La preocupación es una parte natural de la vida humana, pues nos ayuda a prepararnos para futuras situaciones y a ser conscientes de los posibles problemas. Sin embargo, cuando la preocupación se vuelve excesiva y se centra en aspectos que no podemos controlar ni resolver, puede ser perjudicial para nuestra salud mental y bienestar.
La preocupación es una parte natural de la vida humana, pues nos ayuda a prepararnos para futuras situaciones y a ser conscientes de los posibles problemas. Sin embargo, cuando la preocupación se vuelve excesiva y se centra en aspectos que no podemos controlar ni resolver, puede ser perjudicial para nuestra salud mental y bienestar.
Milenka Duarte

Vivimos en un mundo en el que las responsabilidades diarias, los desafíos y los cambios constantes pueden llevarnos a experimentar una serie de a lo largo de nuestra vida. En definitiva, esta es una parte natural de nuestra esencia como seres humanos, pues en realidad es una que está profundamente arraigada a nuestra como un mecanismo de supervivencia, el cual nos permite poder anticiparnos y prepararnos ante la o posibles “amenazas”. No obstante, cuando esta se vuelve excesiva y se centra únicamente en, puede transformarse en una que afecta significativamente nuestra calidad de vida.

¿Cuántas veces te has sumergido en una espiral de sobre situaciones que no puedes cambiar? ¿cuántas noches has perdido el preocupándote por el “qué pasará si...”? Sin duda, es importante tener en cuenta que, dejar de preocuparse en exceso no es solo una cuestión de evitar el malestar como tal, sino de poder recuperar el control de nuestra propia vida y, a su vez, encontrar paz en medio del caos que nos rodea.

¿Qué diferencias existen entre una preocupación saludable y una patológica?

Básicamente, la principal diferencia entre una preocupación normal y saludable de una patológica y excesiva radica en la intensidad, la duración y el impacto que tienen en la vida diaria de las personas. Por un lado, la preocupación normal es temporal, específica, se da de manera ocasional y desaparece una vez que la situación se resuelve, motivo por el cual, no repercute negativamente en el funcionamiento cotidiano, es decir, a nivel laboral, académico, interpersonal, etc., explicó el doctor Alberto Alegre Bravo, coordinador académico de la carrera de psicología de Continental University of Florida a .

“En cambio, la suele ser persistente y ocurre con mucha más frecuencia- puede durar meses o años- y sin un desencadenante en concreto, por lo que es más difícil de controlar, causando así malestar y alterando por completo el bienestar integral de un individuo”.

La preocupación excesiva y poco productiva suele ser vaga, general o excesivamente enfocada en escenarios hipotéticos o poco probables, conduce a altos niveles de ansiedad, estrés crónico y puede interferir significativamente con la vida diaria.
La preocupación excesiva y poco productiva suele ser vaga, general o excesivamente enfocada en escenarios hipotéticos o poco probables, conduce a altos niveles de ansiedad, estrés crónico y puede interferir significativamente con la vida diaria.

Ciertamente, considero relevante recalcar que, la preocupación puede ser una herramienta útil, siempre y cuando, nos ayude a prepararnos y resolver problemas. Por ejemplo, una preocupación productiva nos lleva a tomar medidas concretas o a desarrollar planes de contingencia para solucionar una situación en concreto y en un período de tiempo puntual. Además, está centrada en problemas presentes y factibles, en los cuales tenemos algún tipo de control o influencia, razón por la cual, una vez que tomamos acción, nuestro nivel de disminuye. Sin embargo, una preocupación no productiva, ocupa una cantidad significativa de nuestro tiempo sin un progreso real, pues está enfocada en cuestiones hipotéticas o en un lejano, sobre las que no tenemos ningún tipo de control, generando así que nos sintamos estancados y abrumados, sin la capacidad para avanzar hacia las soluciones.

¿Cuáles son las causas más comunes de la preocupación excesiva?

De acuerdo con el especialista, la preocupación excesiva puede tener diversas causas, y a menudo es el resultado de una combinación de los siguientes factores:

¿Cuáles son las señales que indican que nos estamos preocupando de manera excesiva?

Preocuparse es una respuesta natural al y a los desafíos de la vida; no obstante, cuando esta se vuelve excesiva, incluso patológica, puede afectar negativamente la salud general. Por consiguiente, es fundamental conocer algunas de las señales más comunes, incluyendo:

  • Pensamientos intrusivos: Dificultades para dejar de pensar en el problema, incluso cuando uno intenta distraerse.
  • : Dificultades para conciliar el sueño o despertarse frecuentemente en la noche debido a las preocupaciones.
  • Problemas físicos: Puede incluir , tensión muscular, problemas digestivos, palpitaciones, sudoración excesiva y fatiga. Estos síntomas son el resultado del estrés y la ansiedad.
La vida está llena de incertidumbres, por ello, aprender a aceptar que no podemos predecir ni controlar todo, y que está bien no tener todas las respuestas, es clave para liberarnos de la necesidad de preocuparnos constantemente.
La vida está llena de incertidumbres, por ello, aprender a aceptar que no podemos predecir ni controlar todo, y que está bien no tener todas las respuestas, es clave para liberarnos de la necesidad de preocuparnos constantemente.
  • Irritabilidad: Se experimenta una permanente sensación de nerviosismo, , molestia e inquietud.
  • Dificultad para concentrarse: La preocupación constante interfiere con la capacidad de poder enfocarse en temas o actividades cotidianas.
  • Aislamiento social: Alejarse del resto debido al estrés o la preocupación.
  • Pensar de manera catastrófica sobre eventos futuros improbables.

De igual manera, las personas tienden a tener una necesidad de control, es decir, tratan de manejar todas las variables de una situación para evitar posibles problemas, lo que puede llevar a comportamientos perfeccionistas y hasta cierto punto . Asimismo, cabe señalar que, suelen debido a la parálisis por el exceso de preocupación sobre las posibles consecuencias.

¿Qué efectos puede tener la preocupación excesiva en la salud mental?

En primer lugar, como destacó el psicólogo, los individuos que padecen de un trastorno de ansiedad generalizada experimentan una preocupación crónica y excesiva sobre una variedad de temas, lo que interfiere significativamente con su vida diaria. Además, este tipo de preocupación patológica mantiene al cuerpo en un estado de alerta prolongado, lo que puede desencadenar un estrés crónico, en otras palabras, un , así como también puede derivar en , puesto que la persona suele sentirse abrumada, desesperanzada y atrapada en un círculo vicioso de pensamientos negativos.

“Igualmente, esto repercute en la pues los individuos que se preocupan mucho, a menudo tienen mayores dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. También puede afectar en las , ya que como suelen volverse más , sin duda, esto puede causar conflictos y problemas de con amigos, familiares y compañeros de trabajo. En realidad, preocuparse en exceso nos limita, dado que bloquea nuestro crecimiento y nos impide gozar en su totalidad de la vida”, mencionó Carmen Mercedes Arévalo Araujo, miembro del comité de psicología de clínica y de la salud del Colegio de Psicólogos del Perú.

La meditación y la atención plena pueden ayudarnos a aceptar el momento presente y a soltar las preocupaciones sobre el futuro o el pasado.
La meditación y la atención plena pueden ayudarnos a aceptar el momento presente y a soltar las preocupaciones sobre el futuro o el pasado.

¿De qué manera podemos dejar de preocuparnos en exceso sobre lo que está fuera de nuestro control?

Dejar de preocuparnos en exceso sobre lo que está fuera de nuestro control es un proceso que puede requerir de tiempo y práctica, por ello, el doctor Alberto Alegre recomendó las siguientes estrategias que pueden ayudarnos a manejar nuestra ansiedad ante dichas situaciones:

  1. Practica la aceptación: Reconocer que hay aspectos de la vida que están fuera de nuestro control directo puede ayudarnos a reducir la lucha interna y la ansiedad asociada. Sin lugar a duda, esto también significa que debemos aceptar que la incertidumbre es una parte inevitable, por lo que tenemos que aprender a convivir con ella.
  2. Enfócate en la influencia en lugar del control: En concreto, es importante dirigir nuestros esfuerzos hacia aquellos aspectos y personas sobre las cuales podemos tener un impacto positivo en vez de intentar controlar todo a nuestro alrededor. Ciertamente, este enfoque nos permite disminuir nuestros niveles de estrés, así como también al centrarnos en
  3. Practica la atención plena: Ely otras prácticas de la meditación, como la pueden ayudarnos a centrar la mente en el presente y a observar los pensamientos ysin dejarnos llevar por ellos, reduciendo así la preocupación por el futuro o el pasado.
  4. Establece límites de tiempo para la preocupación: Es esencial permitirnos un tiempo específico para preocuparnos de las cosas, por lo que una vez que este período termina, es necesario que busquemos enfocarnos en otras actividades que favorezcan nuestro desarrollo y bienestar.
  5. Identifica y desafía los pensamientos irracionales: Por lo general, solemos preocuparnos por situaciones que nunca sucederán. Por lo tanto, cuestionar la lógica y la probabilidad de estos pensamientos puede ayudarnos a disminuir la preocupación. A través de la reestructuración cognitiva, podemos examinar y cambiar nuestros pensamientos automáticos y que alimentan la preocupación excesiva. Esto incluye identificar pensamientos negativos automáticos como “no puedo hacer nada al respecto” o “esto siempre me sucede a mí”, y reemplazarlos por pensamientos más realistas y útiles.
  6. Practica el : Mantener una rutina de , ya sea mediante , como caminar, correr, nadar o , nos ayudan a liberar endorfinas, por ende, reducir el estrés y la ansiedad. Igualmente, asegurar un buen patrón de sueño y una , puede potenciar nuestra
  7. Manejo eficaz del tiempo: Al organizar nuestro tiempo de manera efectiva, podemos concentrarnos en las tareas y responsabilidades que sí podemos manejar. Esto nos ayuda a desviar la atención de preocupaciones poco productivas sobre cosas que no podemos cambiar.
  8. : No tenemos que enfrentar los desafíos de la vida solos, por este motivo, es primordial buscar apoyo en amigos, familiares o profesionales que puedan proporcionarnos una perspectiva externa y ayudarnos a gestionar nuestras preocupaciones de manera más efectiva.

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