Hernán Medrano Marin

Cada fin de semana, o al menos casi todos, cientos de personas se congregan en la explanada de la playa Agua Dulce para disfrutar de conciertos y/o eventos musicales que suelen durar desde la tarde hasta altas horas de la noche. El contraste es evidente: mientras cientos de personas bailan y disfrutan al son de orquestas en vivo, metros más allá, sobre el acantilado de la Costa Verde, un grupo de vecinos denuncian verse afectados por el potente ruido que no los deja descansar.