La NBA rescató el All Star Game

Febrero es un mes importante para la NBA: marca el último mercado de transferencias, la mitad de la temporada y el famoso All Star Weekend. Este fin de semana de estrellas representaba un relajo para los mejores jugadores, ya que todo el foco se posaba en una ciudad que albergaba los tradicionales concursos de habilidades, volcadas, triples y el cierre de fiesta con el partido entre las estrellas del baloncesto mundial. Sin embargo, en el último tiempo había perdido brillo debido a que no se jugaba intenso, era una práctica con público prácticamente.

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El partido de estrellas cumplió su 69° aniversario en la ciudad de Chicago, en el United Center específicamente. Este partido ha sufrido varios cambios: comenzó siendo Conferencia Este vs. Oeste a pasar a tener dos equipos capitaneados para balancear los equipos a tener un nuevo formato que se aplicó para el 2020. Asimismo, también sufrió variaciones en las formas: se utilizan uniformes especiales, cada año se añade un show distinto y se pueden ver múltiples celebridades.

No obstante, lo que menos importaba en todo esto era el baloncesto. Muchos flashes, presentaciones extravagantes, lanzamiento de nuevas zapatillas pero muy poco juego. Un partido deslucido, que solo ofrecía clavadas, lujos pero poca competencia.

A lo mucho, los verdaderos aficionados del baloncesto esperaban el último cuarto, con la esperanza que no se hayan sacado mucha diferencia para observar algo de táctica y competencia. En algunas ediciones, como en 2003 que fueron a doble tiempo extra o 2010 que se definió por dos puntos, se pudo apreciar un cierre emocionante. En otras ocasiones, la distancia fue insalvable, como en 2009 (146-119) o en 2016 (196-173).

Usualmente, los primeros tres parciales servían para los highlights con volcadas sin oposición, triples desde muy lejos y pases con grado alto de dificultad. De la defensa no se podía hablar porque brillaba por su ausencia.

Es por ello que el All Star perdió el estatus importante que gozaba en antaño. Año tras año se esperaba ver un juegos serio y terminaba siendo un partido laxo. Una de las razones importantes se determinaba por las conferencias, la Oeste resultaba demasiado fuerte para un Este que no contaba con la misma cantidad de estrellas.

Las críticas apuntaban a una nula defensa y al poco espíritu competitivo de ambos equipos en la duela. Era impensado que en un partido de NBA se pudieran anotar 192 puntos, por ejemplo.

La NBA decidió cambiar el formato y optar por capitanes que seleccionen a sus equipos, mezclando jugadores de ambas conferencias a partir del 2018. La prueba resultó atractiva pero no conectó del todo con los fanáticos. Es por ello que para el 2020 volvieron a la carga con un nuevo formato. Criticado al principio pero el tiempo les dio la razón.

Bajo un halo de caridad, la NBA decidió apostar por un formato innovador: cada cuarto empezaba 0-0 y el que llegaba al último parcial con la ventaja establecía el target. En homenaje a Kobe Bryant, se le añadían 24 puntos y fijaba un objetivo, el primer equipo en llegar a dicha cifra ganaba el All Star. Lo emocionante, no había reloj, simplemente había que llegar a esa cantidad de puntos para llevarse el partido.

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A priori, sonaba a un disparate más de la NBA. A un formato que aprovechaba la coyuntura para dar un paso adelante y buscar innovar en torno a un producto devaluado. El homenaje a Kobe sonaba bastante forzado ante unos fans que exigían el cambio del logo de la liga por la silueta del ex alero de los Lakers.

La noche anterior al partido, el comisionado Adam Silver presentó el trofeo Kobe Bryant que sería entregado al MVP del All Star. Con ello apaciguó la ira de los fanáticos que aun se encontraban anonadados por el nuevo formato.

La liga dio en el clavo con el formato. Al comenzar de cero cada cuarto, los jugadores se esforzaron por ganar dinero para la comunidad que habían elegido. Se estipuló que el ganador de cada parcial ganaría 100 mil dólares para ayudar a gente en Chicago. Con una motivación extra, las estrellas mostraron lo mejor de sí. Aunque la defensa seguía brillando por su ausencia.

En el antiguo formato, solo se “jugaba” baloncesto puro en los últimos cinco o cuatro minutos y si es que estaba la denominada “chiquita” (diferencia de 5 o menos puntos). Para esta edición, al marcarse un objetivo y no tener reloj, la competitividad estaba asegurada.

Ver duelos 1 vs. 1 jugando al máximo entre LeBron James vs. Giannis Antetokounmpo como si fuesen las finales de la liga, James Harden jugando defensa, los árbitros cobrando rigurosamente, los entrenadores ordenando jugadas tácticas. Todo este ambiente rodeado de los mejores jugadores de la liga. Es como si fuese un fantasy league en el 2KNBA.

Este último cuarto probablemente sea recordado como uno de los mejores de la historia. Si bien se definió desde la línea de tiro libre, hubo ambiente de Playoffs con los mejores jugadores en la duela. Hubo mucha defensa, competitividad y ganas de quedarse con el partido. Algo que fue reconocido por todos los presentes en el United Center. Un All Star Game que será venerado en los libros de la NBA.

Fue triunfo del Team LeBron 157-155 con Kawhi Leonard como el Kobe Bryant ASG MVP debido a sus 30 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias en solo 20 minutos. Eso quedará en la anécdota. Ganó el baloncesto.

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