
Escucha la noticia
Niños sin anemia, escuelas con tablets y postas médicas móviles: Misión Huascarán, el programa que está transformando vidas en Áncash
Resumen generado por Inteligencia Artificial
Accede a esta función exclusiva
Resume las noticias y mantente informado sin interrupciones.
En Canchapampa, una pequeña comunidad campesina en la sierra de Áncash, la historia de Florcita Ruiz y Wilder Rimey se amasa como el pan que hoy sacan del horno. Durante años, la vida de ambos estuvo marcada por la distancia: mientras ella cuidaba a los hijos, los animales y los cultivos, él tenía que partir a la minería, en jornadas largas y duras, el único camino que veía para sostener a su familia.
LEE TAMBIÉN | El cortometraje peruano que narra el duelo y la muerte en pandemia desde un cementerio en Comas
En ese tiempo, Florcita cargaba otra batalla silenciosa: la anemia. No recibió el suplemento de hierro durante su embarazo y desconocía sus riesgos. Su hijo menor también nació con anemia, y pronto las consecuencias se hicieron visibles en su desarrollo: problemas para hablar, para aprender, para concentrarse en la escuela.
Newsletter exclusivo para suscriptores


El cambio comenzó por un aviso sencillo. A través de un vecino, supieron de una convocatoria de Misión Huascarán para formar un maestro panadero. Wilder se presentó, sin experiencia alguna en el oficio. Poco después, Florcita también se sumó, primero como ayudante y después como aprendiz apasionada. Juntos recibieron capacitación en panificación, higiene, nutrición y prevención de la anemia. Con perseverancia y noches enteras de práctica, se convirtieron en panaderos expertos.
Hoy, de sus manos nace un pan distinto: fortificado con hierro, pensado para combatir la anemia infantil. Sus propios hijos son la primera evidencia de que funciona. Los niños que antes tenían dificultades para seguir el ritmo de las clases, ahora gozan de buena salud, participan activamente y hasta han ganado concursos académicos.

Pero el efecto no se queda en casa. El pan de Florcita y Wilder alimenta a decenas de niños de Canchapampa. En cada pan que entregan hay una victoria silenciosa contra la anemia, un mensaje de resiliencia y una esperanza compartida.
A pocas horas de allí, otra semilla de transformación crece en silencio: la educación. En el colegio de Huaypán, el cambio se mide en las palabras. Más de 320 escolares descubren cada día el poder de leer y soñar en las bibliotecas instaladas por Misión Huascarán. Y más de 50 niños quechuahablantes han desarrollado una comprensión lectora sobresaliente en español, gracias al apoyo de profesores especializados. Los números lo confirman: el 63% de los alumnos mejoró su nivel en solo un año.
Calel de la Cruz, Irvin Pacacio y Ricardiño Rosario, que cursan el tercer grado de primaria, ahora les enseñan castellano a sus padres en casa. Misión Huascarán sabe que cada niño que aprende a leer empieza a escribir su propia historia. Por eso, este programa no solo refuerza la educación: abre puertas a un futuro posible, uno donde la imaginación también nutre y transforma.
♦◊ 2011: Un grupo de voluntarias inicia la misión solidaria en Áncash, llevando ayuda a las comunidades más alejadas.
♦◊ 2015: Se implementan los primeros programas de salud y nutrición, con foco en la lucha contra la anemia infantil.
♦◊ 2018: Nacen las bibliotecas lúdicas y los programas educativos, que alcanzan a más de 320 estudiantes de comunidades rurales.
♦◊ 2024: Con el apoyo de empresas y la sociedad civil, la organización supera los 180 mil beneficiarios en la región.

UN MAÑANA DISTINTO
Lo que empezó como la inquietud de un grupo de mujeres voluntarias se ha convertido en un modelo de articulación entre comunidad, Estado y empresa privada que busca combatir tres de los problemas más duros del mundo rural: la falta de acceso a la salud, la desnutrición y la educación precaria. “Más que obstáculos, nosotros hablamos de desafíos, y cada desafío nos ha obligado a encontrar soluciones”, explica Mario Neyra, gerente de la ONG.
Uno de ellos fue la distancia. Para llegar a caseríos aislados, donde ni siquiera hay carreteras, acondicionaron campers en postas móviles que recorren los Andes llevando médicos ginecobstetras, oftalmólogos, pediatras o internistas. En una de esas visitas, un anciano que ya esperaba la muerte por un diagnóstico nunca recibido, volvió a caminar después de una ecografía y una derivación oportuna.


Pero la salud no puede avanzar sin nutrición. En la sierra, la anemia infantil era la sombra silenciosa que apagaba el futuro. Misión Huascarán no se limitó a dar charlas o repartir víveres: levantó la primera “panadería antianemia” de Huaypán. Allí, mujeres de la comunidad —como Florcita, madre de una niña que superó la anemia gracias al pan enriquecido con hierro— se convirtieron en maestras panaderas y en líderes de un cambio colectivo. Hoy, la tasa de anemia en su zona se redujo de 44% a 9%.
La tercera arista es la educación. En escuelas donde antes los niños se dormían en clases, hoy se trabaja con tablets y aplicativos que buscan mejorar la comprensión lectora. “Si un niño no entiende lo que lee, no podrá resolver un problema de matemáticas ni postular a la universidad”, recuerda Neyra. Con el respaldo de la Dirección Regional de Educación de Áncash, este programa ya forma parte de la currícula oficial y ha rescatado incluso a pequeños que llegaban sin saber leer ni escribir.
Todo se mide. Cada consulta médica queda registrada en el sistema del Minsa, cada avance educativo se reporta a la UGEL, cada control de anemia se valida con pruebas oficiales. “La solidaridad ha sido nuestra fuerza”, concluye Neyra.
EL PODER DE TRANSFORMAR
La misión, sin embargo, no se sostiene sola. Desde 2013, veinte damas voluntarias acompañan cada paso con dedicación, sumándose a empresas privadas y a cientos de manos solidarias. Gracias a ese esfuerzo conjunto, más de 180 mil beneficiarios han visto sus vidas transformarse.
Para Karen Mitre, ser voluntaria de Misión Huascarán no es solo colaborar con una organización: es convertirse en testigo directo de la esperanza. “Formar parte de esta misión es un honor inmenso. Significa ser protagonista de la transformación, sentir orgullo al comprobar que, cuando unimos esfuerzos, logramos cambiar realidades y sembrar un futuro lleno de posibilidades para las comunidades de los Andes”, le cuenta a Somos.


Su mirada está puesta en lo que viene. “Soñamos con niños y niñas sin anemia, más postas médicas móviles y más estudiantes que lean y sueñen gracias a la tecnología. Queremos que cada comunidad en Áncash viva con salud y esperanza, construyendo oportunidades reales para las nuevas generaciones”, asegura con convicción.
El llamado es claro: todos pueden sumarse. “Existen muchas formas de unirse a esta misión: donando, apadrinando un programa específico o participando como voluntarios. Cada aporte, sin importar su tamaño, tiene un impacto concreto: transforma vidas, abre oportunidades y se convierte en esperanza para miles de familias”, explica Karen.
En sus palabras se resume la esencia de Misión Huascarán: una obra colectiva que multiplica su fuerza con cada gesto solidario. //
Misión Huascarán ha sido distinguida por su labor social en la sierra de Áncash y será reconocida el próximo 22 de octubre en Nueva York por la organización Help Perú.
Para Mariana Hochschild, quien recibirá el reconocimiento en nombre de la organización, el premio representa un logro colectivo: “Este reconocimiento es gracias a la empresa privada y a todas las mujeres que, desde la acción voluntaria y el liderazgo, demuestran que la unión y la solidaridad transforman realidades. Sin ellas, Misión Huascarán no sería posible”, sostuvo.

TE PUEDE INTERESAR
- Magia: 15 años brindando un techo a niños y niñas con cáncer buscando que terminen su tratamiento
- Marisa Minetti: “Mi extravagancia es hablar sola cuando ensayo mis personajes”
- “Planchando el Despecho”: los secretos del musical en el que Katia Condos, Almendra Gomelsky, Gianella Neyra y Maricarmen Marín buscan sanar en colectivo
- Todo sobre Fusión, la feria gastronómica que busca el legado de Mistura y reunir a las familias para celebrar la cocina peruana








