Escucha la noticia

00:0000:00
“Todo es hecho a mano”: Claribel Berckemeyer, la repostera que rescata postres clásicas como la marquesa de nueces o el maná almendrado
Resumen de la noticia por IA
“Todo es hecho a mano”: Claribel Berckemeyer, la repostera que rescata postres clásicas como la marquesa de nueces o el maná almendrado

“Todo es hecho a mano”: Claribel Berckemeyer, la repostera que rescata postres clásicas como la marquesa de nueces o el maná almendrado

Resumen generado por Inteligencia Artificial
La IA puede cometer errores u omisiones. Recomendamos leer la información completa. ¿Encontraste un error? Repórtalo aquí
×
estrella

Accede a esta función exclusiva

Hace 33 años, la peruana Claribel Berckemeyer ( en Instagram) comenzó su aventura pastelera que la llevaría a convertirse en una de las reposteras más queridas de la capital. “Empecé en la cocina de mi mamá como jugando”, recuerda en diálogo con esta revista. En ese entonces, estudiaba Publicidad, pero por las noches hacía alfajores y se quemaba las manos preparando barquillos. “Mi primer lote lo hice en latas de panetón que pintábamos con spray, porque en esos tiempos no se encontraban latas como para galletas”, cuenta entre risas.

LEE TAMBIÉN | Alessa Wichtel: cómo fue el encuentro con Almendra tras polémica película sobre Nubeluz y su historia de amor no contada con Aldo Corzo

La falta de recursos no la detuvo. Fue la primera en Lima en innovar con latas de galletas personalizadas hace más de treinta años. A punta de recetas familiares, boca a boca y encargos para cumpleaños, ‘baby showers’ y matrimonios, se ganó un lugar en el corazón y el paladar limeño. “Nos caracterizábamos por usar recetas antiguas que nos diferenciaban de la competencia”, dice.

Newsletter exclusivo para suscriptores

Juan Carlos Fangacio

Su marquesa de nueces, sus guargüeros y manás resaltan entre sus delicias clásicas. “Los alfajores son de los más vendidos, los favoritos de mis clientes junto con la bola de oro, que no necesita refrigeración y es perfecta para eventos”, precisa. Hay que destacar que sus alfajores pueden disfrutarse en distintos sabores además del tradicional, como lúcuma y canela, por ejemplo.

Claribel empezó preparando alfajores y barquillos para su familia y amigos. Ahora, su negocio tiene 33 años compartiendo postres de calidad. (Foto: Diego Moreno)
Claribel empezó preparando alfajores y barquillos para su familia y amigos. Ahora, su negocio tiene 33 años compartiendo postres de calidad. (Foto: Diego Moreno)
/ Diego Moreno

Hoy, con 33 años de trayectoria, Claribel sigue trabajando entregada a la misma pasión. “Todo es hecho a mano, artesanal, como me lo enseñaron. El manjar lo hago en olla, como antes”, indica. Si bien ya no cuenta con un local físico, la empresaria celebra que sus canales digitales están más fuertes que nunca: sus pedidos se coordinan para delivery por WhatsApp, Instagram y en la web claribel.pe. “Nos hemos acomodado a lo moderno, pero sin perder la esencia. Seguimos con la misma calidad de siempre”, añade.

Parte clave de este presente es su hijo, quien ha encontrado en la repostería no solo una carrera, sino una conexión profunda con su madre y la historia familiar. “Nunca pensé estudiar cocina”, admite Ricardo Aramburú, quien se perfila como heredero del negocio. “Cuando leí el plan curricular de Gastronomía, dije: esto es lo que debería haber estado haciendo hace tiempo, fue una conexión instantánea”, confiesa sobre sus primeros pasos.

(Foto: Diego Moreno)
(Foto: Diego Moreno)
/ Diego Moreno

Si bien entró a la escuela decidido a dedicarse a los platos salados, pronto comprendió que lo suyo era el detalle, la decoración, la minuciosidad de lo dulce. “Es mi mundo desde que tengo memoria. Siempre estuve metido en el taller viendo a mi mamá hacer galletas”, comenta con ternura.

Juntos, han comenzado una nueva etapa para la marca: acaban de lanzar una versión propia de la aclamada torta de Dubái, inspirada en el chocolate que lo obsesionó durante un viaje. También, han abierto sus posibilidades a antojos salados, como sanguchitos y tablas de quesos. Ello, también los ha llevado a apostar por el cátering personalizado las últimas semanas, algo que esperan consolidar con la calidad de siempre. “Mucha gente no sabe que también hacemos cosas saladas: sándwiches, empanadas, quiches. Todo se puede pedir por la web o por WhatsApp”, explica Claribel, recomendando hacerlo con, por lo menos, un día de anticipación.

Berckemeyer es consciente de que el negocio ha cambiado desde sus inicios. Sin embargo, su objetivo de preservar las memorias en cada mordisco sigue intacto: “Me encanta que las recetas sean familiares, que haya una tradición detrás. Que las nuevas generaciones se coman un alfajor y digan: ‘Esto me lleva a un recuerdo de infancia, a mis cumpleaños’”, concluye.

En eso reside su secreto, Claribel está segura de que una buena cucharada de dulce puede activar múltiples recuerdos y ablandar el corazón. //

Una nueva generación

Claribel Berckemeyer ha encontrado en su hijo menor, Ricardo Aramburú, una mano derecha con una visión fresca para el negocio. Junto a él, se ha animado a innovar en propuestas creativas. Entre ellas, un concepto bautizado como los “incompartibles”, una versión original de los postres cuchareables que son tendencia en redes sociales. Además, Ricardo también la ha animado a crear contenido en TikTok, canal de difusión principal para las nuevas generaciones.

Contenido Sugerido

Contenido GEC