Augusto Falconi: fotografiando la Amazonía con ojos de niño

Nada fue fácil para él. Llegó a Iquitos en 1950, cuando tenía 2 años, tras viajar diez días en balsa con su madre, Josefa Flores Barbarán. Su intención era buscar que su padre lo reconozca legalmente. Por su seguridad, viajaba atado a un palo para no caer por la borda. De niño, trabajó como lustrabotas, canillita, vendedor de chicle o alquilando revistas de historietas. Compartía jornada de trabajo con otros niños en la Plaza de Armas, la plaza 28 de Julio y los alrededores del mercado de Belén.

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Fue así como conoció a quien sería poco después su maestro: lustrando sus zapatos. El fotógrafo ambulante Alberto Flores Macedo reclutó a Augusto Falconi, entonces de 11 años, como su asistente. Rápidamente le enseñó todos los secretos del apasionante oficio: el manejo de la cámara, algunos aspectos de lenguaje fotográfico, así como el revelado en laboratorio y el uso de los productos químicos. Incluso recibió de él el mayor de los regalos: una cámara Agfa-clic con la que Falconi, en 1961, comenzó su temprana carrera. Tenía 13 años y una larga experiencia como reportero de calle.

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IQUITOS FUERA DE LA POSTAL

"Fotosociales. Retrato de Iquitos, 1960-1990" es el título de esta selección de un centenar de imágenes de Augusto Falconi, que inaugura este jueves en la galería del Icpna de San Miguel. Los intereses del fotógrafo plasmados en la muestra van desde el paisaje natural amazónico hasta la modernidad urbana, y desde el retrato de personajes anónimos de la calle hasta el de reconocidos protagonistas de la cultura de Loreto, desde el poeta César Calvo hasta el músico británico Mick Jagger, llegado a Iquitos en 1981 para rodar bajo las órdenes del alemán Werner Herzog el filme "Fitzcarraldo". Se trata de una de las exposiciones más amplias presentadas de un fotógrafo amazónico, donde se testimonian los diferentes aspectos de la vida en Iquitos y sus complejos procesos sociopolíticos.

Para su curador, el artista visual Christian Bendayán, más allá de algunos cursos breves, la formación de Falconi como fotógrafo es prácticamente autodidacta. Destaca en su estilo personal el uso de un encuadre muchas veces inclinado en exceso, jugando con frecuencia con el desenfoque, sugiriendo en sus imágenes el movimiento y, posiblemente, el apuro para conseguir la instantánea. Incluso el propio proceso de revelado, para el curador, aplica una capa de sentido al trabajo del artista: "Falconi imprime sus imágenes casi siempre con marcas de polvo y ralladuras, una serie de características plásticas que enfatizan la crudeza de la realidad que sus fotos han revelado, anticipándose algunas décadas a lo que sería una forma recurrente en representaciones contemporáneas de la Amazonía", señala en el catálogo de la muestra.

UNA VIDA DIFÍCIL

En el libro dedicado a Falconi se incluye una conmovedora entrevista al veterano fotógrafo realizada por el joven colega y periodista piurano Rodrigo Rodrich. En ella, inquirido por la mirada bondadosa, tierna y pacífica de sus imágenes, el fotógrafo confiesa que la suya sigue siendo la "mirada del canillita". "Mis ojos siguen siendo de niño para fotografiar. Yo nunca he publicado nada malo de la Amazonía. Solo lo hermoso de su gente, sus ríos, sus bosques", afirma.

Coincidiendo con el amigo, el escritor amazónico Roger Rumrill señala: "Las fotografías de Falconi, aquellos chaucheros que parecen estar llevando sobre sus espaldas el peso del mundo, esos rostros de niños beleninos, cuyos cuerpos están devorados por la pobreza pero con unos ojos de inocencia e ilusión en sus miradas, y los innumerables registros de la realidad social, política y cultural son el alma y el rostro de Iquitos en particular, y de la Amazonía en general".

Para Bendayán, la complicidad de Falconi con las gentes más sufridas y humildes de Iquitos le permitió aportar a la tradición fotográfica de la región un carácter documental de primera mano. "Su convivencia con canillitas, lustrines, chaucheros, tacacheras, artistas, músicos y escritores bohemios, a quienes retrata sin filtros, desnuda la enigmática belleza de Iquitos, abriendo una senda para las nuevas generaciones de fotógrafos amazonistas atraídos por las disímiles realidades de su universo", explica.

Esta exposición significa además el reconocimiento a un artista que ha visto cómo la fotografía se diluye como medio para ganarse la vida. Hace algunos años tuvo que cerrar su estudio, y con ello sufrió una honda depresión. Sobrevivió a un intento de suicidio y actualmente se recupera gracias al apoyo de su familia. Su modesto periódico, "Fotosociales", única plataforma para difundir su fotografía y título elegido por Bendayán para esta exposición, resume los últimos 50 años de la ciudad, pese a todo.

MÁS INFORMACIÓN

Lugar: galería Icpna de San Miguel (Av. La Marina 2469 ). Inauguración: jueves 14, 7 p.m. Horario: de lunes a sábado de 11 a.m. a 8 p.m. Hasta el 29 de diciembre.