Los lentes de contacto son una maravillosa solución para corregir problemas refractivos, pues mejoran tu visión sin limitar tu capacidad de movimiento. Pero, cuidado, si no les das un buen uso y no los limpias con esmero, pueden ocasionarte inflamaciones, infecciones e incluso ceguera. Veamos cómo prevenir estos problemas.
Conjuntivitis papilar gigante
Para empezar, encontramos la conjuntivitis papilar gigante, un síndrome inflamatorio no infeccioso de la superficie ocular, que genera papilas (prominencias) en la conjuntiva tarsal superior (membrana que tapiza el globo ocular), provoca secreción mucosa, hiperemia (sangre en abundancia), visión borrosa, picor y lagrimeo.
Este síndrome ocurre en algunas personas que usan lentes de contacto y parece ser una respuesta alérgica o irritativa a los residuos que se acumulan en los lentes o a preservantes como el timerosal, que se emplea en algunas soluciones de limpieza para lentes de contacto.
Para aliviar las molestias, pueden ayudar los colirios antiinflamatorios. Pero el tratamiento más aconsejado es, simplemente dejar de usar los lentes de contacto. Claro, hay pacientes que se niegan a hacerlo y prueban suerte con productos de limpieza libres de timerosal, lo cual a veces les resulta. De cualquier forma, debes saber que las papilas tardan meses en desaparecer y lo peor es que a veces regresan.
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Sequedad ocular
Otro problema es la sequedad ocular, que se manifiesta con ardor, picazón o enrojecimiento en los ojos y sensibilidad a la luz. Como expresa el doctor Edgar Hidalgo, director médico de la Clínica de Ojos Oftalmic Laser, los lentes de contacto no generan este problema, pero sí lo agravan.
«Es posible usar lentes de contacto aunque uno tenga ojo seco, pero junto con un buen lubricante. Y si la persona con ojo seco trabaja en una oficina con aire acondicionado, tiene dos opciones: o deja de usar sus lentes o tendrá que ponerse las lágrimas artificiales con más frecuencia, cada dos horas quizá», advierte el oftalmólogo.
Hipoxia ocular
Se presenta cuando la córnea no recibe oxígeno. Algunas personas que usan lentes de contacto tienen este problema y sus síntomas son irritación, sensación de sequedad y enrojecimiento en los ojos. La clave en este tema es tratar de usar los lentes menos tiempo.
Cabe señalar que el material de algunos lentes de contacto (hidrogel de silicona) ofrece un mayor aporte de oxígeno al ojo: siete veces más que los lentes tradicionales.
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Queratitis por Acanthamoeba
La Acanthamoeba es una bacteria que se transmite por el agua y se puede adherir al lente de contacto cuando una persona nada en la piscina. Si la infección se diagnostica a tiempo, se trata con antibióticos. Pero si pasa el tiempo y no hay una mejora, puede ser necesario un trasplante de córnea. Incluso podría provocar ceguera si el microorganismo se arraiga profundamente y no es posible retirarlo. Por eso es importante usar los lentes en forma adecuada, no dormir con ellos y «limpiarlos correctamente (tanto los lentes como sus estuches), con las soluciones limpiadoras más apropiadas, indicadas por el médico. Por supuesto, lavarse las manos antes de hacerlo», refiere el doctor Max Calderón, director del centro oftalmológico que lleva su nombre.
Cuidados:
1. Lávate las manos con agua y jabón y sécalas antes de tocar los lentes de contacto.
2. Quítate los lentes antes de ir a dormir, ducharte o nadar.
3. Lava los lentes de contacto con las soluciones desinfectantes cada vez que te los quites.
4. Tras cada uso, frota y lave el estuche de los lentes de contacto con solución, seca el estuche con un paño limpio y guárdalo boca abajo sin las tapas.
5. No añadas solución fresca a la que ya está en uso.
6. Cambia el estuche de los lentes de contacto al menos una vez cada tres meses, y lleva un par de anteojos de respaldo por si tienes que quitarte los lentes de contacto.
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