Además la poesía, José Carlos Yrigoyen ha incursionado en la narrativa con libros como “Pequeña novela con cenizas”, “Mejor el fuego” y “Orgullosamente solos”.
Además la poesía, José Carlos Yrigoyen ha incursionado en la narrativa con libros como “Pequeña novela con cenizas”, “Mejor el fuego” y “Orgullosamente solos”.
/ Hugo Perez

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“En memoria” de José Carlos Yrigoyen: historias de un país desaparecido
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“En memoria” de José Carlos Yrigoyen: historias de un país desaparecido

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La República de Rodesia fue un paréntesis en la historia, pero sus ecos todavía se sienten; existió desde 1965 a 1980 como un gobierno de mayoría blanca y ahora es Zimbabue. Un asunto geopolítico, pero que ha estado en la mente de un poeta durante años. José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976), crítico de libros para este Diario, convierte a este país breve, desaparecido, en el punto central de “En memoria”. Editado por el Fondo de Cultura Económica, no es un poemario, sino un poema largo compuesto por decenas de fragmentos en apariencia aleatorios, textos que viajan por todo el mundo, que por momentos examinan la mente humana y, en otras, acontecimientos específicos.

Siempre he tenido desde muy chico un interés por la historia, la geografía y sobre todo por los estragos que la historia hace con ciertos países, con ciertas culturas. Y por eso una de las cosas que más me ha interesado siempre es el destino de los países desaparecidos. ¿Qué pasa con un país cuando este desaparece, cuando es borrado de las enciclopedias y su bandera ya no aparece en libros ni estandartes?”, contó Yrigoyen a El Comercio y sostuvo que, además, es un libro sobre el Perú. “Habla mucho sobre la fractura que existe entre los peruanos, sobre la interpretación de la historia que tenemos nosotros de nuestro país, sobre nuestra perspectiva de la injusticia, del racismo, clasismo y de todas las taras que nos dividen”.

— Este es este es un poema con más narrativa que lírica. Entiendo que tu poesía siempre es así.

Yo creo que los libros de poesía que he escrito hasta ahora intentan no encajar en un género determinado, sino ser disfrutados, leídos desde los códigos de distintos géneros. Mi poesía sí se apunta en la historia, en contar cosas. Intentando que ese contar tenga recursos líricos, de la poesía contemporánea, y poder hacer ciertos libros con ánimo conceptual, como es este caso.

—El libro incluye datos que en una lectura superficial podrían parecer aleatorios.

No hay nada aleatorio, me parece que esa es la primera impresión. ¿Por qué esta multiplicidad de discursos y fragmentos que en apariencia no coinciden entre sí? Lo que he querido armar es un discurso polifónico que cuente, desde distintas voces, cómo desaparece un país, cómo una nación se va disolviendo en sus propias contradicciones, desigualdad y violencia.

—El poema hará que la gente googlee en cada página.

Pero no es mi intención. No me gusta la poesía que demuestra que alguien es más informado que el lector, pero sí reconozco que mis referentes no suelen ser cotidianos ni obvios ni apelo a fórmulas conocidas. Escojo ciertas cuestiones históricas, de las ciencias sociales y de la literatura que también. Si el lector quiere googlearlas para enfrascarse mejor en ellas, pues no tengo ningún problema, pero no es lo que yo busco. No busco que el poema se convierta en un puente hacia una enciclopedia, sino hacia una realidad distinta.

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