Cementos Pacasmayo consiguió el mejor registro de ventas de su historia en el 2021 gracias al dinamismo de la autoconstrucción. Su objetivo para este año es mantener sus altos niveles de despacho. “Si lo logramos, es un éxito absoluto”, refiere Humberto Nadal, CEO de la empresa del Grupo Hochschid.
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—Cuando conversamos hace un año Pacasmayo se recuperaba de la pandemia. Sin embargo, ha cerrado el 2021 con un incremento de 40% en ventas. ¿Cómo lo han conseguido?
Cuando empezó la pandemia reinaba la incertidumbre. Nuestras plantas estuvieron cerradas desde el 15 de marzo hasta fines de mayo [de 2020] y nos preguntábamos qué mercado íbamos a encontrar. Y nos hallamos con una recuperación muy rápida. Para que tengan una idea de la magnitud del crecimiento: 2019 fue el año récord de ventas en la compañía. Comparado con el 2019, sin embargo, en el 2021 crecimos 40%, una cifra que no hemos visto antes en la compañía.
—¿Este 40% de crecimiento es en comparación al 2019?
Sí. El 2019 y el 2020 fueron prácticamente iguales en resultados. El 2020 tuvimos dos meses parados, pero los siguientes meses fueron tan fuertes que ayudaron a remontar los dos meses de cero despachos.
—¿Ese es un récord de ventas histórico?
Yo tengo 16 años en el grupo (Hochschild) y fue una cifra impresionante. Terminamos el año con niveles de ventas realmente altísimos. Crecer 40% sobre el año récord de una compañía con más de 50 años de historia es una cifra realmente muy alta.
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—¿A qué se debe este crecimiento? ¿A la autoconstrucción?
Creo que el motor enorme del mercado de cementos en el Perú es la autoconstrucción. Todas las obras de infraestructura, proyectos regionales y construcción de aeropuertos, que venían avanzado mucho, se han detenido. En este escenario, la autoconstrucción que representaba entre el 60% y 65% de nuestras ventas, ha subido ahora al 70%.
—¿Esto, a pesar de la pandemia?
Hablamos de un sector pujante, cuyo driver fundamental es la construcción de viviendas. La pandemia ha incrementado la conciencia de la importancia del sitio que uno habita. La gente se ha dedicado, literalmente, a construir, y eso explica el crecimiento tan fuerte.
—¿Ha tenido algo que ver la estrategia de acercarse más al maestro de obras y al peruano que construye?
Si, claro. El modo tradicional en el mundo del cemento era vender directo de fábrica a los distribuidos, ferreterías o al canal moderno, para que estos vendan al cliente final. Esto ha cambiado radicalmente. Previo a la pandemia lanzamos un ecosistema digital que nos ha acercado tremendamente al consumidor final. Hoy atendemos en forma directa o semidirecta a 6 millones de usuarios en nuestra zona de influencia, que abarca el norte del país y la selva.
—¿Esto, como parte de la transformación digital de la empresa?
El juego ha cambiado diametralmente, y esto ha sido consecuencia de la transformación digital. Hoy, nuestros clientes pueden comprar cemento o un mixer de concreto y monitorear el pedido desde su celular, como se hace con un Uber. Nuestro ecosistema digital, que llamamos Mundo Experto Pacasmayo, ha sido un trigger (gatillo) importantísimo para incrementar las ventas.
—¿Tienen alguna proyección en ventas para este año?
Enero fue un mes complejo debido a temas operativos, porque la variante Omicrón hizo que los contagios de COVID-19 suban mucho. Esto ocasionó un problema logístico y de escasez de obreros [de construcción] que impactó un poco en las ventas. Nuestro objetivo es mantener un nivel alto de despacho. Si lo logramos, es un éxito absoluto. Las posibilidades son altas, aunque en un país con tantos signos de interrogación, como el nuestro, es difícil de predecir.
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PROYECTO DE OPTIMIZACIÓN
—¿Considerando el ruido político, siguen pensando en ampliar la planta de Pacasmayo (La Libertad)?
Sí. En noviembre del año pasado el directorio de la empresa aprobó la ampliación o, mejor dicho, la optimización de la planta Pacasmayo. Se trata de un nuevo horno que va a estar operativo el segundo trimestre del 2023. Si no tuviéramos fe en nuestras ventas hacia adelante, no hubiéramos hecho una inversión de esta magnitud.
—¿Cuándo piensan iniciar el proyecto?
La inversión ya está en marcha. Los equipos ya están comprados y la selección de la empresa de ingeniería está en curso. Es una inversión que ronda los US$70 millones.
—Hace un año usted nos comentaba que el proyecto demandaría US$285 millones. ¿Hablamos del mismo proyecto?
El proyecto inicial consistía en ampliar la capacidad de los diversos componentes de la planta (cuatro, en total). Ahora nos estamos concentrando solamente en la capacidad deficitaria. El objetivo es lograr un equilibrio industrial, a fin de nivelar todos los componentes que hoy están desnivelados por el déficit de Clinker.
—¿Cuánto va a crecer la producción de Pacasmayo con esto?
Vamos a tener una capacidad adicional de 600 mil toneladas de Clinker, lo que se reflejará, más o menos, en unas 850 mil toneladas de cemento adicional por año. Estamos hablando de un incremento de 25%.
—Ustedes recabaron hace poco un préstamo de UD$214 millones. ¿Lo emplearon para el proyecto?
No. El proyecto lo vamos a ejecutar con recursos propios. El préstamo lo pedimos porque tuvimos una política de entrega de dividendos importante en el 2021. Pero la compañía todavía tiene un nivel de deuda manejable. Deberíamos ser capaces de hacer frente a esta inversión con la generación propia de la compañía
SUMINISTRO DE ENERGÍA
—Entiendo que en Pacasmayo siguen usando carbón para producir cemento.
Es correcto. Nosotros usamos la energía que tenemos. Es más, empezamos a utilizar gas en la planta de Piura. Lamentablemente nuestro suministro no tenía el tamaño ni la capacidad ni la sostenibilidad para reemplazar al carbón. En este caso tenemos una serie de proveedores [de carbón] y somos muy estrictos con el manejo ambiental y laboral, de modo que hagan un buen trabajo de trazabilidad.
—¿No tienen planes para utilizar otro tipo de energía?
El carbón es una energía clave para nosotros, y en la medida que no haya gas natural u otra energía, tenemos que seguir trabajando con el carbón. Pero siempre estamos abiertos a nuevas soluciones energéticas.
—¿Ustedes han conversado con Promigas, que está construyendo un nuevo gasoducto en Piura?
Sí, claro. Nosotros somos un gran consumidor de energía y deberíamos ser un ancla para el gas en Piura. Si hacemos la analogía con un centro comercial, nosotros deberíamos ser la tienda ancla y sobre eso firmar un gran contrato. Siempre vamos a estar abiertos para cuando se construya el gasoducto y se genere la oferta sostenible, porque la planta de Piura es dual: funciona con carbón y gas, pero no puedo cambiarla todos los días. Así no funciona.
—¿Es factible para ustedes exportar cemento?
El proyecto no está pensado para una exportación sino para dotar a nuestro mercado de la capacidad instalada que necesita. El cemento no viaja mucho. Generalmente, las empresas que exportan cemento están situadas en un puerto o tienen excedentes y trabajan con costos marginales. No es nuestro caso. Nosotros tenemos tres plantas sin una facilidad portuaria, porque estamos enfocados en el mercado interno.
—¿Tienen planes de expandirse a otras ciudades en el Perú?
Nosotros llegamos hasta donde podemos ser competitivos. Si el cliente final está muy lejos de nuestra planta, probablemente le sea más practico comprar a un proveedor más cercano porque nosotros llegaríamos con un precio mayor por un tema de flete. Son estos los que regulan la distancia hasta la cual podemos llegar.
—¿Dada la inversión que ya están haciendo en Pacasmayo, se esperarían un tiempo para desarrollar otro proyecto? ¿Quizás mucho después?
No sé si mucho después. La compañía tiene una situación financiera tremendamente sólida. Justo me preguntaban si estaríamos mirando fuera del Perú. Lo hemos hecho en el pasado, pero no lo hemos logrado. Estuvimos cerca de hacerlo y creemos que es una tarea todavía pendiente. Seguimos viendo, pero solo lo haremos en la medida que haya una oportunidad que sea rentable. Nosotros no la hemos encontrado.