Si fuiste adolescente en los 90, no necesito presentarte a Jorge Enrique Madueño Vizurraga, vocalista y músico conocido no solo por su paso por diferentes grupos de culto de aquellos años violentos, sino también por sus trabajos en solitario y su participación tanto en el cine como en las tablas. Siéntese y disfrute esta conversación.
-Estás lanzando un nuevo sencillo de tu última producción, XXX. Uno de los personajes del video es un drag queen… (me interrumpe).
...Es como una mezcla, ¿no? Me hubiera encantado tener la altura artística para hacer un drag…
-¿Por qué un drag como personaje principal de tu video?
-Es un tema, básicamente, artístico. A mí me gusta mucho el cine de Almodóvar, el cine de David Lynch; me gusta el cine de Tarantino. Todo este mundo de personajes de la tangente social, ¿viste?, que son mundos un poco más extraños. Me gusta ese tipo de literatura, también. Entonces, apareció la idea de que al final de la canción entrase un personaje que rompiera, magistralmente, haciendo el solo de guitarra. Esto es 100% artístico.
-Yo hubiera pensado que el video era una forma de apoyar y visibilizar a la comunidad LGTBI...
-Este video se hizo hace un año y medio. Yo soy un artista que cree en la libertad. No soy una persona que viva circunscrita y limitada por cánones. Eso, en lo personal, y en lo artístico soy muy libre. No me limito pensando en que esto puede interpretarse de un modo u otro. Pienso mas en términos artísticos. No había ninguna intención de hablar de una comunidad u otra. Aunque para hacer el vídeo, sí he trabajado con un drag queen real, sí he tenido aproximación al mundo del drag queen para poder comprenderlo y para poder hacer este papel. Mira, a mí me parece muy bien que cualquier tipo de expresión, en mi caso que esto… Se alinearon los planetas, te digo. Lo digo porque nosotros lanzamos esto la semana pasada y justamente sucedió lo de la separación de las vías por género y se ha puesto sensible este tema. Me parece una alineación de planetas increíble: vivimos en una sociedad absolutamente tradicional y moralista. Yo soy más liberal en ese sentido y mi trabajo nunca va a encontrar límites por ese motivo. Creo más en el arte. Yo cada vez respeto menos convenciones dentro del pop, cada vez las respeto menos. El pop es un producto, es un universo con un producto muy, muy, muy limitado y casi siempre bajo en las costumbres y las tradiciones sociales. Entonces, no me interesa eso en la música, prefiero que la gente me recuerde por mi obra y no por mi popularidad, finalmente. Para mí, la música y el arte, cada vez es un camino de más agresión, de hacer cosas distintas, de romper moldes, de romper convenciones…
-Y estereotipos…
-Yo salí del rock subterráneo, del underground, de un niño. Esa fue mi segunda crianza artística. La primera fue mi casa. Y la primera crianza artística, que fue mi casa, fue ya transgresora, porque era como muy culta. Toda mi familia era de músicos y ya me separaba un poco. Y lo otro, el rock subterráneo fue muy transgresor. No es que me quiera asociar a eso, pero sí es importante el ADN de lo que está hecho uno. Cada vez me doy cuenta mas que mi papel en la música es hacer un ejercicio de libertad artística con la música. No de popularidad.
-Hubo y hay en la música con ese ADN transgresor, tanto en lo musical como lo estético. Como Mercury, como Bowie. ¿En tu caso, de dónde viene toda esa influencia?
-Viene desde mi padre, viene desde mi educación de niño. Mi padre es un contestatario artístico; ha sido un tipo genial que iba contra la corriente. Terminó ideando y creando toda una metodología musical científica. Después, en mis primeros años dentro de la música también era como muy rebelde... y siempre hemos ido contra la corriente. Yo prefiero inspirar que mi trabajo inspire y la única manera de que un trabajo inspire -para mí-, es si tiene una orientación artística, no comercial. Yo no apunto a ser popular. El otro día hablaba con un productor musical y me decía: huevón, esta canción es preciosa. Tiene una melodía, tiene como un mundo romántico, poético, pero no tiene coro, me decía. No tiene coro… Y yo me cagaba de risa. Y es verdad, no tiene un coro, y se supone que la canción para funcionar, para ser popular y para darte dinero y posición y prestigio en el mundo del pop internacional y ganarte Grammys y toda esa cojudez, necesitas coros. Así me comporto yo musicalmente, cada vez me dirijo hacia un océano abierto. Pienso en la música en términos de un pintor o un escritor o de wherever y mi contribución es desde el pop, que es el terreno en el que sé manejar las herramientas y puedo crear mundos, como esta canción, que para mí es un mundo un poquito onírico, pero muy poético. Es desgarrador porque el tipo de está diciendo que se va a ir del mundo porque nadie le entiende. Porque no encuentra su lugar en el mundo...
¿Y el dolor de ese personaje tiene relación con algún dolor tuyo?
-Siempre tienen una relación, porque desde que uno tiene la sensibilidad para detectar cierto mundo, ciertas realidades, te afecta. Es “parte de”, ¿no? No somos los que vamos a saltar por el balcón, pero entendemos lo salvaje de este mundo, entendemos las injusticias, entendemos las soledades que tenemos, la soledad de la gente.
-Cuéntame ¿en qué consistió tu preparación para hacer el drag?
-Quien me asistió fue un drag queen, no fue un transexual. Fue una persona que se dedica a hacer drag queen profesional y me asistió en todo el proceso. Me hubiera gustado preparar un poco más, pero todo fue muy rápido. Nosotros hicimos el vídeo en seis horas. Ya me había probado evidentemente el traje para ver si entraba, pero luego allí desarrollamos todo. Yo he hecho mucho teatro, he hecho clown, y además soy músico no solo de la mano, soy un músico del cuerpo. Yo soy un tipo que tiene mucho ritmo en el cuerpo. Hay un lenguaje corporal, un trabajo corporal que sí me ayuda en este momento, pero si ves el video, tampoco es que haga tantas acrobacias o coreografías. Ha sido improvisación pura.
- Entonces, en cuanto a la elección del personaje, solo querías que en el momento de climax musical, aparezca un drag queen...
-Yo quería que el personaje sea un personaje que podría salir de una película de Pedro Almodóvar o David Lynch.
-Es, entonces, un homenaje a ellos.
-Un poco las dos cosas… Es que, al final, como te dije parte del subconsciente y las interpretaciones y las líneas se empiezan a cruzar y empiezan los significados a aparecer. Y darle la circunstancia nacional, aparece un nuevo significado.
-Como se dice, hay una resignificación.
-Exacto. Pero este video está hecho hace un año y siete meses.
-Una cosa final, ¿sabes quién es Bad Bunny? ¿Has visto su video, en el que muestra una “versión femenina”...?
-Sé quién es. Pero no creo que se transforme en una drag. Yo creo que se disfraza de mujer en plan Risas y Salsas. No lo sé, no es un género que consuma, sobre todo el reguetón sexista, que es casi todo.