Durante el concierto de Cristian Castro la noche del jueves, el clima bordeó los 14 grados y las canciones se corearon bajo la siempre ligera pero persistente garúa limeña. Hacía frío y, en balance, los asistentes lo hicieron visible. No es que el limeño sea un público difícil. Es que, por alguna razón, el show no terminó de calentar. Aún así, hubo chispazos en los que se cantaron a viva voz canciones románticas que normalmente arrancan suspiros. Pero vamos por partes.
El concierto empezó a las 9:45 P.M. Hubo molestias por la tardanza, pues se había convocado la asistencia para las 8:00 P.M, sin embargo, sabemos que una vez que la estrella pisa el escenario, se le puede perdonar todo. Había sido anunciado como un show donde reinarían los gratest hits, además de canciones en homenaje a Juan Gabriel y José José, y la promesa se cumplió. Arrancó con un mix instrumental que conjugó melodías de los temas más conocidos del protagonista de nuestra historia, quien apareció al finalizar esta cortina musical e interpretó, sin mayores preámbulos, “Después de ti no hay nada”.
Dos canciones después, el cantante de 47 años le ofreció al público limeño su mejor sonrisa y dijo “Buenas noches, Lima”. La respuesta fue cálida, por supuesto. Los gritos de “Te amo, Cristian” se sucedieron en el momento. El cantante respondía a ellos: “Yo también te amo”. Dijo, como suelen decir los artistas, que estaba feliz de pisar nuestra tierra, y que había pensado en mudarse a Lima siempre y cuando le aseguraran que podía tener cerca un KFC. Las risas no faltaron, las caras de sorpresa, tampoco.
Vestido elegantemente, Cristian Castro había planeado para nosotros un show sazonado con bromas y mucha nostalgia. El feeling se sintió en el bloque de canciones destinado a homenajear a Juan Gabriel, pues sonaron “Esta canción que escribí para ti”, “Con tu amor” y “Te sigo amando” en una versión pop que sectores del público celebraron en una fiesta propia que, lamentablemente, no fue masiva. En algún momento el cantante hizo notar que los aplausos del público no eran los más animados, pero él hizo su mejor esfuerzo para no perder el ánimo propio y el de los sectores del público que sí logró encandilar.
Sonaron algunas de las canciones que lo volvieron famoso, como “Lloran las rosas” o “Está lloviendo estrellas”, cuando el cantante hizo una pausa. Eran las 10:30 P.M. e invitó al escenario a cuatro espectadores. Subieron seis, dos mujeres y cuatro hombres. Y aquí vino lo bueno: una de las muchachas que llegó al escenario tenía un velo de novia y un ramo de flores y protagonizó el momento de la noche, masivamente celebrado por el público: se arrodilló frente a Cristian Castro y le pidió matrimonio, ofreciéndole un anillo. La sorpresa de los asistentes fue tan grande como la del cantante, que inmediatamente dijo “Acepto” y, ante la aclamación del público, le dio un beso a su “esposa”. La muchacha lloraba emocionada. Ese, tal vez, era un sueño que se pintaba imposible.
Pero el propósito de hacer subir al público al escenario no era un matrimonio apurado, sino bailar con sus fans el primero de sus éxitos: “Gallito feliz”. Y no fue lo único feliz de la noche. Una ovación se hizo sentir cuando, al presentar su canción “Simplemente tú” dijo: “¡Qué vuelvan sus novelas! ¡Que vuelva Verónica Castro!”. La actriz, su madre, goza de popularidad ya no solo por sus interpretaciones de antaño, sino también gracias a la popularidad de la serie de Netflix “La casa de las flores”. Como para que las nuevas generaciones sepan de quién estamos hablando.
Hubo una pausa mínima en el show, una suerte de intermedio que duró minutos y tras la cual el cantante entonó, iniciando el homenaje a José José, “El triste”, una versión rockeada que fue entonada sin reparos por el público expuesto a la garúa que cayó durante toda la noche. El que Cristian Castro eligiera otras canciones menos conocidas para el homenaje al ‘Príncipe de la canción’ aquietó al público que volvió a pararse de sus asientos cuando el cantante preguntó “¿Quieren sufrir?” Ante un unánime sí, empezó con un mix de canciones propias donde campean personajes desencantados por el desamor y la pérdida, historias que hicieron que más de una persona coree a gritos, con esos gritos que salen del estómago, canciones que rezan frases como “Vuélveme a querer, no me lastimes”. O “Yo quería parar el tiempo con tus ojos viéndome”. Hubo quienes optaron por el silencio, e incluso las lágrimas.
La noche llegó a su fin con sus dos temas más famosos: “Azul” y “No podrás”. “Vamos a pintar todo de azul”, dijo el cantante y las cámaras de los celulares se contaron por cientos inmediatamente. Entonces fue casi unánime el mood: Cantar, gritar, bailar, grabar, no necesariamente en ese orden. Tal vez emocionado, a media canción, Cristian Castro olvidó la letra. El público acudió a su rescate. Tras un ademán de despedida, el escenario explotó en luces rojas y empezaron a sonar los acordes de “No podrás”. El mood del público se mantenía. La despedida fue breve y rápida, pero quién nos quita lo bailado.
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