Abimael Guzmán Reynoso, cabecilla de la agrupación terrorista Sendero Luminoso, cuyo accionar subversivo en más de una década de atentados costó la vida de 70 mil peruanos, ha fallecido el día de hoy a la edad de 86 años en Lima. Según el INPE, el condenado a cadena perpetua murió a las 6:40 de la mañana de hoy, sábado 11 de setiembre, por complicaciones en su estado de salud.
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En vida, Guzmán, llamado “presidente Gonzalo” por sus seguidores o “Cachetón”, por la Policía Nacional, fue un bachiller en derecho y catedrático de filosofía nacido en la ciudad de Mollendo (Arequipa) que desarrolló y lideró diversos grupos comunistas de filiación maoísta en los años setenta, sobre todo en Ayacucho, región en la que trabajó como profesor en la universidad San Cristóbal de Huamanga. Fue ahí donde fundó la llamada “Fracción Roja”, inspirada en el comunismo chino, que luego derivaría en Sendero Luminoso. En 1965 llegó a viajar a China para conocer la Revolución Cultural de Mao de primera mano.
En los años 70, inspirado por las lecturas de clásicos del marxismo, Guzmán desarrolló una versión sangrienta del mismo y pasó a la clandestinidad. Al lado de su esposa Augusta La Torre y de Elena Iparraguirre, y junto a su comité central, declararon la guerra al Estado Peruano, que entonces se alistaba a volver a la democracia luego de 12 años de régimen militar. Su primera acción delictiva en 1980 fue robar y quemar ánforas de votación en la localidad de Chuschi, en Ayacucho.
Lo que siguió fue un verdadero baño de sangre que poco a poco se extendió a todo el país. Con la intención de crear vacíos de poder, Sendero Luminoso no dudaba en asesinar alcaldes y policías de pequeños pueblos con la venia de Guzmán, para crear sensación de zozobra y conseguir que la gente se pliegue a su causa. Si se negaban o le hacían frente era capaz de ordenar matanzas contra la población, como sucedió en Lucanamarca, en donde murieron 69 personas, asesinadas a machetazos, incluyendo mujeres y niños.
Fieles a la escuela maoísta, Guzmán quiso desarrollar una estrategia de captura del Estado “del campo a la ciudad”. Pero fracasó en su intento de que las poblaciones campesinas se unieran a su presunta lucha popular. Muchas de ellas, se organizaron y le hicieron frente valerosamente a través de las llamadas rondas campesinas.
Agotada esta vía, el terror pasó a instalarse a las ciudades con el llamado “equilibrio estratégico”. Así, se empezaron a suceder una serie de atentados como voladura de torres de alta tensión que provocaban apagones y coches bomba en la capital del país. Entre los más sanguinarios se encuentran el ocurrido en la calle Tarata, en Miraflores, el 16 de julio de 1992; o el que destrozó la sede del Canal 2, un año antes.
Guzmán fue durante muchos años el delincuente más buscado del país. Desde que inició su así llamada “guerra popular” no estuvo nunca en el campo de acciones sino oculto en barrios de clase media, en las narices de las autoridades. Como todo líder de ideología totalitaria tenía tendencias narcisas y ególatras. Supo desarrollar un culto a la personalidad en la que llamaba así mismo la “cuarta espada del marxismo” o el líder del movimiento comunista mundial en los 80.
Hacia fines de los 80, Guzmán y Sendero comenzaron a cometer muchos errores que fueron aprovechados por la policía. Si la imagen del senderista era un misterio, en vista que no había fotos recientes, en 1989 los peruanos pudimos ver por fin el rostro del mal bailando de modo frívolo “Zorba, el Griego” en una evento partidario. La policía pudo acceder a ese material en un golpe a un refugio senderista. Con la cara del asesino en todo el país, el cerco se iba cerrando contra él.
En 1992, luego de un paciente seguimiento del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), de la Policía Nacional, el escurridizo Guzmán fue detenido en una casa de Surquillo el día 12 de setiembre. La operación fue impecable y solo se disparó una bala al aire. Casi de inmediato firmó un acuerdo de paz durante el gobierno de Alberto Fujimori para intentar ser amnistiado, algo que nunca se le concedió.
Abimael Guzmán fue condenado a cadena perpetua en dos oportunidades, en 1993 y en el 2006, luego que se ordenase que se le haga un nuevo juicio. Hasta el día de su muerte cumplió prisión en La Base Naval del Callao. //
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