“Iba caminando cuando vi una fila de gente de 20 o 30 metros frente a un puesto de comida -apenas iluminado- desde el cual se levantaban nubes de vapor”, escribió el empresario japonés Momofuku Ando en su autobiografía titulada “La historia de la invención del ramen instantáneo”. “La gente, que estaba vestida con harapos, tiritaba de frío mientras esperaba su turno. La persona que estaba conmigo me dijo que estaban haciendo fila para conseguir un tazón de ramen”, refiriéndose al tradicional caldo japonés.
Ando pensó que unos simples fideos sin sabor no resolverían el problema del hambre. Lo que él quería era crear una sopa con fideos que fuera sabrosa, barata y muy simple de preparar. Obsesionado con esa idea, estuvo ensayando en una cabaña de Osaka distintas fórmulas para lograr ese producto que le quitaba el sueño. Consiguió una máquina para hacer fideos de segunda mano y un wok gigante. Ensayó y ensayó como un químico en un laboratorio, hasta que en 1958 logró crear un nuevo alimento que revolucionó la tradición culinaria.
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Se trataba de un revolucionario caldo con fideos que se hizo conocido popularmente en Japón como “magic ramen”. Lo suyo no fue inventar una variante de fideos o una receta novedosa mezclando ingredientes impensados. No. Lo que hizo fue inventar unos fideos o ‘noodles’ que se pueden secar, empacar y rehidratar en 3 minutos con agua caliente. Y medio siglo después, su invento sigue vendiéndose alrededor del mundo.
En los últimos años la empresa se ha diversificado, vendiendo alimentos congelados, sopas y postres.
La vida de Momofuku Ando
La historia empresarial de Ando no fue nada fácil. Tenía 48 años cuando inventó el ramen instantáneo que lo harían famoso y millonario, pero eso ocurrió tras una larga lista de fracasos comerciales.
Sus padres murieron cuando era un niño. Criado por sus abuelos, trabajó en un par de tiendas de venta de tela y años más tarde intentó sacar adelante varios emprendimientos vendiendo sal, proyectores con “linternas mágicas” y casas prefabricadas.
Todos fallaron.
Más tarde, en 1948, fue arrestado por evasión de impuestos y tuvo que pasar dos años en la cárcel. El emprendedor negó en su autobiografía los cargos que le imputaron y defendió el argumento de que lo encarcelaron por haber dado becas a estudiantes, algo que en esa época era considerado como un mecanismo para evadir impuestos.
Tras ser liberado, el empresario estaba en la ruina y tuvo que empezar de nuevo. Era la década de los 50 y para buena suerte de Ando, Japón también estaba comenzando a ponerse de pie.
El origen del ramen instántaneo
El país empezó a modernizarse, se abrían supermercados, el poder adquisitivo estaba aumentando gradualmente y la televisión estaba penetrando los hogares.
En ese contexto, el empresario se propuso crear el nuevo alimento, para venderlo primero en el mercado interno y luego en el resto del mundo.
En 1970 comenzó a exportar su ramen o sopa de fideos deshidratada a Estados Unidos. Un año después, creó “Cup Noodle”, básicamente una versión de su producto original, pero con una diferencia: los clientes podían comprarlos y prepararlos en el mismo recipiente.
Ese giro en el producto, hizo que su pequeña empresa nacida en Osaka, Nissin Foods, se transformara en una gigantesca multinacional con subsidiarias en más de una decena de países.
Así fue como una comida creada para alimentar a las masas hambrientas de un país que tenía que levantarse del suelo, terminó convirtiéndose en una comida rápida que sigue teniendo éxito entre universitarios, personas con bajo presupuesto y todos aquellos a los que no les gusta cocinar.
Y cuando había conseguido que sus ramen instántaneos fueran un producto global -con fábricas distribuidas en distintos países y ventas millonarias alrededor del mundo- Momofu Ando se propuso traspasar los límites del planeta Tierra y llevar su producto al espacio.
Cuando en julio de 2005 el transbordador espacial Discovery fue lanzado al espacio, llevaba en la despensa paquetes de ramen instantáneo para que el astronauta japonés, Soichi Noguchi, pudiera alimentarse.
“He cumplido mi sueño de que los ‘noodles’ llegaran al espacio”, dijo el empresario.
Momofuku Ando murió en 2007 en Japón a los 96 años y hasta ahora sigue siendo recordado como uno de los grandes genios empresariales japoneses del siglo XX.
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