La actriz venezolana Arlette Torres (centro, derecha) habló de la discriminación que ha experimentado durante sus décadas en España. Ella ha participado de películas como "La tribu". (Foto: MOD Producciones)
La actriz venezolana Arlette Torres (centro, derecha) habló de la discriminación que ha experimentado durante sus décadas en España. Ella ha participado de películas como "La tribu". (Foto: MOD Producciones)
Agencia EFE

Ser actriz latina en supone enfrentar estereotipos que te limitan a papeles secundarios, como empleada del hogar o limpiadora, pocas veces protagonista, porque el acento o el color de piel suelen ser parte de un guion alejado de una realidad social más diversa.

“Por eso me hice actriz, porque quiero soñar por ejemplo con ser astronauta, médico en urgencias, presidenta de un país, la protagonista de la historia”, relata a EFE en Madrid la franco-venezolana Arlette Torres.

La suya es una de las voces que se reflejan en un estudio de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) sobre cómo esos perjuicios se trasladan a las pantallas de cine y televisión en España, donde los papeles que quedan para ellas son los de drogadicta o prostituta, lejos de la realidad de la calle más plural.

Educar desde la pantalla

Son un orgullo haberlos hecho, porque forman parte de la sociedad, pero quiero hacer otras cosas”, comenta Torres, nacida en Caracas y afincada en España casi dos décadas.

Los podemos representar, porque existen, pero no son los únicos que existen” esos papeles marginales, y “aunque seamos inmigrantes, somos parte de la sociedad española”, más diversa que lo que se traslada al espectador, insiste.

La actriz de películas como “La tribu” en España o “Liz en septiembre” en Venezuela advierte de que “se trabaja mucho desde los estereotipos”, cuando los medios audiovisuales deberían “educar a los que están entreteniendo, pero parece que a veces se les olvida ese papel fundamental para hacer representaciones verdaderas de una sociedad”.

“Todo lo que se represente en los medios cala en el espectador”, pero si lo que se transmite es una imagen de cuidadora o prostituta, “cuál es el mensaje a la sociedad”, se pregunta quien ha trabajado en series como “El secreto de Puente Viejo” o “HIT”.

A Torres, también modelo y periodista, le “emociona, porque debería ser natural” también en España, que en otros países como Francia o Estados Unidos “hay más diversidad e inclusión de personajes, que no solamente reflejan un solo estrato social, sino que migrantes y racializados también ocupan personajes principales”.

De poco latino a exótico

El informe muestra que en España son pocos los papeles para actrices “racializadas”, aunque dentro de ellos la mayoría son de latinas.

“Mujeres Migrantes y/o Racializadas en el Audiovisual Español” revela que esos papeles casi siempre secundarios y estereotipados apenas plasman la realidad de muchas migrantes integradas en el país con trabajos bien distintos.

Desde el casting, en el que se pide cierto color de piel o acento en el habla, se dirige a estas actrices a roles que asocian a colombianas con el narco o a argentinas con personajes temperamentales, o se ven rechazadas porque su aspecto parece “poco latino” al ser “alta y guapa”, con una visión exótica que simplifica su presencia en la pantalla.

Para contribuir a una mayor diversidad, que acabe con esa imagen de bajo estatus social o incluso marginalidad, CIMA propone recomendaciones para un acceso en igualdad de condiciones a los trabajos audiovisuales, incluidos los puestos técnicos, “donde hay una carencia tanto de género como de origen”, y directivos, pues “la forma de cambiar la situación debe darse desde las altas posiciones”.

El estudio de las investigadoras de la Universidad de Salamanca (España) María Marcos Ramos y Beatriz González de Garay recoge testimonios de cerca de medio centenar de estas actrices, aunque algunas de forma anónima ante el temor de ser señaladas como problemáticas en su trabajo.

Arlette Torres sí se moja ante este panorama de tópicos que limitan a la actriz latina a esos papeles: “si no nos movemos, dónde vamos. Hay que seguir trabajando para concienciar a quienes escriben guiones a que abran los ojos”.

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