Bruno Ortiz Bisso

Hoy se cumple exactamente un año desde el anuncio oficial del primer caso de un peruano contagiado con Desde entonces, hemos pasado por diferentes situaciones, muchas de ellas bastante complicadas y hasta dolorosas. Sin embargo, hoy sabemos más sobre la pandemia que en marzo del 2020. A continuación, repasaremos algunos de los principales aprendizajes de este primer año de pandemia.

1. Sabemos más sobre el SARS-CoV-2, aunque aún no es suficiente.

Tras establecer que los contagios se debían a las gotículas que expulsamos al hablar, al gritar o al cantar –lo cual justificaba el distanciamiento social–, investigaciones posteriores señalaron a los aerosoles en ambientes cerrados y con poca ventilación como principales responsables. Asimismo, tras sospechar que la transmisión se podría presentar a través de las superficies, hoy se sabe que eso es muy difícil y que los contagios suceden a través del aire. Hoy conocemos que el virus es capaz de mutar y modificar su comportamiento. Se sabe cómo es que suele afectar el organismo, pero se siguen monitoreando las posibles secuelas.

2. No hay medicinas preventivas ni tratamiento para el COVID-19.

Se sigue investigando varias drogas para saber si sirven como tratamiento del , pero hasta el momento no hay evidencia contundente. Muchas personas sostienen que la ivermectina puede funcionar, pero un reciente estudio publicado en “JAMA” indica que este antiparasitario no acorta el tiempo de recuperación de los pacientes con infecciones leves. Tampoco hay evidencia de que sirva para prevenir infecciones. “Aún nos falta aprender que, , usar tratamientos sin evidencia quita presupuesto a intervenciones útiles”, indica el doctor Percy Mayta-Tristán, director de Gestión de Proyectos y Promoción de la Investigación de la Universidad Científica del Sur.

3. El acceso oportuno a oxígeno puede salvar muchas vidas.

“Se demostró que el acceso oportuno al oxígeno es primordial. El monitoreo de la saturación del oxígeno y la atención médica a tiempo pueden salvar muchas vidas”, dice Mayta-Tristán.

4. No se debió dejar de lado la atención primaria.

“Se pidió a las autoridades que enfrentaran la con un enfoque basado en la atención primaria de salud, en la prevención. Sin embargo, se prefirió manejar todo a nivel hospitalario, en términos de tratamientos. El problema es que seguimos sin corregir; es nuestro talón de Aquiles”, señala la doctora en Salud Pública Yamilée Hurtado. La experta agrega que también ha quedado expuesta la poca formación basada en evidencia de muchos profesionales de la salud en nuestro país.

5. Los medios están aprendiendo a comunicar ciencia.

“Aprendimos a tener cuidado con la información emergente, que va cambiando. Muchos medios repitieron categóricamente recomendaciones de la OMS y, cuando estas se fueron ajustando a nuevos conocimientos, quedó la impresión de una mala comunicación. Hemos aprendido a consultar a más fuentes, a especialistas, y a descartar a los opinólogos”, recalca Víctor Román, presidente de la Asociación Peruana de Periodistas y Comunicadores de la Ciencia (AP Ciencia).

Tres tareas pendientes

  • Incrementar la inversión en salud y en investigación.
  • Mejorar la atención en el primer nivel de salud (postas).
  • Incidir en los peligros de la automedicación.


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