El aparato digestivo desempeña un rol fundamental en la salud del organismo, pues es el responsable de descomponer químicamente todos los nutrientes – proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales- que provienen de los alimentos y bebidas que ingerimos, con la finalidad de que nuestro cuerpo los absorba y los emplee para la energía, crecimiento y reparación de las células, refiere el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases.
Sin embargo, si este proceso, denominado como digestión es lento y genera una serie de síntomas, tales como hinchazón, flatulencias, acidez, eructos y malestar abdominal, esto puede ser un indicio de que algo está interfiriendo con un adecuado funcionamiento. Si bien la indigestión en la gran mayoría de casos no está relacionada como problemas complejos de salud, cada individuo puede experimentarlo de diversas formas, puesto que algunos lo presentan de forma esporádica, mientras que, otros pueden padecerlo a diario.
Por su parte, como refiere la nutricionista Lidia Mateos, al diario La Vanguardia, la digestión debería pasar desapercibida, razón por la cual, si sufrimos de molestias estomacales de manera regular, es fundamental acudir a un médico para descartar cualquier posible complicación, pero también es importante tomar en cuenta que, muchas veces estos síntomas pueden aliviarse con cambios en el estilo de vida, pues los patrones alimentarios que seguimos pueden influir en esta condición.
¿Cuáles son los errores más comunes que pueden impactar en una mala digestión?
Evitar el desayuno
Uno de los puntos más importantes a tomar en cuenta es, mantener una rutina en cuanto a nuestra alimentación, pues como expresa Sabela Carballal al portal La voz de la salud, lo más recomendable es realizar cinco comidas al día de poca cantidad, siendo las principales el desayuno y el almuerzo, con el objetivo de que la mayoría de la ingesta sea por la mañana y de forma progresiva se dé un descenso en la proporción de los alimentos, para que la cena sea más ligera.
Básicamente, como señala la especialista, esto se debe a que las hormonas que se encargan de metabolizar los alimentos también tienen su ritmo circadiano, motivo por el que durante la mañana solemos tener más energía para afrontar nuestras labores. Además, por la tarde y noche, los requerimientos de energía y los niveles de cortisol disminuyen, por ello, es clave reducir igualmente el volumen de alimentos.
Consumo de alimentos ultraprocesados
De acuerdo con la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), la ingesta excesiva de grasas puede perjudicar la salud digestiva, pues hace que el estómago funcione lentamente. En definitiva, los alimentos ultraprocesados son elaborados a base de sustancias extraídas o derivadas de otros alimentos, los cuales contienen una serie de aditivos que permiten realzar el color, el sabor y la textura. En concreto, al ser de mala calidad, obstaculizan la digestión provocando estreñimiento, así como su consumo habitual puede desencadenar problemas de sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, entre otras afecciones.
No beber agua durante las comidas
Desde luego, este es un error bastante común, ya que a lo largo de los años ha predominado un mito en nuestra sociedad, pues se tiene la creencia de que es contraproducente tomar agua durante las comidas. Sin embargo, como declara Sara Jiménez al diario español, el agua es indispensable para la vida, puesto que además ayuda a que los alimentos avancen por el sistema digestivo, previniéndonos del estreñimiento, aunque sí es fundamental que esta sea repartida a lo largo del día y no beberse únicamente al momento que estamos comiendo. Adicionalmente, al incluirla durante las comidas principales, esto nos ayuda a evitar la ingesta de alternativas menos saludables, como los refrescos y el alcohol, los cuales producen más secreción de jugos gástricos y pueden provocar irritación e inflamación de las mucosas del sistema digestivo.
Comer muy rápido
Es fundamental tener en cuenta que, el proceso digestivo inicia cuando una persona se coloca los alimentos en la boca y se procede a realizar movimientos, como masticar, el cual es sumamente necesario para un correcto funcionamiento del estómago. Por esta razón, si comemos muy rápido y no masticamos adecuadamente, esto dificulta el procesamiento de los alimentos y que, por ende, la digestión sea más lenta y pesada. Además, no masticar bien puede generar una aerofagia, la cual surge por ingesta excesiva de aire, provocando hinchazón, eructos, gases y dolor abdominal, sostiene Mateos.
Siesta después de comer
Aunque este tema puede generar múltiples opiniones, como destaca la nutricionista Lidia Mateos, cuando nos disponemos a realizar una siesta completamente echados después de comer, esto puede dificultar la función del estómago, por lo que sería recomendable emplear algunos cojines para evitar el reflujo. Si bien es cierto, esto no tiene porque resultar un problema para todo el mundo, esta es una pauta que sí deberían seguir las personas que presentan problemas estomacales, influyendo: hernia de hiato o enfermedad por reflujo.
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