Viajar es un acto que rara vez se realiza con plena conciencia de sus consecuencias. Sabemos cómo nos vamos —qué ropa llevamos, qué dejamos en casa, qué pendientes o conflictos nos acompañan—, pero es imposible imaginar cómo regresaremos. es el tipo de destino que de alguna manera termina transformando a todo aquel que lo visita. Algo cambia. No hay que ser ni biólogo ni científico (aunque fue aquí donde Charles Darwin ideó la teoría de la evolución de las especies en 1835, tras permanecer cinco semanas en las islas); solo hay que tener el espíritu dispuesto. La cercanía con la flora y la fauna de este archipiélago crea una experiencia única en el mundo, donde cada día que pasa la aventura se incrementa, acompañada de un profundo agradecimiento hacia la naturaleza, el cosmos, o como querramos llamarlo. Es un lugar para sentirse vivo.

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Empecemos por un poco de geografía: el archipiélago de Galápagos está compuesto por 13 islas y es atravesado por la línea ecuatorial. No todas estas islas están habitadas ni tienen el mismo tamaño. Por su ubicación, la isla de Santa Cruz es donde se concentra la mayor zona urbana y es donde están los hoteles. Hay que tener en cuenta que esta no es una zona de resorts, pero sí hay alternativas para un turismo de lujo donde la biodiversidad juega un rol fundamental. Otro tema importante: no hay vuelo directo desde Lima. Lo que sí hay, a diferencia de lo que muchos pueden pensar, es un aeropuerto para aviones comerciales y grandes (no solo avionetas), y es ahí precisamente donde aterrizamos. El aeropuerto ecológico Seymour se encuentra en la isla Baltra y marca el comienzo de nuestra travesía, que empieza desde el minuto uno. No se sorprendan si, ni bien salen, alguna iguana de tierra pasa por delante para saludar. Es habitual que compartan el espacio con las personas (al fin y al cabo, es su isla) aunque se pide evitar tocarlas o acercarse. Los vehículos deben parar y esperar si alguna de ellas se encuentra cruzando una carretera, siempre con cuidado y respeto. Felizmente son más rápidas de lo que uno cree.

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Juan Carlos Fangacio
Los lobos marinos son amigables y están por todos lados. Eso sí, se recomienda siempre situarse al menos a dos metros de distancia.
Los lobos marinos son amigables y están por todos lados. Eso sí, se recomienda siempre situarse al menos a dos metros de distancia.
Las tortugas gigantes de Galápagos son las tortugas terrestres más grandes que existen. muchos ejemplares tienen más de cien años.
Las tortugas gigantes de Galápagos son las tortugas terrestres más grandes que existen. muchos ejemplares tienen más de cien años.
/ efenzi

Después del aeropuerto toca subir a un bus que nos traslada a un pequeño puerto, donde una embarcación nos llevará de Baltra a Santa Cruz. Tras menos de diez minutos navegando llegamos nuevamente a tierra firme, y allí todo depende de lo que busquemos y el presupuesto que manejemos. Podemos tomar nuevamente un bus, o pagar una camioneta que nos lleve hasta el otro lado, lo cual demora unos 45 minutos más. Algunos hoteles ya incluyen las tarifas de estos transportes dentro de sus paquetes, pero también se puede pagar cada uno por separado. Recordemos que en Ecuador la moneda oficial es el dólar, y todo cuesta un poco más en estas islas por la lejanía. Lo mejor es llevar efectivo para pagos cotidianos.

HISTORIA VIVA

Hay que estar atentos en cada rincón de esta travesía, celular en mano. A veces debemos mirar al detalle (las iguanas se camuflan, las aves pasan rápido), pero si en algo tenemos suerte, es en compartir tiempo y espacio con las mascotas de la isla: los lobos marinos. Es habitual verlos echados o caminando en los puertos, e incluso sentados en bancas, descansando de la jornada. Son una verdadera maravilla. Y aunque parezcan amigables, hay una advertencia que se repite una y otra vez en cada espacio que visitamos: mantener dos metros de distancia. El balance aquí no se puede alterar. De ahí que sean tan restrictivos con todo lo que entra y sale de las islas. Por ejemplo, no está permitido por ley el ingreso de animales domésticos a las áreas protegidas, ya que su presencia causa un impacto directo en los ecosistemas.

La iguana marina es una especie endémica de Galápagos. A diferencia de sus parientes terrestres (que abundan en las islas) estas son de tonalidad más oscura, casi negra.
La iguana marina es una especie endémica de Galápagos. A diferencia de sus parientes terrestres (que abundan en las islas) estas son de tonalidad más oscura, casi negra.
/ Ken Griffiths

“Galápagos es un modelo de turismo responsable y sostenible. El 97% de su superficie está protegida. Su reserva marina es de las más grandes del mundo y es un santuario para millones de especies marinas, además de ser un lugar importantísimo para la ciencia”, explica Jossimar Luján, director de restaurantes y bebidas del operador Metropolitan Touring. “Existen desafíos para lograr el equilibrio entre el humano y la naturaleza, entre la industria turística y la sostenibilidad, pero el manejo del archipiélago es y seguirá siendo ejemplar. Un ejemplo de esto es la decisión [en agosto de 2024] de subir la tasa de entrada a las islas. De esta manera se pueden financiar más proyectos de conservación y obras para la comunidad”, añade. La legislación es tal que no cualquiera puede comprar una casa, abrir un restaurante o inaugurar un hotel. Existe un monitoreo constante para regular dichas actividades. Si bien biólogos marinos y científicos llegan de todos los rincones del mundo, la actividad turística recae en gran parte en la población nativa.

La mejor manera de disfrutar de las islas en absoluta comodidad es en embarcaciones marinas. las hay de todo tipo: desde veleros o yates hasta cruceros.
La mejor manera de disfrutar de las islas en absoluta comodidad es en embarcaciones marinas. las hay de todo tipo: desde veleros o yates hasta cruceros.

En la zona alta de la isla de Santa Cruz, que posee un microclima particular (territorio húmedo y lleno de vegetación) se esconde uno de los atractivos más impresionantes de todo el recorrido: las tortugas gigantes de Galápagos. Algunas de ellas se ven desde la propia carretera, repartidas entre los campos. Una buena parte están identificadas con números o chips, pero al día de hoy es imposible saber con certeza cuántas hay. Para poder verlas, lo ideal es visitar un lugar que cuente con las certificaciones necesarias para su cuidado, como el rancho El Chato (@elchatoranch), administrado por una familia local desde hace más de 20 años. Desde entonces, reciben visitas de grupos para observar las tortugas gigantes en su hábitat natural, sin molestarlas ni alterar su ecosistema. La mayoría de ejemplares pasa de los cien años; en realidad, se estima que excedan los 150, pero no hay método científico para saberlo con exactitud. Muchos ejemplares pesan más de 200 kilos, y, si bien no se mueven frente a los turistas, es común verlos comer o levantar la cabeza. Tenerlos cerca es un fenómeno único en la vida, quizá sea el vistazo más cercano al mundo jurásico. Es fascinante.

La interacción con los lobos marinos es habitual no solo en las playas, sino también en la zona urbana. ellos no se asustan de los humanos.
La interacción con los lobos marinos es habitual no solo en las playas, sino también en la zona urbana. ellos no se asustan de los humanos.
/ Bkamprath

Un dato que quizá no todos sepan es que las islas Galápagos son una de las zonas volcánicas más activas del mundo. Todas las islas son de origen volcánico. De ahí que los recorridos en bote también incluyan entre sus actividades, además de la observación de fauna o el snorkeling en zonas pocas profundas, el paseo por estos territorios que más nos remiten a algún planeta lejano que a la propia Tierra.

La isla bonita

Si bien este no es un viaje al estilo Caribe o resort de vacaciones (no hay playas por todos lados; las islas no siempre tienen acceso en sus costas para entrar al mar o tomar el sol), sí existe una zona idónea para bañistas. Se trata de Tortuga Bay, en la isla Santa Cruz, un lugar perfecto para pasar el día, aunque llegar no sea fácil. Se accede mediante una larga caminata —el sendero está rodeado de árboles de palo santo— o en un yate o lancha. Tortuga Bay se divide en dos playas: una bastante extensa, favorita de varios surfistas, y una segunda, más pequeña —como una suerte de cala— donde los visitantes pueden disfrutar del mar cristalino y la arena blanca.

Los tiburones martillo suelen estar en las islas del norte: Darwin y Wolf. Las aguas de Galápagos son un lugar ideal para que se reproduzcan.
Los tiburones martillo suelen estar en las islas del norte: Darwin y Wolf. Las aguas de Galápagos son un lugar ideal para que se reproduzcan.
/ RichardALock

Dentro de este espacio de inmensa riqueza natural, la oferta culinaria cobra un rol fundamental. Los últimos años han sido claves para el desarrollo de este nicho, con nuevas aperturas en la isla y un trabajo sostenido y responsable dentro de los hoteles, los grandes embajadores de la cocina ecuatoriana. “La gastronomía ha repotenciado la experiencia, siempre mostrando la diversidad de productos que tenemos en el país, y ofreciendo a los visitantes una inmersión profunda en la cultura local”, sostiene Ana Carolina Maldonado, chef y comunicadora gastronómica. “En Galápagos la cercanía al mar, su pesca y su café hacen que en este espacio surja una interacción especial entre naturaleza y comida”, indica. Un balance que no es casualidad.

A Galápagos sabemos cómo llegamos, y, después de varios días en estas islas, por fin podemos descubrir cómo volvemos: con el corazón latiendo fuerte, la mente refrescada y maravillada, y el azul profundo del mar guardado para siempre en la bitácora de la memoria. //

Además…
Naturaleza con estilo

Las islas Galápagos ofrecen una amplia gama de experiencias para el visitante. Para empezar, están los cruceros de expedición de varias noches (encontrarán alternativas en www.metropolitan-touring.com) que recorren distintos sitios dentro del Parque Nacional. En cuestión de hoteles, se encuentran desde alternativas muy cómodas (en Airbnb puede salir por US$50 la noche) hasta hoteles de lujo sostenible, como el Finch Bay, que ofrecen estadías donde se combinan la aventura con un hospedaje que incluye todas las comodidades. Lo que más suelen pedir los turistas son paquetes con diversas actividades —snorkeling, caminatas— y exploraciones marinas. Estas incluyen rutas por las islas habitadas y las no habitadas (como aquellas con territorio volcánico), para recorrer y conocer. Muchos viajeros consideran que lo mejor es combinar un crucero seguido por una estadía en tierra. 

La oferta de lujo en el rubro de los cruceros se ha ido ampliando y hoy existen unas 15 embarcaciones (de las 69 con licencias para operar) dentro de esa categoría. En lo que corresponde al hospedaje en las islas, las opciones son más limitadas. En la isla Santa Cruz (la más poblada) hay unos 7 lodges/hoteles de alta gama, incluyendo el Finch Bay, el único hotel que está ubicado frente a una playa. De ellos, solo el Finch Bay y el Pikaia Lodge (@pikaialodge) tienen su propio yate para ofrecer viajes a islas inhabitadas, con guías, almuerzo a bordo y tiempo para buceo de superficie. //

Naturaleza con estilo

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