Emily tiene 8 meses de edad. Es una bebe alegre, robusta, rosada y de sonrisa fácil. Al verla, cuesta imaginar que nació con un tumor vascular hepático gigante, de 750 gramos; casi la cuarta parte de su peso total. Su abdomen era inmenso y su piel, grisácea. Su cuadro era sumamente complejo, pues también presentaba insuficiencia cardíaca congestiva con edema pulmonar. Su corazón y pulmones se llenaban de sangre. Ella es lo que se considera una proeza médica, pues su caso no tiene precedentes.
Esta guerrera vino al mundo a las 34 semanas de gestación. Su mamá, Alysson Muñoz, viajó desde Pacasmayo a Lima apenas su ginecólogo le advirtió de que algo marchaba mal en el embarazo. Sospechaba que la niña venía con un tumor en el riñón y necesitaba ser atendida en un centro médico con especialistas altamente capacitados y tecnología avanzada. Fue así que llegó a la Clínica Internacional, donde le practicaron una serie de pruebas y detectaron una enorme masa en el hígado de Emily. Los médicos recomendaron efectuar una cesárea de emergencia.
Cuando nació, su estado era crítico: presentaba una gran dificultad respiratoria y cardíaca, plaquetopenia (nivel muy bajo de plaquetas en sangre), entre otras complicaciones. Sus probabilidades de recuperación eran escazas. Sin embargo, los médicos estaban dispuestos a luchar por su vida.
A pesar de su fragilidad, se le tomaron una serie de imágenes diagnósticas. El resultado de los exámenes fue demoledor: hemangioma hepático gigante debido a una malformación vascular. El tumor era inmenso, medía 12 x 14 x 15 cm y no dejaba de crecer. Hasta la fecha se desconoce la causa de la formación de esta masa en el hígado, compuesta por una maraña de vasos sanguíneos. Condición que origina una gran concentración de sangre en la zona, con alto riesgo de sangrado.
SIN REFERENCIAS
En estas circunstancias, el caso de Emily se convirtió en motivo de estudio, por lo insólito. Más de una decena de doctores del Servicio de Pediatría de la Clínica Internacional comenzó a buscar información al respecto. No existía en el Perú, ni en el mundo, registros de pacientes similares. Nadie había reportado hemangiomas gigantes en etapa neonatal.
Esto no desalentó a los especialistas. La salud es todo y analizaron todo para salvarla. Después de manejar la insuficiencia cardíaca, decidieron comenzar con el tratamiento. La posibilidad de una cirugía abierta para extirpar el tumor y la embolización vascular estaban descartadas por dos razones: la primera, porque podía morir desangrada en segundos; y la segunda, porque ingresar por la ingle hasta el hígado para bloquear el flujo de sangre en el tumor era muy peligroso, era muy chiquita.
Optaron por un tratamiento medicamentoso de bloqueador cardíaco con betabloqueadores y corticoides, a fin de reducir la frecuencia cardíaca y el flujo sanguíneo en el hemangioma, para que este se achique poco a poco. Nunca se había utilizado este método en un recién nacido. Los resultados serían lentos, pero valía la pena correr el riesgo y esperar. No se equivocaron. En una semana, el tamaño de la masa disminuyó un 10%.
“Fuimos muy cuidadosos. Teníamos que darle la medida exacta de medicación porque si nos excedíamos la bebe podía sufrir un paro; y si era poco, no tendríamos ningún resultado”, refiere Abel Salinas, Jefe del Servicio de Pediatría de la Clínica Internacional. Luego de dos meses, la pequeña fue dada de alta y pudo retornar a casa para conocer a Samanta, su hermana mayor, y a toda su familia. El tumor se redujo un 75% y los controles ecográficos eran cada quince días.
Salinas confiesa que, en un momento del tratamiento, se decidió prescindir de uno de los dos medicamentos por la sugerencia de un estudio médico en niños con hemangiomas. Sin embargo, esto significó un ligero retroceso porque el tumor volvió a crecer, pero cuando retornaron a la dosis habitual, las cosas volvieron a funcionar. Hoy el hemangioma mide menos del 10% de su tamaño inicial y se espera que en dos meses Emily sea dada de alta por completo.
“Quiero agradecer a todo el equipo médico, a las enfermeras y a las técnicas que han permitido que este caso sea un éxito. Así como a los papás de nuestra pequeña paciente. Nunca perdieron la fe ni la convicción de que podíamos sacarla adelante y apostaron por un protocolo inusual en recién nacidos”, manifiesta con satisfacción.
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