Desperté a las 4:30 a.m. del viernes 3 para ver “La casa de papel” parte 4 y, en ningún momento, me venció el sueño. La serie de Vancouver Media para Netflix mantiene el ritmo que le otorgó fama, pero eso no basta para cerrar la temporada de la manera que las entregas anteriores hicieron. Como cada serie de televisión de múltiples temporadas, las huellas del pasado hacen más notorias las carencias del presente.
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A continuación, SPOILERS de “La casa de papel” temporada 4:
Esta temporada puede describirse en una sola palabra: reacción. El profesor y su banda, más que llevar las riendas, tienen que adaptarse a las nuevas reglas dictadas por la inspectora Alicia Sierra (Najwa Nimri) y su equipo; quienes no solo hirieron mortalmente a Nairobi, sino que capturaron a la exinspectora Raquel Murillo (Itziar Ituño) y la hicieron pasar por muerta; secreto que no dura mucho tiempo.
Lo mejor de este cambio en el mando ocurre cuando Murillo es interrogada, escenas todas en las que Sierra brilla por poner contra las cuerdas a su interlocutora; esto al hacerle cuestionar su vida. ¿Es el Profesor otro abusivo, con lo cual Raquel no haría más que repetir el patrón que convirtió su vida amorosa en un calvario? Ese diálogo en particular fue el más doloroso de toda la temporada porque, si bien incluye manipulación por parte de Sierra, tiene mucho de verdad.
También por el lado de la reacción ante el nuevo tablero de juego, destacan las acciones del Profesor (Álvaro Morte), quien improvisa planes y los integra con su narrativa para mantener a la opinión pública del lado de los atracadores: los secuestradores son los buenos, el gobierno es el malo. Las autoridades, por supuesto, caen redonditas al valerse de conductas propias de un estado en el que los derechos fundamentales no existen. Otro que reacciona es Palermo (Rodrigo de la Serna), al que Tokio le hace un golpe de estado y que pasa a ser un peligro para sus propios compañeros, pues es el responsable directo de las acciones de Gandía. Este rol de “serpiente del Edén” acerca a Palermo más a Berlín, algo innecesario (no necesitamos a otro como él).
Más que en ninguna otra temporada, “La casa de papel” parte 4 te pide suspender la incredulidad, y no para que, como dicen los españoles, “te comas con patatas” los planes del Profesor, sino por tres situaciones específicas: la explosión de la granada neutralizada con cascos y chalecos de kevlar, la videollamada donde un cirujano da instrucciones sobre cómo retirar una bala y extirpar, parcialmente, un pulmón; y que Tokio sea la más indicada para dirigir el atraco en reemplazo de Palermo.
¿Quién en su sano juicio podría pensar que Tokio tiene materia de líder? No se lo cree ni ella misma. Ante la ausencia de Nairobi, que Tokio asuma el mando no sentido, como tampoco lo tiene que el Profesor haya accedido a llevar a cabo el plan si sabía que Palermo tampoco tenía una conducta equilibrada. En este punto el guion hace agua.
En el segundo caso sobreviven Denver y Río, en el tercero también sobrevive Nairobi (Alba Flores), quien resultó mortalmente herida al final de la temporada anterior. Pero ella solo vuelve para compartir unos momentos con sus amigos y para que Gandía, que en el tráiler era mostrado como una versión malvada de John McClane, la tome de rehén en uno de sus múltiples intentos para desarticular el atraco. Gandía, que demostró en ocasiones anteriores no tener sentido común, lo vuelve a demostrar al meterle un tiro en la cabeza a Nairobi.
Matar a Nairobi, cuyo escape de la muerte parecía haberla convertido en intocable, fue una sorpresa nada agradable, pero sorpresa al fin y al cabo; tanto para los personajes como para la audiencia, pues ambos se quedan sin el ser más luminoso y honesto de todo el elenco. ¿Fue necesaria su muerte? No realmente, salvo para ofrecer drama tal y como ocurrió cuando tocó despedirse de Berlín, Oslo y Moscú; además de que su partida refuerza el voto de los héroes para salir vivos de la operación.
La trama que, hasta el momento, se mantiene como la más tangencial y poco desarrollada es la que involucra a Arturito (Enrique Arce) y la rehén de la que abusa sexualmente. Arturito, quien ya había demostrado ser un miserable en temporadas anteriores, confirma su estatus y… solo eso. Tocar un tema tan serio como este solo para hacer que odiemos a un personaje es un despropósito.
El tiroteo sobre el techo del Banco de España, gracias al cual Raquel Murillo se pone a buen recaudo, es un ejemplo de cómo crear tensión y, así mismo, ofrecer un alivio para Raquel, que en la primera mitad de la temporada la pasó muy mal. Aún así, se trata de una forma insuficiente de acabar la temporada a pesar de que también se muestra cómo el Profesor tiene un nuevo problema cuando la inspectora Sierra descubre su nuevo escondite. La temporada empezó bien, pero con cada episodio perdió fuerza y un sacrificio de sangre como el de Nairobi poco hace para rescatar el producto final.
DATO
Todos los episodios de “La casa de papel" parte 4 están en Netflix.
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