Romina Castro era una de esas niñas que siempre lo querían saber todo. Sobre todo si de temas referidos a sexualidad se trataba. “Mamá, ¿por qué se besan?”, “mamá, ¿cómo se hacen los niños?, “mamá, cuándo voy a tener tetas grandes?” Cuando le llegó la pubertad, Romina se obsesionó con el tema de la menstruación. Cada día despertaba ansiosa de encontrar en sus prendas íntimas aquella manchita roja que le anunciara el comienzo de una nueva etapa. Cansada de la espera, una mañana manchó su trusa con la tinta de un plumón rojo para fingir “la regla”. Ese día sí se coronó.
Toda esa inquietud motivó que la joven se dedicara a investigar sobre el tema hasta que a los 20 años, cuando ya iba en el segundo año de la carrera de administración de empresas, descubrió que existía la sexología, una ciencia que estudia la sexualidad del ser humano, el comportamiento sexual y sus diferentes manifestaciones, desde el punto de vista psicológico y fisiológico. Ese día dejó esa carrera e inició su camino académico e investigativo para ser sexóloga.
Romina ha publicado ¡Oh, sí! (editorial Grijalbo), un libro con el que busca educar y desmitificar todo lo que se ha venido hablando acerca de la sexualidad y que muchas veces es falso (como el tema del porno), y empoderar a las mujeres para que sepan pedir (lo que quieren) y también sepan decir no. Esta es una guía con los diez principales consejos de Romina Castro que te llevarán a la gloria directo y sin escalas.
1. En primer lugar, es básico e indispensable el autoconocimiento desde el cuerpo, desde lo físico y desde las sensaciones. El conocer nuestro cuerpo, implica conocer y aceptar nuestros genitales, así como todas las partes de nuestro cuerpo que nos dan placer.
2. Además de conocer cómo es nuestra estructura anatómica, es necesario poder saber cómo funcionan. Ya sabemos cómo se ven, ahora es momento de conocer su funcionalidad en cada una. La auto exploración y tocamiento es importante para conectar con nuestra emoción erótica, para conocer cómo nos gusta que nos estimulen. Nosotras seremos las guías de nuestras parejas sexuales, y para ello debemos explorar cómo nos gusta tocarnos, con qué intensidad, con qué movimientos, con qué presión, etc.
3. Tener seguridad en sí misma ayuda mucho en poder disfrutar de nuestro cuerpo en el momento de tener relaciones sexuales. Muchas veces las mujeres están pensando en sus defectos físicos como en los rollitos de más, en las arrugas, en las estrías, etc. y no se concentran en el aquí y ahora. El orgasmo es mental, así que si no nos aceptamos como somos y no nos entregamos al 100% en ese momento, estaremos distraídas y no será posible lograr llegar al orgasmo.
4. ¡Relajación! Mientras más tensas estamos, más lejos estamos de disfrutar de un buen orgasmo. La mayoría de disfunciones sexuales (la anorgasmia más que nada) es justamente por estar ansiosos o tensos en el momento de tener sexo y no lograr relajarnos. Al relajarnos restaremos enviando las señales correctas a nuestro cerebro y este estará más preparado para enviar sus propias señales al resto del cuerpo para poder disfrutar. El estar relajada ayuda mucho a que haya mayor lubricación y dilatación también.
5. Conocer a nuestro gran amigo el clítoris. Saber que es el único órgano que está en nuestro cuerpo para darnos placer y nada más. Olvidarnos de la idea que existen varios tipos de orgasmos (los más comunes el clitorial y vaginal) nos va a ayudar mucho a lograr tener uno, ya que muchas veces por esperar ese anhelado "orgasmo vaginal" nos frustramos y no disfrutamos. El orgasmo es cerebral. Es por eso que muchas mujeres experimentan orgasmos en distintas partes del cuerpo como por ejemplo los pezones, o las pantorrillas. El clítoris es todo un cuerpo cavernoso que va hasta el interior de la vagina y nos puede regalar orgasmos a través de la penetración. No son cosas distintas.
6. Saber que tenemos todo el derecho de pedir lo que nos gusta, sin sentir vergüenza. El depositar nuestra responsabilidad sexual en el otro es un grave error porque estamos esperando que el otro/la otra sepa qué hacer con nuestro cuerpo cuando en realidad al revés. El conocer nuestro cuerpo justamente va a hacer que nos atrevamos a pedir lo que sabemos que es bueno para nosotras. Lo que le complace a una, no quiere decir que también me va a complacer a mí. Cada cuerpo es distinto.
7. Saber decir que no. Así como tenemos voz para pedir, también tenemos voz para decir que no. Para disfrutar de un orgasmo debemos saber y conocer cuáles son las partes de nuestro cuerpo que no nos van a llevar por ahí. Un ejemplo es cuando algunas mujeres intentan siempre tener sexo anal porque piensan que por ahí podrán experimentar uno. Cuando les pregunto si lo disfrutan, no solo me responden que no lo hacen, sino que nunca pensaron en hacerlo y que solo lo hacen por complacer a la pareja. Si no sabemos decir que no, y no sabemos que primero debemos complacernos a nosotras antes que al otro, entonces estaremos dificultando nuestra llegada al clímax.
8. Saber identificar nuestros momentos de estrés. Es indispensable saber que el estrés y la ansiedad son los primeros causantes del bajo deseo sexual y por consecuente, imposibilitan el tener un orgasmo. Si sabemos identificar estos momentos en nuestra vida, sabremos tener paciencia y no frustrarnos, ya que es algo pasajero. Esto nos ayudará también a saber manejar esos momentos con buena respiración y actividades que nos ayudan a sacar esa energía.
9. Mover la pelvis. El mover la pelvis ayuda a tener orgasmos, ya que cuando lo hacemos no solo nos estamos auto erotizando, sino también estamos manteniendo la sangre en nuestra zona pélvica y es más probable poder disfrutar de un orgasmo intenso.
10. Tener información clara de nuestros anticonceptivos. Muchas mujeres no logran tener un orgasmo porque hay un miedo inconsciente de salir embarazadas o contraer alguna ITS. Si estamos seguras y confiadas que estamos velando por nuestra salud sexual con un buen anticonceptivo que este diseñado para nosotras, entonces nos ayudará a relajarnos y a poder disfrutar plenamente.