Petro-Perú dio a conocer ayer en una nota de prensa que el costo de la nueva refinería de Talara no ha experimentado variación y que “se mantiene en US$5.538,52 millones (sin intereses pre-operativos)”, según última actualización efectuada en agosto del 2023.
Esto, en respuesta a un artículo publicado en este Diario, donde señalamos que la inversión en dicha obra de infraestructura “supera ya los US$6.500 millones”.
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Hablamos, para ser más exactos, de un “monto total de inversión” de US$6.530,1 millones, el cual fue consignado por la petrolera estatal en un documento presentado días atrás al Consejo de Ministros.
Dicho monto incluye intereses pre-operativos por US$991,79 millones, los cuales, a decir de Petro-Perú, no forman parte “del monto de inversión integral del proyecto”.
¿Este planteamiento es correcto?
Arturo Vásquez, economista y ex viceministro de Energía, considera que no. Esto, explica, porque la inversión total (Capex total) en un proyecto estándar de infraestructura consta de dos componentes: la inversión bruta en capital, que “se calcula sumando el valor de todos los bienes de capital necesarios para su construcción” (maquinarias, edificios, terrenos), y los gastos financieros (si los hubiera).
Tal es el caso de los intereses pre-operativos “que se pagan sobre los préstamos utilizados para financiar correcciones o adiciones a un proyecto, antes de que este empiece a producir”, apunta Vásquez.
“Por lo tanto, en el caso de la nueva refinería de Talara, el gasto total en capital o Capex total tiene que incluir la inversión bruta en capital (US$5.538 millones) y los intereses pre-operativos (US$991,79 millones), toda vez que forman parte del gasto incurrido por haber hecho la obra”, indica el especialista.
Esto da como resultado, añade, una inversión total de US$6.530 millones, la cual “puede aumentar porque no sabemos a ciencia cierta si la refinería está operando al 100% y no ocurrirán otros problemas”.
¿Por qué el monto de inversión integral en la nueva refinería debería considerar los intereses pre-operativos (gastos financieros)?
DECISIÓN DE INVERSIÓN
La razón, refiere una fuente conocedora del tema, estriba en la forma en la cual se decidió financiar el proyecto, es decir, “con deuda, en vez de con recursos propios”.
Esto quiere decir que si Petro-Perú hubiera financiado la construcción de su nueva refinería con recursos propios y/o aportes de capital del Estado, habría evitado incurrir en gastos financieros y “hubiera tenido cero deudas”.
Por el contrario, el Estado optó por financiar la obra con préstamos casi absolutos de terceros (en este caso, de los bonistas y el CESCE).
Como resultado, Petro-Perú incurrió en gastos financieros cercanos a los US$1.000 millones durante los diez años que ha demorado construir la mega-obra (se inició en 2024).
“Aquí aplica la regla lógica que dice que ‘lo accesorio sigue la suerte de lo principal’. Esto quiere decir que al financiarse la refinería en un 95% con deuda, la compra de los equipos vendrá acompañada de los intereses que se derivan de dichas compras”, señala la fuente consultada.
Al final, anota esta, el asunto se podría ver también como lo señala Petro-Perú. La pregunta que deberíamos hacernos, más bien, es: ¿Fue buena la decisión de realizar una inversión de esa magnitud (US$6.530 millones o US$5.538 millones) prácticamente a punta de deuda?