Un sabor distinto por cada día de la semana: el innovador concepto de pollo a la brasa que conquista Surquillo

En Perú, donde el pollo a la brasa es parte de la identidad culinaria, pocos se atreven a innovar. Pero en Surquillo, un local está marcando la diferencia. Siete Pollos nació hace casi tres años con una propuesta que combina creatividad, sabor y una visión clara: ofrecer una experiencia distinta para cada día de la semana.

El concepto es sencillo, pero potente: cada día tiene un pollo diferente. “Ofrecemos siete sabores distintos de pollo, uno por cada día de la semana. Es nuestra manera de sorprender a los clientes que nos visitan más de una vez”, cuenta una de las encargadas del local, quien enfatiza que los comensales ya vienen preguntando qué sabor toca ese día.

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Los lunes, el protagonista es el Pollito Light, una opción más ligera con jengibre y un toque de jugo de naranja, ideal para iniciar la semana con suavidad. El martes llega con fuerza gracias al Pollo al Curry, de aroma envolvente y sabor ligeramente salado. Miércoles oriental: el Chinito, preparado con salsa de ostión y sillao, es el más pedido por el público.

Los jueves son del Hierberito, un pollo aromatizado con romero, tomillo y orégano. El viernes toca el turno del pollito BBQ, con un toque dulce que no empalaga y que conquista paladares. Y para quienes no pueden vivir sin el sabor tradicional, todos los días se puede pedir el clásico pollo a la brasa o el broaster crocante.

Más allá del pollo: la familia “Pío” crece

El concepto se refuerza con platos cuyos nombres empiezan con “Pío”, creando una narrativa “divertida” alrededor del menú. Así nacieron los PioTanes, una entrada de wantanes rellenos de pollo a la brasa acompañados de salsa de tamarindo, y el PioPuerto, una propuesta que une al típico arroz chaufa con los fideos chinos con trozos de pollo a la brasa.

También destacan platos como el PioMonster, pensado para quienes llegan con mucha hambre: un cuarto de pollo, arroz chaufa, papas fritas y ensalada. O la milanesa napolitana, acompañada de papas y presentada con queso fundido y tomate. La idea es clara: no se trata solo de comer pollo, sino de vivir una experiencia completa, donde cada plato tiene personalidad propia.

“Hace dos años no teníamos ni los piotanes, ni el pioporto, pero los clientes nos pedían más variedad y queríamos ofrecer algo distinto sin alejarnos del pollo”, explican.

El camino no ha sido sencillo, pero el crecimiento es visible. Hoy el local ya es reconocido en Surquillo y recibe pedidos constantes para probar toda la gama de sabores. Aunque el formato está pensado para ofrecer un sabor por día, quienes deseen una degustación completa pueden hacer una reserva previa y coordinar una experiencia especial donde se presenten las siete versiones de pollo en un solo encuentro.