Uno de los principales problemas para el vecino de La Molina es, además de la seguridad, el tránsito vehicular. Entrar o salir del distrito implica usar dos accesos directos: las avenidas Javier Prado y Raúl Ferrero. Un tercer acceso es la Carretera Central. Todos implican afrontar al menos uno o dos nudos de tráfico intenso.
“Este problema evita que se integre esta parte de Lima al resto de la ciudad. Eso implica un obstáculo para el desarrollo y la falta de un transporte público eficiente”, dijo a El Comercio Lino de la Barrera, especialista en temas de transporte.
Existen varios proyectos que solucionarían este problema y que actualmente están completamente paralizados en diferentes instancias:
La vía expresa de Javier Prado está encarpetada desde la gestión de Luis Castañeda. Permitiría unir los distritos que atraviesan las avenidas Javier Prado y La Marina. La inversión estimada para ejecutar lo es de US$920 millones.
Una segunda obra urgente es el túnel que uniría las avenidas Primavera y Raúl Ferrero a través del cerro Centinela. La inversión alcanza los S/.450 millones y facilitaría el acceso desde y hacia el distrito de Surco. La carpeta de este proyecto está dormida en el municipio limeño.
Existe una propuesta de la comuna distrital para construir una salida a desnivel entre Separadora Industrial y la Carretera Central.
Finalmente, el proyecto Vía Parque Rímac tiene planeado hacer un viaducto en la avenida Las Palmeras hacia la Vía de Evitamiento.
Todos son megaproyectos, encarpetados unos y en espera de ejecución otros, cuyo desarrollo permitiría a La Molina ser más accesible y tener conexión con el resto de la ciudad.
“Ojo que La Molina es una zona de paso entre Lima y Cieneguilla, donde hay mucho tránsito”, añadió De la Barrera a El Comercio.