Ruth Escudero. (Foto: Hugo Pérez/ GEC)
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Ruth Escudero ofrece en nuevo libro su teoría teatral personal: “Lo que yo les propongo es compartir en comunidad”
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Ruth Escudero ofrece en nuevo libro su teoría teatral personal: “Lo que yo les propongo es compartir en comunidad”

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Antaño, la bitácora era un mueble fijo a la cubierta de un barco, ubicado cerca del timón, que protegía la brújula de las inclemencias del tiempo. Solía albergar también el “cuaderno de bitácora”, donde se anotaba el rumbo, la velocidad, la posición y todos los sucesos importantes de la travesía. Con el tiempo, el nombre del mueble pasó por extensión a nombrar al diario de navegación. En “El teatro como un espacio de crianza. Bitácora de una directora”, comparte este viaje personal. Los apuntes, observaciones, avances, obstáculos, ideas y reflexiones relativas a sus proyectos escénicos que, por años, dormían en cajas como silenciosos testimonios de travesía. En tiempos de pandemia, la directora decidió abrir las cajas y releer aquellos documentos que detallaban sus procesos, permitiéndole hacer un análisis del oficio y una evaluación vital. Su colega , director de , era insistente: “Tienes que escribir”, le decía. Y así fue tomando forma. Había una historia que recuperar.

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Pero la referencia marítima nos puede llevar a error. Los papeles de Escudero no son los apuntes de un capitán que de forma inflexible determina el rumbo. Porque si de algo puede dar fe una de nuestras más prestigiosas directoras, es que en su visión de dirección no hay certezas previas. Y además, toda su tripulación aporta para llegar a destino. En ese sentido, su libro es un ejercicio de memoria, de personal teoría teatral, y también un tratado sobre la gestión de las emociones en el proceso de la puesta en escena.

Se trata de una propuesta de dirección teatral que, como explica una de las fundadoras de Quinta Rueda no parte de la razón, sino de dejarse llevar. De abrir el corazón para conectar con el otro. “La forma de trabajo parte de un texto, y de allí, de mirar a los ojos a tu compañero. En el fondo, la propuesta es entender que tu personaje a interpretar está en la conexión con el otro. Es el otro quien te lo entrega con sus emociones y sus acciones. Se trata de dejar que las emociones surjan sin controlarlas, aceptando la invitación del texto a dejarte llevar. Lo que lees te da imágenes, y esas imágenes te llevan a emociones, y esas emociones te llevan a hacer”, explica. Para Escudero, esta manera de pensar la dirección, resulta en un teatro más humana, más cercano y respetuoso. “Además, permite a la creación multiplicarse por mil, porque no se trata solo de lo que el director imaginado a partir de su lectura y estudio del texto, sino en lo que todos están aportando. Eso multiplica la creatividad y las posibilidades de la obra”, explica.

Escena de la obra "Memorias" de Ruth Escudero. (Foto: Giovanna Fernández/ GEC)
Escena de la obra "Memorias" de Ruth Escudero. (Foto: Giovanna Fernández/ GEC)
/ GIOVANNA FERNANDEZ

Por supuesto, no se trata de un proceso fácil. En su bitácora, Escudero encuentra momentos en que su dirección encuentra dificultades con algún actor, que llega al proceso teatral también con temores y angustias, algunos con dificultades para integrarse a la comunidad y compartir al interior. La autora da cuenta de dificultades al interior del grupo, en que los mismos intérpretes llegan a cuestionar el montaje o llevarse mal con el director. Se trata de momentos extremos, ciertamente, que han llevado a la directora a conversar con el actor antes de invitarlo a irse, para evitar sufrimientos al interior del equipo. “Se trata de explicar, conversar e integrar. Aquí no hay temas rígidos. Por supuesto, puedes hacer este trabajo de otra manera, pero lo que yo les propongo es este compartir en comunidad, no partir solo de uno mismo”, afirma.

Escena de la obra "Memorias" de Ruth Escudero. (Foto: Giovanna Fernández/ GEC)
Escena de la obra "Memorias" de Ruth Escudero. (Foto: Giovanna Fernández/ GEC)
/ GIOVANNA FERNANDEZ

Para un público que conozca la historia del teatro surgido en los años 70, la lectura de “El teatro como un espacio de crianza” despertará la memoria y nos devolverá a prácticas teatrales marcadas por una mística especial y un marcado interés por la experimentación. Había detrás del oficio teatral un proyecto de vida solidario. Sin embargo, hoy la propuesta de los recordados teatros de grupo resulta difícil de reeditar. Y ese es algo que Escudero extraña: “Esa manera de hacer teatro, la actitud entregada totalmente hacia lo que haces, es algo que aprendí en mis inicios con ”, dice citando a su primer maestro en el TUC, para luego sumar a Ariane Mnouchkine, directora del Teatre du Soleil o los aportes del biólogo chileno Humberto Maturana. “Siento que con esa forma de trabajar, en las obras que he podido dirigir, se logró lo que yo llamo “crianza”, es decir, recuperar lo ritual que tiene el teatro. Tu vida formaba parte de los otros. Es penoso que esa entrega ya no sea importante actualmente. Es una lástima que hoy los actores tengan que hacer tres obras al mismo tiempo, porque no hay posibilidad de sustentar sus vidas de otra manera. Ahora haces teatro para sobrevivir, para ser visto en televisión. Es el extremo del individualismo. La industria del teatro como ahora la conocemos se ha desviado totalmente, se ha mezclado con la totalidad del sistema. Nunca creí que pasaría algo así”, lamenta.

Pero también hay logros que Escudero celebra. La cada vez más sólida presencia de mujeres en la dirección teatral en nuestro medio. También la forme producción de dramaturgia peruana, un proceso fomentado con los concursos que el Teatro Nacional, institución que ella dirigió en el desaparecido Instituto Nacional de Cultura. Así, su libro resulta una recuperación de la memoria, un espacio de aprendizaje para nuevos directores, y un llamado a los colegas para que también abran sus cajas, recuperen sus papeles archivados y se sumen a esta recuperación de la historia de nuestro teatro reciente. La bitácora es un libro abierto para la escritura colectiva

"EL TEATRO COMO UN ESPACIO DE CRIANZA"

Ruth Escudero

Editor: Meier Ramírez.

2025

Páginas: 232

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