Cuando la publicidad nos llevó a la Luna

El acontecimiento del año 1969 fue sin lugar a dudas la llegada del hombre a la Luna. Así lo entendieron en discos IEMPSA que aprovecharon la ocasión para hacer el lanzamiento del nuevo disco de Óscar Avilés y Los Zañartu.

Los días previos al lanzamiento del Apolo 11 fueron maravillosos para la humanidad y para la creatividad de los publicistas quienes hicieron una lluvia de ideas para promocionar televisores, radiolas, ropa, zapatos y cuanto aparato o servicio pueda ser relacionado con la luna.

Los avisos publicitarios muestran cómo eran los hábitos de consumo de los peruanos quienes vivían el día a día de los astronautas a través de la televisión, la radio y la prensa.

En vez de ser eclipsada por la luna, la campaña publicitaria de Fiestas Patrias fue repotenciada con avisos tan interesantes como pintorescos. Aquí una apretada selección.

La era espacial había llegado y la vía satélite hacía su aparición en el vocabulario popular. Así lo demuestran estos avisos del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones y motores Cummings.

¿Qué le preocupaba al televidente de los años 60? Perderse su programa favorito mientras aparecería la imagen completa en la pantalla del televisor de tubo. Para solucionar ese problema Westinghouse trajo al Perú los televisores con memoria electrónica que prometían un encendido automático.

Estamos en órbita aseguraba Automotores San Jorge que ofrecía una oferta insuperable en autos Ford.

El minuto a minuto de la llegada del hombre a la luna, desde el despegue hasta la caminata lunar, se vivió a partir del 16 de julio cuando Coca Cola publicó la programación de los canales 4 y 9. Enlaces con el enviado especial a Cabo Cañaveral Pablo de Madalengoitia, documentales sobre los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin, explicaciones en vivo con expertos en astronáutica complementaban la transmisión vía satélite del histórico evento espacial.

La radiola era un aparato de radio y un tocadiscos ensamblados dentro de un mueble. Para aquel año, Philco tenía a 5,000 ingenieros desarrollando las radiolas más potentes capaces de reproducir los sonidos de la vida real.