"Balada del hombre común": la dulce música de la derrota
"Balada del hombre común": la dulce música de la derrota
Redacción EC

RODRIGO BEDOYA FORNO

Si hay algo que une el cine de los hermanos Ethan y Joel  Coen es su retrato de los perdedores. Seres que parecen no encontrar su lugar en el mundo, que luchan por ideales que parecen perdidos desde el primer momento. Eso lo hemos visto en “Fargo”, en “El hombre que nunca estuvo” y en “Sin lugar para los débiles”, por mencionar tres de sus cintas más conocidas. Ahora, el retrato tiene una onda musical y melancólica: los sonidos del ‘country’ son aquellos que fascinan y arruinan a Llewyn Davis, protagonista de “Balada del hombre común”, nuevo filme del tándem.

¿Por qué decimos que son su fascinación y su ruina? Porque Llewyn se empecina en hacer un estilo de música que nadie entiende y aprecia, por más que él la considere la mejor del mundo. Él siente un placer que nadie comparte. Y siempre se estrella ante la evidencia. El rostro de actor que interpreta a Llewyn, es justamente la representación de ese fracaso.

“Definitivamente hay sentimientos así, sentimientos de no poder conectar”, explica el actor en una entrevista dada por la distribuidora del filme. “De no poder expresar lo que está dentro de ti de una forma en la que tú quieres que salga. Y sentimientos de que todo se alinea en contra tuya. A veces hay meses en los que nada te sale. Es una cosa frustrante. Así que me pude conectar con eso”, añade.

“Balada del hombre común” se centra en un momento específico: la escena folk de 1961 en Nueva York. Antes de que este tipo de música lograra el prestigio que supieron darle intérpretes como , entre otros. “Si nunca fue nueva, y si nunca se siente vieja, entonces es una canción folk”, dice el personaje principal. Ese es el espíritu del género. Un género que, sin embargo, no ofrece ninguna garantía de éxito, a pesar de que muchos artistas han dado todo para que las melodías queden en el tiempo.

Tal es el caso de Llewyn. Ha grabado un disco que nadie compra, y lo que sigue no parece para nada favorable. Sin dinero, y durmiendo en los sofás de amigos, la vida de Davis no tiene mayor perspectiva. Una historia así, sin duda, es música para los oídos de los Coen.

Isaac nunca había tocado música folk, pero se enteró del proyecto, se aprendió un par de canciones y le envió un video con él tocándolas a los directores. Lo llamaron a la audición.

“Cuando sales de una audición, generalmente botas el guion y te olvidas. Pero, en esta ocasión, me dije que iba a asumir el papel hasta que alguien me diga lo contrario. E iba a seguir trabajando y aprendiendo la música. Seguí preparándome y un mes después recibí la llamada de los Coen”, recuerda el intérprete.

“Si nunca fue nueva, y no se siente vieja, es una canción folk”, dice Llewyn Davis. El folk tiene el sabor de lo eterno, de aquello que toca a todas las generaciones. “Balada del hombre común” tiene también eso: la soledad y melancolía que transmite es una invitación para que esta película perdure en el tiempo.

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