Las autoridades aduaneras de Róterdam (Países Bajos), el puerto más grande de Europa, no salen de su asombro: en la última década no habían decomisado tanta cocaína como en el 2021 y aún faltan dos meses para que termine el año. Al cierre de octubre, ya van 62 toneladas de esta droga intervenida, 20 toneladas más que lo registrado en el 2020, y 29 más si se compara con el 2019.
De hecho, el pasado 31 de octubre, en el puerto de Róterdam se realizó el operativo antidrogas más importante de lo que va el 2021 en ese país: se incautaron 4.178 kilos de cocaína, escondidos en un cargamento de soya y cuyo valor en el mercado europeo supera los 313 millones de euros. Si bien la cocaína estaba en un contenedor proveniente de Paraguay, este no es un país productor como el Perú, Colombia o Bolivia. Más bien se trata de un lugar de tránsito por donde pasa este producto ilícito para llegar a Europa. Principalmente, a Róterdam y Amberes (Bélgica), los dos puertos adonde llega la mayor cantidad de cocaína, según un informe de septiembre de este año de la agencia policial de la Unión Europea.
Ver también: Las cifras del narcotráfico: récord en decomiso de drogas, pero la erradicación baja
—Rutas peruanas—
Para los agentes antidrogas de la Dirandro, lo reportado en Róterdam ha disparado las alertas. Si bien este año han roto un récord histórico de decomiso de droga con más de 62 toneladas, ello solo representa el 10% de lo que potencialmente el narcotráfico produce en el país.
Además, lo sucedido en el puerto europeo, uno de los principales destinos de la cocaína peruana a través de las rutas marítimas, va en sintonía con lo que el director de la Dirandro, el general PNP Raúl del Castillo, advierte: hoy hay una mayor capacidad para producir esta droga en el país. Entre los factores están, por ejemplo, que la erradicación de la hoja de coca se encuentra en su nivel más bajo en los últimos 10 años y los cultivos se han incrementado, según Devida, de 54 mil hectáreas a 61 mil.
De acuerdo con un informe de junio de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), los narcotraficantes lograron “rápidamente” recuperarse de las restricciones iniciales de la pandemia y han convertido el tráfico de cocaína entre los países de América del Sur y Europa en la segunda mayor ruta de la droga en el mundo, que continúa en evolución. El mismo informe señala que ha aumentado en un 22% las personas que consumen drogas. En el 2010, el estimado era de 226 millones. Hoy superan los 275 millones.
Pero el mar no es la única vía por donde sale la cocaína peruana. Están las modalidades del puente aéreo (avionetas) y por tierra en las zonas fronterizas. Aunque, según estimaciones de la Dirandro, solo a través de los puertos (principalmente Callao y Paita) y los vuelos ilegales se envía el 80% de lo que se produce en el país.
—Las dos modalidades más usadas—
Sacar la droga a través del mar no solo se hace por intermedio del preñado (romper el precinto de seguridad de los contenedores para introducir la mercancía). Los traficantes también mezclan la cocaína con productos orgánicos o inorgánicos que se van a exportar, como platos, café o carbón. También la droga es acondicionada en la estructura del contenedor o del mismo barco. Por ejemplo, el pasado 22 de setiembre, en el puerto de Paita, las autoridades encontraron 121 kilos de cocaína en paquetes de ladrillos en la zona de ventilación de los contenedores que llevaban plátano orgánico a los Países Bajos.
También se han visto casos en que la droga es llevada en embarcaciones pequeñas que salen cerca de los puertos para luego introducirla en los barcos más grandes que van para Europa o EE.UU.
Y si hablamos de la modalidad aérea, los narcotraficantes necesariamente deben construir pistas de aterrizaje, de una longitud no menor de 700 metros y establecidas cerca de la ribera de los ríos (la droga es llevada de los laboratorios en bote y luego puesta en canaletas para que en 10 minutos sea cargada en avionetas que mayormente provienen de Bolivia).
También son utilizados como lugar de aterrizaje los islotes que se forman cuando baja el caudal de los ríos. Estas pistas se han encontrado zonas del Vraem y en los valles de los ríos Pichis y Palcazú. Pero también en Ucayali, Puno, Loreto y San Martín. Un vuelo puede llevar entre 300 y 350 kilos de cocaína. Del 2013 a octubre del 2021 se han intervenido 68 avionetas y se han destruido 1.135 de estas pistas, según la Dirandro.
Diferentes agentes antidrogas consultados para esta nota sostienen que es difícil combatir el narcotráfico si no se hace un trabajo integral con otras instituciones, considerando la alta afluencia de exportaciones diarias y, a su vez, los insuficientes mecanismos de control que se tienen.
Avionetas y las pistas clandestinas
Según la Dirandro, el 40% de la droga sale por vía aérea. Para ello, se construyen pistas clandestinas. La mayoría de las avionetas viene de Bolivia, lugar donde se hace el refinamiento de la cocaína.
Preñado o adhesión de la droga al contenedor
El otro 40% de la droga sale a través de los puertos. En la foto, una incautación de agosto en el Callao de más de dos toneladas de cocaína que iba para Bélgica llevando café orgánico.
Acopio y transporte por tierra
Las redes del narcotráfico utilizan la vía terrestre para llevar PBC o marihuana creepy a los países limítrofes, como Bolivia o Chile. También usan las vías terrestres para transportar la droga a los lugares de acopio como Lima.
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