participación de Odebrecht en la elaboración de las bases de la licitación. Además, afirmó que los pagos se hicieron principalmente por transferencias bancarias, pero también en efectivo que él mismo entregó.
El interés de Odebrecht
Carlos Nostre fue interrogado inicialmente por el fiscal José Domingo Pérez, quien presentó la acusación por este caso y lo propuso como testigo para este juicio. En sus primeras respuestas, detalló que trabajó para Odebrecht en Brasil (1993-97 y 2019), Angola (1997-2007 y 2019-2020), Perú (2007-15) y Venezuela (2015-19). En Perú, su jefe fue Jorge Barata y trabajó con el proyecto del Metro de Lima hasta 2014.
De acuerdo con el testigo, Odebrecht -en particular Jorge Barata- comenzó a interesarse por el Metro de Lima cuando la obra dependía de ProInversión. Pero como director de contratos, consideró que las condiciones de esa licitación, que eventualmente quedaría desierta, representaba un alto riesgo para la empresa. Por lo tanto, no se presentaron a esa primera licitación.
Tras ello, el proyecto pasó a depender del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y Jorge Barata, según Nostre, le pidió “seguir trabajando” y buscando información sobre la nueva licitación. Un aspecto que le comentó su jefe, recordó, era que Alan García había iniciado la obra y que por entonces él “tenía interés en que se concluyera durante su mandato y seguramente lo iba a seguir empujando”.
Luego, conoció que la persona en el MTC que iba a estar “encargada” del proyecto era el entonces viceministro de Comunicaciones, Jorge Cuba, quien hoy es el principal acusado en este juicio. Para él, el fiscal pide una condena de 35 años de prisión por los delitos de colusión, tráfico de influencias y lavado de activos.
Nostre detalló que fue Luis Weyll, otro exdirectivo de Odebrecht, quien le dio esa información, refiriéndole que era una “persona de confianza” del entonces ministro del sector, Enrique Cornejo. Además, indicó que fue él quien le organizó una serie de “reuniones iniciales” con Jorge Cuba en el mismo MTC.
“En esas reuniones, el señor Cuba se presentó y me dijo que estaba encargado por el ministro para hacer que el concurso funcione, para hacer un diseño que sea factible, y que quisiera escuchar a nosotros como empresa grande, cuáles habían sido los principales problemas en ProInversión”, relató.
Consultado por el fiscal, Nostre detalló que Cuba dijo ser una “persona de confianza” del ministro y que el Metro de Lima era una “obra política, una obra de importancia para el presidente Alan García”. Además, indicó que en esa reuniones iniciales se abordaron temas sobre el lanzamiento de la licitación, ya que hay “muchas decisiones iniciales donde direccionas cómo va a ser diseñado un concurso”.
El primer pacto
Indicó que, en reuniones posteriores, Jorge Cuba le manifestó que “había un interés de que la empresa Odebrecht fuese la victoriosa de ese concurso, porque necesitaba terminarse antes de la salida del presidente Alan García, era una obra de interés público”. “Creía que nadie tenía condiciones de terminar en el plazo, antes de que el presidente se fuera”.
Según su relato, el entonces viceministro le aseguró que él iba a manejar todo el proyecto: la ejecución de las bases y la designación del comité seleccionador: “En ese momento, dice que podría ayudar a la empresa a cambio de una contrapartida. Ahí me pide una suma de dinero para que él favorezca a la empresa y haga que gane el concurso”.
“Ustedes van a participar de la elaboración de las bases, yo voy a estar encargado de designar al comité que va a estar en ese concurso [...] Eso fue justo cuando se escuchó que [el proyecto] pasaría al MTC, muchísimo antes de la convocatoria de las bases. Después de eso, la empresa fue parte de la elaboración de las bases. Creo que empieza en febrero del 2009″, afirmó el testigo.
Nuevamente cuestionado por la fiscalía, Nostre detalló que el pedido fue de “una suma de dinero a cambio de hacer que la empresa gane el concurso”. Si bien dijo no recordar el monto que le propuso Cuba, dijo que al no tener autorización para tratar esos temas, se lo comunicó a Jorge Barata: “Lo hice y me dijo que eso es mucho, lo que estamos dispuestos a pagar es US$ 1 millón 400 mil″.
“Regreso a Jorge Cuba, le digo eso y eso fue el acuerdo final: US$ 1.4 millón, donde sería un millón para su persona y 400 mil que iba a dividir para el comité del concurso”, afirmó el testigo. “[Jorge Cuba] aseguraba que ganaríamos el concurso del tramo 1. Primero, participando en la elaboración de las bases del concurso, manejadas por un comité que él me aseguraba que sería puesto por él”, reafirmó.
En cuanto al comité, dijo que inicialmente no sabía quiénes lo iban a conformar pero que luego las fue conociendo. “Constaté que él [Jorge Cuba] realmente estaba a cargo [...] Conocí a Santiago Chau y Jesús Munive [miembros del comité]”. También conoció al hoy acusado Edwin Luyo como “una persona encargada de hacer los documentos de las bases” y miembro suplente del comité.
Incluso dijo que Santiago Chau le manifestó estar de acuerdo con el acuerdo que él hizo con Jorge Cuba y que lo iba a apoyar, pero que no estaban conformes con el monto destinado al comité: “Querían un acuerdo aparte con la empresa. Me solicitaron una suma de US$ 400 mil para cada uno [...] Fui a mi superior Jorge Barata y él me dice que podía cerrar el trato con ellos. Vuelvo, me reúno y les digo que está ok”.
Los pagos
Así, Odebrecht obtuvo la buena pro a fines del 2009 e inició las obras del tramo 1 de la Línea del Metro de Lima en marzo del 2010. Para esto, la constructora se asoció con la peruana Graña y Montero (hoy Aenza), que -según dijo- se encargó principalmente de la construcción de las estaciones. El propio Nostre fue el representante legal del consorcio.
El testigo también se refirió a cómo se hicieron los pagos, explicando que esos temas eran “manejados por Jorge Barata”. “Había un monto aprobado, por ejemplo el de un millón para Jorge Cuba. Barata aprobaba con su superior, que era Luiz Mameri, y me decía que el monto estaba aprobado”, dijo
Agregó que su relación era con Luiz Eduardo Soares, del área de operaciones estructuradas de Odebrecht, la división de la que salía el dinero paro pagos ilícitos. “Yo hacía la programación. Por ejemplo, iba a programar un millón de dólares y él me decía que las personas tenían que abrir una cuenta corriente en el exterior porque nosotros trabajamos con transferencia”.
Agregó que “algunos pagos eran hechos en efectivo [...] Jorge Barata me entregaba y o entregaba a ellos, pero la mayoría de los pagos fueron hechos por transferencias bancarias”. Según dijo, las transferencias eran hechas así: un intermediario ayudaba para que las personas abran cuentas y luego, él le indicaba a Soares el monto y las personas a las que se iba a hacer la transferencia.
El testigo dijo no recordar exactamente a quiénes dio dinero en efectivo, pero que está “seguro de que he entregado pagos a Jorge Cuba, a Edwin Luyo, a Santiago Chau.”. “Eran variables, US$ 20 mil, US$ 30 mil [...] Buscaba un paquete con Jorge Barata y les entregaba a ellos [¿Dónde les entregaba?] Muchas veces iba al consorcio, hasta mi oficina, algunas veces los buscaba, en la casa de Jorge a veces”.
En cuanto a los pagos por transferencia, indicó que Soares le avisaba que se había hecho el pago y que él le avisaba al funcionario. “Los que estoy seguro de que han abierto cuentas [para recibir esos pagos] han sido Jorge Cuba, Santiago Chau, Edwin Luyo, Mariella Huerta”, afirmó.
El segundo pacto
Continuando con su relato, Nostre dijo que un esquema similar se repitió en el tramo 2 de la Línea Uno, pero que allí los pagos que le pidieron fueron mayores. “Meses antes de que exista cualquier documento para el concurso del tramo 2, ya se venía conversando de cuando iba a ser [...] Teníamos una relación muy fuerte con la ATE (Autoridad del Tren Eléctrico)”.
“En un momento, él [Jorge Cuba] me dijo: también vamos a trabajar en la etapa 2, que va a ser el comité, el mismo modo; el ministro Cornejo también confía en mí el tramo 2, el presidente García quiere concursar el tramo 2 antes de que él salga para que nadie lo detenga. Es su sueño de tener la obra completa”, declaró.
Cuando el MTC finalmente decide licitar, indicó, Cuba lo buscó para “empezar a trabajar en las bases”, pero que antes debían hacer un acuerdo distinto, ya que “había trabajado mucho y este era una obra más grande”. “Me pide una cantidad de dinero para que hiciéramos el mismo acuerdo que en el tramo uno. Él me solicitó, por el tramo dos, US$ 5 millones para su persona y US$ 1 millón para el comité”.
El acuerdo, eso sí, garantizaba lo mismo que en el tramo uno, según el testigo: “Garantizó que ganaríamos el concurso como en el tramo uno. Con esa dos vertientes: que el comité estaría bajo su mando y haría lo que él diga, y que nosotros trabajaríamos apoyándolo en los documentos de las bases”. Los integrantes fueron Mariella Huerta (presidenta), Jesús Munive y Edwin Luyo. Santiago Chau pasó a ser suplente.
Nostre aseguró que conversó sobre la nueva propuesta con Jorge Barata y que a este le pareció “exagerada”, pero acabó aceptando: “Volví donde Cuba, dije que era mucho, él dijo que debería ser ese monto. Volví a Jorge Barata, le dije que no quiere bajar, que es mucho más trabajo. Ahí Jorge me dijo: entonces cierra con él, lo tenemos que hacer. Pero sí le pareció una cantidad exagerada”.
Con el acuerdo cerrado, continuó, las bases se desarrollaron igual que en el tramo uno: “Aportamos algunos puntos importantes para la calificación previa con mira a disminuir la cantidad de postores que participarían en el proyecto. También aportaríamos con elementos técnicos para la elaboración de los requisitos y la propuesta técnica”.
Ante una consulta del fiscal, el exdirectivo añadió que, así como en el tramo uno, Edwin Luyo le volvió a pedir un pago adicional por US$ 1.4 millón, que “según él era para él y para Mariella Huerta”. “Del mismo modo, me busca Santiago Chau [...] y pide la misma cantidad de dinero del tramo uno: 400 mil dólares”, agregó.
Para el tramo 2, también se asociaron con Graña y Montero y el propio Nostre fue el representante legal del consorcio. “La distribución de utilidades inicial era de 33% para Graña y Montero, 67% para Odebrecht”, detalló
En esa línea, indicó que cuando comenzaron a darse los pagos ilícitos, él y Jorge Barata consideraron que su socia peruana también debía encargarse “de la parte de ellos”. Por ello, crearon un rubro dentro del consorcio llamado “riesgos adicionales”, a donde se cargaban los montos de los pagos ilícitos.
“Nunca hablé claramente con Juan Manuel [Lambarri, representante Graña y Montero en el consorcio] de eso. En la primera reunión que me preguntó qué son los ‘riesgos adicionales’, le dije ‘son los pagos para funcionarios...’, y el dijo ‘no, no, no, no quiero hablar de eso, ya sé'”, manifestó. Así, según el testigo, el represente de su socia ya sabía a que referían esos “riesgos adicionales” cada vez que surgía el tema.
Seguirá declarando
El testigo también fue interrogado por la procuraduría, que hizo énfasis en que reconozca documentos para acreditar su condición de representante legal del consorcio; y por los abogados de dos acusadas: Mariella Huerta y Magdalena Bravo, integrante del comité del tramo uno.
El abogado de Mariella Huerta le pidió precisar quién le presentó a su defendida. Nostre respondió que fue Edwin Luyo al momento de hablar sobre el “apoyo” en la licitación, pero que no recuerda si ya la había conocido antes. Respecto a si le entregó dinero en efectivo, dijo que no recordaba, pero que “no podía decir que no”.
A su turno, el abogado de Magdalena Bravo hizo referencia a las declaraciones que dio el hoy testigo en el 2018, durante la etapa de investigación, lo que fue rechazado por la juez y el fiscal. Luego, le hizo preguntas sobre cómo le llegaba la información referida a las bases que manejaba el comité y sobre si tuvo alguna coordinación sobre su defendida.
Las preguntas de este último abogado, que ocasionaron varias objeciones del fiscal, se extendieron por más de una hora y media. Finalmente, la jueza optó por suspender el interrogatorio al ser ya las cinco de la tarde en Perú y las once de la noche en Portugal, desde donde declaraba el testigo. Así, su declaración continuará en la próxima sesión del juicio, programada para este jueves 22 de junio.