Carlos Maury

En la historia del ajedrez peruano, hay páginas que destacan por su singular relevancia y belleza, donde se entrelazan la genealogía y el carácter del juego enroque. Estas páginas llevan inscrito el nombre del recientemente fallecido Gran Maestro peruano-español Orestes Rodríguez Vargas, quien marcó una época fundamental en el ajedrez durante el final del siglo XX.

LEE MÁS: Perú, el país que menos utiliza a sus jóvenes en las Eliminatorias 2026: ¿Falta de talento o de oportunidades?

Nacido el 4 de julio de 1943, Rodríguez Vargas se convirtió en una de las figuras más prominentes del ajedrez nacional. Reconocido como Pentacampeón peruano desde 1968 hasta 1972, representó a Perú en seis olimpiadas: 1964, 1970, 1972, 1978, 1986 y 1988. Su trayectoria culminó con el título de Maestro Internacional en 1972 y el de Gran Maestro en 1978 en Lanzarote, España. Notablemente, alcanzó su rating más alto de 2494 en julio del 2000.

Durante su ilustre carrera, Rodríguez Vargas destacó en varios torneos internacionales, logrando el primer lugar en competiciones como Alicante 1974, Reggio Emilia 1975, Orense 1977 y Lanzarote 1977. Su juego táctico, brillante y astuto, le permitió vencer a grandes maestros como Bent Larsen (Dinamarca), Oscar Panno (Argentina), Antony Miles y Raymond Keene (Inglaterra), así como a Lajos Portisch (Hungría). Su partida más célebre se llevó a cabo en 1972 contra Miguel Ángel Quinteros (Argentina). En la Olimpiada de Buenos Aires de 1978, se alzó con la Medalla de Plata individual, logrando un impresionante 80% de puntos en 10 partidas.

Aquí en una de las dos exhibiciones que el desaparecido GM dio en Cuba, donde compitió en el Campeonato Panamericano 1970 desarrollado en la Habana y también participó en el famoso torneo internacional "Capablanca In Memorian" de 1972 en la ciudad de Cienfuegos.
Aquí en una de las dos exhibiciones que el desaparecido GM dio en Cuba, donde compitió en el Campeonato Panamericano 1970 desarrollado en la Habana y también participó en el famoso torneo internacional "Capablanca In Memorian" de 1972 en la ciudad de Cienfuegos.

En 1995, Orestes se trasladó a España, donde adquirió la nacionalidad y se unió al reconocido Club VULCA de Barcelona. En este club, formó una formidable dupla con el Gran Maestro español Juan Manuel Bellón. Juntos, lograron una hegemonía en los campeonatos de Clubes de España, conquistando la liga consecutivamente desde 1980 hasta 1989. La Olimpiada de Manila en 1992 marcó otro hito en su carrera, donde terminó como el jugador más destacado del equipo español, cumpliendo su participación de forma invicta con 6.5 puntos de 9 partidas.

Orestes Rodríguez Vargas también aportó al mundo del ajedrez a través de sus escritos en la revista española JAQUE. Su legado no solo reside en sus logros y victorias sobre el tablero, sino también en la influencia que dejó en el ajedrez latinoamericano y español.

Es importante recordar que hace unos días se conmemoraron 60 años de un momento anecdótico en la Olimpiada de Tel Aviv, donde se produjo un alboroto por la sorpresiva visita del actor Kirk Douglas, un gran aficionado al ajedrez, a la sala de juego el 21 de noviembre de 1964.

El legado del Maestro Orestes Rodríguez Vargas perdurará como una fuente de inspiración y admiración para futuras generaciones de ajedrecistas. Su contribución al ajedrez será siempre recordada y valorada, reafirmando su lugar en la historia del deporte en Perú y en el ámbito internacional.