Melissa Rodríguez Enciso

El último Ranking de Competitividad Mundial 2024 presentado por Centrum PUCP, y el Institute of Management Development (IMD) de Suiza, mostró que el Perú se ubica en el puesto 63 de 67 países, un mínimo histórico con 43,4 puntos de los 48,1 obtenidos en el 2023.

El presidente del Consejo Privado de Competitividad (CPC), David Tuesta, explicó que, según el reporte, la evolución de nuestro puesto en este ranking en el periodo 2008-2024, muestra una senda de permanente caída. De hecho, en ese periodo, pasamos del puesto 36 al 63.

“La caída más pronunciada se puede observar en el 2017, cuando inician los problemas políticos agudos con la vacancia y la continuidad de jefes de Estado que no han podido mantenerse durante un periodo completo gobernando el país y eso, al final, demuestra que no hay un piloto constante y permanente”

David Tuesta, presidente del Consejo Privado de Competitividad

David Tuesta,

Luis Del Carpio, director de la Maestría en Gerencia de Desarrollo Regional Competitivo de Centrum PUCP, comentó que, desde el 2008, año desde el que se realiza esta medición, el pilar que ha ‘defendido’ al país ha sido el de desempeño económico. El Perú tuvo una caída significativa debido a la pandemia, alcanzando los 45 puntos de 100 y hoy, según este último reporte, nos encontramos en 43,4 puntos, peor que en pandemia.

“Esto nos coloca en la cola de Sudamérica. Hasta el año pasado, éramos los segundos luego de Chile, ahora hemos cedido posiciones y solo le ganamos a Venezuela y Argentina, y lo que antes era un llamado de alerta de que Perú va a perder lo poco que tiene de competitivo, ya ha sucedido”, advirtió Del Carpio.

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Problemas de fondo

Para Tuesta, este es un problema de quienes elaboran las políticas públicas, tanto desde el Ejecutivo como desde Congreso. No se han impulsado las reformas necesarias para mejorar los niveles de productividad y, por tanto, la generación de empleo y el bienestar de la población.

“Faltan reformas, no hay políticas [públicas], no ha habido compromisos y por eso se ve la caída generalizada. Esa gráfica es la que describe al país. No es algo de ahora, es un tema de los políticos que han dejado de tomar medidas adecuadas para hacer del Perú un país más productivo, próspero, competitivo”, afirmó.

Según Del Carpio, lo que ha movido la aguja haciéndonos retroceder ocho posiciones ha sido el desempeño económico por la recesión y el estancamiento del país en cuanto a inversiones, revelando qué países son competitivos y cuáles no.

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“Esto tiene múltiples explicaciones, fundamentalmente la crisis política, la poca capacidad de generar empleo, desarrollo y crecimiento sostenido y el poco o casi nulo desarrollo, inversión y crecimiento en infraestructura. Son aspectos que venimos arrastrando, pero han hecho que este año revele nuestras deficiencias, luego de que muchos países lograron salir de la caída que sufrimos en la pandemia”, explicó.

Diego Macera, director del Instituto Peruano de Economía (IPE), anotó que el problema de fondo que nos dirige a estos resultados recae en que el Perú ha reducido su potencial de crecimiento de entre 5% y 6% hace 10 años, a 3%.

“Tienes una reducción a la mitad de tu PBI potencial en una década. Eso tiene varias explicaciones; pero, sobre las que podemos influir de forma más rápida, está el atractivo del Perú como destino de inversión. A largo plazo, probablemente la más importante, tiene que ver con el capital humano”, dijo.

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No somos competitivos

¿Qué es la competitividad? En palabras de Del Carpio, es la manera en la que un país gestiona sus recursos y capacidades. Los que hagan bien esta tarea, serán más competitivos. Así, post pandemia, los países que en época de crisis han sabido gestionar sus recursos y capacidades, han podido avanzar, salir y crecer, algo que no ha sucedido en el Perú.

“Lo hemos hecho peor que en otros países, hemos ido más lento, mostrado resultados muy malos en todos los aspectos. EN el 2008 éramos de los países que más crecía en el mundo y estábamos en la posición 14 del mundo en cuanto a desempeño económico, ahora estamos en la posición 60 de 67″

Luis Del Carpio, director de la Maestría en Gerencia de Desarrollo Regional Competitivo de Centrum PUCP

Por su lado, Tuesta afirmó que la competitividad es un reflejo del bienestar económico del país. “Un país poco competitivo es un país más pobre y esto se refleja en que nos hemos vuelto más pobres, es una relación directa”, agregó.

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¿Qué se necesita para mejorar?

Para Del Carpio, no podremos ver una mejora en el corto plazo porque se necesitan cambios estructurales y sostenidos relacionados a inversión en infraestructura básica, tecnología, infraestructura vinculada a la educación, entre otras. Estas inversiones requieren de un tiempo de maduración.

“No vemos nada en los últimos años que nos diga que se han hecho las inversiones suficientes que nos permitan ver un cambio significativo en los próximos años. Cualquier mejora que surja no va a ser sostenida y no nos va a hacer un país más competitivo. El resultado que vemos ahora es probable que se mantenga en los siguientes años”, sentenció.

En tanto, para Tuesta, se debe llegar a consensos políticos que limiten el oportunismo y las medidas populistas. Para ello, es necesaria una reforma política y fortalecimientos más claros que tengan, como base, políticas económicas.

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“A partir de ello, uno puede empezar a construir consensos respecto a mejorar el capital humano, que implica reformas serias en el sistema educativo, retomar las mejoras que se hicieron en educación en su momento, tanto a nivel básico como universitario. Luego, se requieren medidas orientadas al funcionamiento de los mercados que eviten que las empresas se sigan haciendo pequeñas e informales”, agregó.

Tuesta agregó que, para que todos los actores en el ámbito productivo, empresarial, económico y estatal mejore, los incentivos deben ser los correctos. Así, explicó que, por ejemplo, la política que hace que los profesores sean nombrados sin dar examen, les quita incentivos para capacitarse.

Asimismo, políticas como el combate de la anemia se han quedado estancadas desde hace más de 15 años, dijo. “Esto condena el futuro de los niños (...) y terminarán conformando una gran masa de trabajadores informales. Es un ejemplo de lo que se ha estancado o retrocedido en el Perú”, anotó.

Opinión
Seguimos hipotecando nuestro futuro

Los resultados del Ranking de Competitividad Mundial de este año no hacen más que corroborar el declive de nuestras expectativas de desarrollo, acentuado desde hace tres años. No es difícil comprender que, si no mejoramos nuestra competitividad, será imposible convertirnos en un país desarrollado hacia el 2050.

Concientes de ello, durante la década pasada hubo varios esfuerzos por enfocar las políticas públicas hacia la mejora de la competitividad. Para ello, se elaboraron políticas y planes en consenso con diversos actores más allá del sector público, con compromisos, hitos y metas acordadas.

Desafortunadamente, no hubo continuidad para consolidar estos esfuerzos y las autoridades dejaron de lado, quien sabe por qué, el Plan Nacional de Competitividad y Productividad de 2019 que incluye 9 pilares y 84 compromisos transversales a la economía, y tampoco parecen muy entusiastas con las Mesas Ejecutivas que complementan ese esfuerzo desde el punto de vista sectorial, evidenciándose inexplicables retrocesos recientes.

El abandono de la agenda de competitividad y productividad ha ocasionado en buena medida la reducción de nuestro PBI potencial y, con ello, el retroceso que estamos viviendo en términos de pobreza y calidad de vida. ¿Algún gobierno se animará a cambiar de rumbo? 

Seguimos hipotecando nuestro futuro

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