Para Lisbeth Tello, el espacio exterior nunca fue inalcanzable y gracias a su esfuerzo y dedicación, cada día está más cerca de conquistarlo, (si es que ya no lo hizo). A sus 25 años, la joven alférez de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) e ingeniera electrónica, es la primera y única mujer que -hasta el momento- trabaja en el sistema operativo del PerúSat-1, el satélite de observación peruano que fue lanzado y puesto en órbita, en septiembre del 2016 desde la Guyana Francesa.
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Desde hace 24 meses, la Agencia Espacial del Perú, que pertenece a la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (Conida), ubicada en Pucusana, se ha convertido en su segundo hogar. Allí, la alférez Tello trabaja en la dinámica de vuelo del satélite, es decir, proporciona los medios necesarios para que el artefacto espacial esté en la correcta posición y mantenga su orientación. Además, su trabajo consiste en planificar y ejecutar las maniobras que sean necesarias para que el PerúSaT-1 siga su curso.
Todos los días, la joven se traslada desde Surco hasta Pucusana para monitorear y descargar los datos que el satélite emite en cada una de sus visibilizaciones, momentos en los que se puede contar con información técnica como la ubicación, velocidad, temperatura, etc.
En 24 horas, el PerúSAT-1 pasa entre 3 a 4 veces sobre la Agencia Espacial. “Este satélite es uno de los más potentes y con tecnología más avanzada de la región. Hay muchos profesionales que estamos detrás de esta herramienta y que somos constantemente capacitados para asegurar su óptimo funcionamiento”, acota.
Es así como el trabajo de esta joven, natural de Jaén, y el de otros 30 profesionales, entre militares y civiles, garantizan una perfecta comunicación y recepción de datos, los cuales contribuyen a la defensa y seguridad del país, así como de velar por el óptimo desarrollo de actividades productivas como la agricultura o la prevención de desastres naturales y delitos ambientales.
El PerúSat-1 puede llegar a tomar hasta un centenar de imágenes en cada una de sus visibilizaciones y con esto se ayuda a instituciones públicas como la Autoridad Nacional del Agua y ministerios como el de Ambiente, Vivienda y Agricultura.
Una vida llena de retos
Lizbeth es la menor de nueve hermanos y, desde muy temprana edad, decidió que postularía a la FAP. “Mi hermano también está en la institución y gracias a él conocí más de cerca todas las oportunidades que podía tener en las Fuerzas Armadas. Desde el principio, me esforcé mucho para poder conseguir mis objetivos y afrontar todos los retos que llegaban”, dice la alférez, quien siempre estuvo interesada en la tecnología y la investigación.
De todos los retos que ha afrontado en sus 25 años, Lisbeth Tello puede decir que hubo uno especialmente retador. A mediados del año pasado, ella y su equipo afrontaron un riesgo de colisión con el PerúSat-1; esto, debido a que había desechos orbitando sin control.
Al trabajar en dinámicas de vuelo, hizo cálculos y proyecciones muy detalladas para evitar el impacto. Fueron tres días en los que se tuvo que monitorear, las 24 horas, el recorrido del satélite que tiene un valor de más de US$200 millones.
Para la primera quincena de este mes, se ha programado una nueva maniobra que permitirá ajustar detalles en el recorrido del satélite. Y para este año se prevé incorporar a más profesionales femeninas al Conida para disminuir las brechas de género. “Cuando quieres lograr algo, debes tener un objetivo claro y trabajar en ello. No importa si eres mujer u hombre. No hay nada que sea imposible”, dice la joven
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