La expansión de las inversiones chinas en el Perú, particularmente en energía e infraestructura, habría gatillado la preocupación del gobierno de Estados Unidos al extremo de que Washington no habría dudado en expresar su sentir a la administración de Dina Boluarte.
Así lo asegura el prestigioso diario Financial Times en un artículo que ha tenido enorme repercusión en el país.
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“En los grandes temas geoestratégicos, el gobierno peruano no está suficientemente concentrado en analizar los beneficios y amenazas para el país”, apunta la publicación británica, citando a una fuerte anónima a la que identifica como un funcionario estadounidense.
Principales ítems de preocupación para la administración de Joe Biden, según dicha fuente, serían la participación del coloso asiático en el megapuerto de Chancay, a través de la naviera Cosco Shipping, y la compra de Enel Distribución, negocio que le reportaría el control de la distribución eléctrica en Lima.
Hablamos de sectores “donde las empresas de Estados Unidos no quieren apostar, como infraestructura y energía”, anota Cynthia Sanborn, investigadora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP).
Caso puntual es el de Sempra Energy, empresa eléctrica con base en California que se retiró del Perú en 2020 tras vender su participación en Luz del Sur a China Yangtze Power International por US$3.300 millones.
“Estados Unidos muestra preocupación por la presencia China en el Perú, pero la realidad es que se ha retirado hace muchos años de Latinoamérica, y esa es una decisión empresarial de sus corporaciones”, remarca Carlos Aquino, director del Centro de Estudios Asiáticos, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Por este motivo, Sanborn considera que es bastante peculiar el modo en que Estados Unidos muestra su ‘preocupación’, según la publicación británica. Esto es, inmiscuyéndose en las relaciones exteriores del Perú y, más aun, de forma anónima.
“Para nadie es un secreto que Estados Unidos es hostil a China y que ha ejercido presión sobre países de la región en algunos casos, pero tiene la capacidad de decir las cosas clara y públicamente, y el Perú, de responder con hechos y como país soberano”, refiere la investigadora.
VERSIÓN DE LA CANCILLERÍA
Precisamente, para contrastar la información proporcionada por Financial Times, este Diario se comunicó con la Cancillería peruana.
Su respuesta fue que el gobierno peruano no ha recibido ningún tipo de comunicación por parte de Estados Unidos, expresando preocupación por las inversiones chinas.
“Todo son versiones periodísticas. Que no son de ahora y que se enmarcan en el análisis general que se hace en Estados Unidos sobre la presencia e influencia china en la región”, indicaron.
Beatriz de la Vega, líder del sector de energía y recursos naturales de KPMG, considera que sí existe una preocupación genuina de Estados Unidos por el avance de China en el Perú, pero ve muy difícil que el gobierno estadunidense “levante el teléfono y le diga a nuestro país que no debe seguir otorgando inversiones a China”.
“Los Estados Unidos no operan de esta manera, sino de una forma más fina y estratégica”, señala.
Por ejemplo, a través de regulaciones para reducir las transacciones comerciales con China y dejarla fuera de la competencia económica global, como el caso de Ley de Reducción de la Inflación (IRA), aprobada por el Congreso de Estados Unidos en agosto del 2022.
Se trata de una norma que otorga incentivos fiscales a las empresas estadounidenses para que inviertan en suelo de los Estados Unidos, específicamente, en proyectos relacionados con la transición energética, que es un área donde China se encuentra más rezagada que los países occidentales.
Y a esto se suman las nuevas regulaciones ambientales que está implementando la Unión Europea para controlar las emisiones en los bienes importados que ingresen a su territorio.
“¿Qué quiere decir esto? Que a lo largo del tiempo se van a reducir las importaciones chinas a Estados Unidos y Europa, porque ya no van a competir solo por precio sino también por menor reducción de emisiones. Eso no lo va a poder cumplir China porque es el mayor emisor de CO2 del mundo (el doble que Estados Unidos)”, refiere de la Vega.
CHANCAY, ¿PUERTO MILITARIZADO?
Para Omar Narrea, investigador del Centro de Estudios de China y Asia Pacífico (CECHAP), queda claro que el artículo del Financial Times muestra la preocupación de algunos funcionarios estadounidenses, más no la política oficial de la administración de Joe Biden.
Sobre todo, en lo que concierne a la supuesta amenaza que representa el puerto de Chancay como eventual base para “reabastecer a buques de guerra chinos”, según reporta la publicación británica.
“La noción de que Chancay pueda ser usado como base militar es un poco exagerada porque, por más que China incremente su presencia económica en Latinoamérica, no podrá de ninguna manera incrementar su presencia militar. Eso es imposible”, tercia Calos Aquino.
Narrea, coincide en que se trata de un argumento bastante débil, el cual se explicaría por la falta de una política clara del gobierno peruano respecto al desarrollo que desea para el puerto norteño.
Por esta razón, aconseja al Ejecutivo que enuncie cuál es su visón para el puerto de Chancay.
“Es importante que vayamos avanzando en ese campo porque, si no, se puede generar incertidumbre para los inversores. Imagínate que alguien mal asesorado lea el artículo del Financial Times y decida que no va a invertir porque no va a salir el puerto. Por eso es vital, en el marco de las políticas nacionales, que haya un poco más de claridad del Gobierno”, expresa.
Esto significa, añade Aquino, que el gobierno debe aplicarse a implementar una zona franca, a desarrollar productos para exportar al Asia y a construir carreteras para traer a la costa toda la ingente producción de la sierra y la selva.
“El Perú necesita infraestructura. Hoy dependemos de otros puertos, chilenos y ecuatorianos, para llevar nuestra carga al Asia. El puerto de Chancay abrirá una vía directa. El problema es que no hay otro país que se ofrezca aparte de China”, apunta.
La moraleja de todo este asunto, si la hubiera, es que tanto China como Estados Unidos se preocupan por el Perú, lo cual significa que no somos un país marginal. Y esto es algo a lo que debemos sacarle provecho, apunta Aquino.