Los esposos Patrick y Susana Bustamante ganaron un premio de vivo, el smarthone oficial del mundial, y armaron en dos días la maleta. No podía faltar la bandera peruana, presente en la inauguración de Qatar 2022. Derecha: los influencers Carol Reali -2.2M de seguidores en IG- y Austin Palao -2.6M-, formaron parte del envidiado equipo peruano que llegó a Doha junto a vivo. FOTOS: Miguel Villegas / enviado especial
Los esposos Patrick y Susana Bustamante ganaron un premio de vivo, el smarthone oficial del mundial, y armaron en dos días la maleta. No podía faltar la bandera peruana, presente en la inauguración de Qatar 2022. Derecha: los influencers Carol Reali -2.2M de seguidores en IG- y Austin Palao -2.6M-, formaron parte del envidiado equipo peruano que llegó a Doha junto a vivo. FOTOS: Miguel Villegas / enviado especial
Miguel Villegas

Trescientos peruanos. Nota de la sección Economía de este diario explica la depresión peruana post eliminación al Mundial en una cifra: 300 peruanos viajarían hasta Medio Oriente para disfrutar de la fiesta. Lejanos, prehistoria parece el tiempo y no había más espacio en los Airbnb.

Pero los peruanos están. Serán 300 pero se hacen notar.

¿Dónde está la hinchada peruana?, le pregunto a la peruana María Belén Rojas, que ha viajado por el mundo en ejercicio de su profesión -comunicadora- y hoy, o mejor dicho, desde hace dos meses, vive en Doha donde es subgerente de medios de la sede Estadio Education City, de Qatar 2022. Belén es hija de Percy Trucha Rojas, el ídolo de la selección, la ‘U’ e Independiente. “Trabajando somos un grupo de peruanos, conmigo 23. Y ya he sido designada para trabajar en la final. ¡Solo espero confirmación!”, me escribe feliz al WhatsApp, como si ella misma acabara de hacer el gol campeón.

Como ella, son algunos peruanos los que están aquí, disfrutando del mundial. No es esa legión inmensa que peruanizó Saransk o Sochi. La hinchada blanquirroja, la mejor del mundo en Rusia 2018, descansa.

MIRA: Todo lo que nos dejó la primera jornada de Qatar 2022: los números, la sorpresa, el crack, el desastre, lo viral

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Eso sí, diez peruanos estamos aquí, en La Perla de Doha, tratando de estar a la altura. Casi todos forman parte del Team vivo, la marca de smartphones patrocinadora oficial de la Copa del Mundo, que se ganaron el derecho de estar aquí sea por un sorteo o la excelencia de su trabajo. Esta es la breve pero bullanguera lista: Carol Reali, ma-ra-vi-llo-sa brasileña peruan e influencer de moda con 2.2M de seguidores lidera el pelotón. La sigue Austin Palao, ex campeón de judo, influencer con 2.6M de seguidores, pinta de jeque que se nota a kilómetros. Diego, de Tecnología para mí en IG, acaso el experto en móviles más carismático y talentoso que hay en el Perú, y Guillermo Velarde, comunicador visual de 20 años que una noche, en la puerta del hotel Alwadi Collection Luxury donde estábamos alojados en Doha, se subió a la coaster que nos llevaba al estadio y protagonizó este video viral, con la facilidad con que alguien se cambia de zapatillas:


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Patrick Bustamante y Susana Alca son esposos que hace unos meses compraron un teléfono celular. Lo buscó él para ella. Un día, mientras organizaba la vida de sus tres hijos, Susana recibió la llamada apurada de un joven que le anunciaba, con ese tono excesivo de quien quiere anunciar una gran noticia, que su esposo había ganado un sorteo para dos personas, todo incluido, para ver la inauguración del mundial.

-No le creía nada al joven, Miguel. Nada de nada. ¡Hasta que me insistió en que saque mi pasaporte ahora mismo!

Me cuenta esto mientras ella y Patrick, su esposo, dejan atrás el estadio Al Bayt de Doha, de una modernidad que uno verá solo en 2050 en Lima. Ella, una gorrita gilligan de Perú. Él, la bandera blanquirroja como capa de Superman. La única bandera nacional les pertenece y la flamean, mientras 60 mil personas caminan hacia los estacionamientos. Unos cataríes les gritan: ¡Perú! y ellos saltan, orgullosos. Alguien les toma una foto, solo para certificar el milagro: el fútbol nos ha devuelto la alegría. No importa que ahora no seamos cientos de miles. La alegría no se irá más.

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