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ChatGPT es mi mejor amigo: ¿cuáles son los riesgos de confiar demasiado en la inteligencia artificial?
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En los últimos años, plataformas como ChatGPT se han vuelto aliadas para resolver dudas, organizar agendas e incluso desahogarnos frente a una pantalla cuando vivimos alguna situación que nos desborda, como una ruptura amorosa o una pelea familiar.
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A falta de amigos que coincidan en horarios para conversar o un psicólogo disponible, muchos han encontrado en las nuevas tecnologías un espacio para la solución de sus problemas. Sin embargo, a medida que la IA se integra en más aspectos de nuestra vida cotidiana, también surgen preguntas clave: ¿hasta dónde es saludable confiar en ella? ¿Podemos, por ejemplo, usarla como terapeuta o guía espiritual?
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Según la doctora Susan Albers, psicóloga de la Cleveland Clinic (con atención virtual a pacientes en Lima), hay que trazar límites claros. “Los chatbots pueden ser útiles en situaciones simples, como pensar en una respuesta para una conversación incómoda o reflexionar sobre un problema de pareja menor”, explica. “Pero no deben usarse en casos complejos de salud mental ni en crisis. Ahí se requiere intervención humana real”, indica la experta.
Los riesgos, sostiene, no son menores. Primero, están las preocupaciones de privacidad: al ingresar información personal en una plataforma digital, el usuario pierde cierto control sobre cómo se almacena o utiliza esa data. Pero más allá de lo técnico, lo emocional también se ve comprometido.
“Las respuestas de los chatbots pueden sentirse frías y genéricas, pues al final del día no son un ser humano”, afirma Albers. “No hay emoción real, ni lectura del lenguaje corporal, ni comprensión de los matices personales. Todo lo que sí ofrece un terapeuta profesional”, agrega.
ChatGPT es una herramienta creativa cuando se trata de tareas prácticas, como armar itinerarios de viaje o explorar combinaciones de looks. Gracias a su capacidad para procesar grandes volúmenes de información en segundos, puede sugerir rutas optimizadas o actividades según intereses, climas y presupuestos de viaje. Basta con explicarle detalladamente lo que esperas de tu viaje a cualquier destino.
Según la revista “Travel and Leisure”, la IA se ha vuelto un elemento intrínseco de los viajes este 2025, siendo los más usados Gemini, ChatGPT y el planificador inteligente de Booking.
En asuntos de moda, muchos ya la utilizan para crear ideas de ‘outfits’ basadas en teoría del color, estilos personales o incluso lo que tengas en tu clóset, cargando fotografías de tus prendas favoritas.

Otro punto preocupante es el aislamiento que puede surgir cuando establecemos vínculos emocionales con la tecnología. La psicóloga advierte que, si bien puede resultar más fácil hablar con un chatbot que con una persona, eso podría reforzar la evitación social.
“La interacción humana es clave para el desarrollo emocional. La dependencia de la tecnología para lidiar con sentimientos puede bloquear el crecimiento de relaciones reales”, apunta Albers.
En tanto, la psicóloga Karin Domínguez, de Modo USIL, resalta que la IA no puede reemplazar la interacción humana y es recomendable usarla solo como herramienta complementaria, un recurso tecnológico en situaciones simples o para salir de apuros con sugerencias mínimas.
“Hacer una consulta con ChatGPT en una escala terapeuta-paciente puede desencadenar riesgos, como falta de empatía, limitaciones en la comprensión de la complejidad emocional, posibilidad de respuestas inexactas o no personalizadas e, incluso, dependencia excesiva de la tecnología”, desarrolla Domínguez.
Cada vez se ha vuelto más común ‘exportar’ conversaciones enteras de WhatsApp a las herramientas de inteligencia artificial para su análisis. Hay quienes piden la elaboración de textos para terminar una relación de pareja, diagnosticar patologías y hasta plantear pautas de educación para los hijos en casa. ¿Dónde está el límite?
-LO QUE DICEN LOS ASTROS-
Algo similar ocurre cuando se intenta consultar a la IA como si fuera un astrólogo. Aunque puede generar cartas natales (no exentas de errores en algunos casos), interpretar qué es lo mejor para cada uno con base en información zodiacal, o dar lecturas aparentemente detalladas, lo hace a partir de patrones de texto. No hay intuición, no hay escucha activa, no hay conexión.
“La astrología no es una ciencia exacta, sino un lenguaje simbólico lleno de matices: números, trazos, arquetipos y relaciones que requieren una lectura profunda y contextual. La carta natal no es algo que se pueda “leer bien” solo con fórmulas; es un mapa que necesita empatía, intuición y diálogo para cobrar sentido”, explica la experta en astrología Valeria Aguilar (@hipérbole_444).

Y sí, en la vida real tampoco se puede saber con certeza que todas las predicciones se van a cumplir. Pero en el ejercicio de una interpretación de carta natal, o incluso el tarot, hay tendencias que los expertos deben saber cómo interpretar. ¿El riesgo con la IA? Dar por hecho que no puede equivocarse. En esa línea, y para quienes están buscando sumergirse en este mundo, Aguilar aconseja buscar a un profesional en astrología y tomar como punto de partida la carta natal. “Ahí está la base de todo: tu personalidad, forma de sentir, de vincularte, tus retos y aprendizajes. Además, no solo te describe, sino que te descubre. Es una herramienta de conciencia”, concluye.
En un mundo hiperconectado, aprender a poner límites a la tecnología también es una forma de autocuidado.
En mundos tan amplios —y personales— como la psicología o la astrología, queda claro que la palabra de un experto de carne y hueso siempre debe ser el punto de partida. //
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