El año bisiesto es aquel que tiene 366 días en lugar de 365. Y tenemos esta forma de medir la duración de los años debido a que en el año 46 antes de Cristo, el emperador romano Julio César consultó a un grupo de astrónomos egipcios y ello dio resultado al calendario que rigió el mundo por más de un milenio.
Pero si estos años no existieran, actualmente estaríamos en julio de 2017, según un informe del diario "Los Angeles Times".
Esta forma de medir tiene que ver con el año solar. Los astrónomos egipcios de entonces pudieron detectar algo que los romanos no: un año del calendario se retrasa un poco en comparación con el año solar, lo que quiere decir que un año en realidad no está compuesto por 365 días exactos, sino por 365.2422 días.
En consecuencia, se llegó a la conclusión de que la mejor forma de medir el año era añadir un día al calendario cada cuatro años. Sin embargo, al hacer esto, tampoco resulta en una medida exacta.
Hay, según el informe, una diferencia de 11 minutos y 40 segundos cada año, lo que suponía añadir un día más al calendario cada 125 años.
El calendario romano duró así hasta mediados del siglo XVI, cuando el Papa Gregorio XIII decidió modificarlo de nuevo con el propósito de que fuera más sencillo determinar exactamente cuándo eran las pascuas, y así nació el calendario gregoriano que hoy en día utilizamos en la mayor parte del mundo.
El equipo de Los Angeles Times se dio a la tarea de calcular en qué fecha estaríamos si nunca se hubieran planteado los años bisiestos. La fecha exacta de hoy sería 12 de julio del 2017, si se toma en cuanta como punto de partida el momento en el que Julio César creó el calendario romano, hace exactamente 2062 años.
En la actualidad, ya no se toma de referencia el año solar para calcular la duración exacta del año de calendario, sino el reloj atómico, que es mucho más preciso que el formato gregoriano.
Fuente: Los Angeles Times