Recibía tantos golpes y escupitajos de parte del respetable que muy temprano, allá por los ochenta, decidió salir a cantar con un paraguas donde había escrito: “Anda a escupirle a tu madrecita”. Igual sus recitales eran un desmadre, como los de Sex Pistols, revulsivo que destapó el cerebro de Evaristo Páramo Pérez (1960), adolescente radical gallego accidentalmente estacionado en Agurain, un pueblito perdido en el país vasco. Desde allí, con cuatro alaridos y un anarquismo de bolsillo, La Polla Records encajó el puntapié contracultural más certero durante la llamada transición política española hacia la democracia.
► La Polla Records celebrará su aniversario No. 40 en el Perú
Adelantándose a los indignados, sobreviviendo a la muerte de su baterista y a sobredosis varias, después de disolverse en 2003 la banda hace un giro olímpico y regresa a la carretera. Una serie de conciertos agotados en España antes de saltar el charco y tocar por primera vez en Lima. “De Perú no conozco realmente nada, cuatro tópicos vistos en documentales de televisión. Aeropajitas y poco más. Confieso aquí mismo que me llegó primero el punk anglosajón y ahí me quedé”, dice. ¿Entonces nada de Los Saicos y esa falsa leyenda de la invención del punk? “No sabía nada de eso, pero sea quien fuere el que lo inventara es un buen invento. Personalmente creo que lo inventaron los romanos, que para eso tenían el pecho de lata”.
► Navidad 2019: las 6 canciones navideñas más deprimentes y tristes de la historia
Veneno en la piel
Peleas, automutilaciones y el correspondiente nihilismo convirtieron a Evaristo y su pandilla en punta de lanza del llamado ´rock radikal vasco’ —Kortatu, Eskorbuto, Cicatriz, Hertzainak, etc.—, epidemia cuyo peso histórico que él resume de esta manera: “Los punks fuimos un montón de gusanos sobre un cadáver. Sumé, Txarly, Fernandito y Abel. Malegüin estuvo un tiempo al principio y se le agradece, lo mismo que al Tripi y al Txiki, que estuvieron al final. Y al Arturo que nos ayudó cuando Txarly estuvo jodido. Pienso poco y nada en pesos históricos y ese tipo de cosas, me volvería más tonto de lo que soy”.
Veinte aros tintinean en sus orejas. Los dedos envueltos en serpientes de metal. La piel escamada por tatuajes. Declaraste “vamos a estar 15 años sin hacer nada y luego volvemos y les sorprendemos a todos”, ¿este es un retorno programado? “Era una mala broma, es imposible hacerlo queriendo para 16 años después. Aunque pensándolo bien, dentro de otros 16 años...”, bromea. Lo que no resulta gracioso para sus adversarios es que la resurección ocurra a partir de la propuesta de Live Nation, la productora comercial más grande del mundo. ¿Es otra mala broma? “No, Live Nation es guay”, responde, perfectamente impúdico.
Mejor será, entonces, celebrar sus 40 años de vida. Esto es, trece discos de estudio, tres maquetas, tres directos, dieciséis sencillos, siete recopilatorios, un DVD y dos tributos antes de “Ni descanso, ni paz!” (2019), LP recopilatorio que contiene 19 canciones regrabadas de sus tres primeros discos más una canción nueva en la que Evaristo aúlla: “El sistema de bienestar está muerto / la Tercera Guerra Mundial dura demasiado / la tecnología nos ha derrotado / el capitalismo te va a devorar”. ¿Eso fue el punk? ¿Eso sigue siendo el punk? ¿Qué es el punk? “¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú. El punk es difícil de definir y así debería ser siempre, lo llames punk o con otro nombre. No me gustan las normas ni las religiones, el punk no tiene normas y no es una religión”.
Carne en la picadora
Ni el I Ching, las runas y su alejamiento de las drogas duras han logrado ablandar al eterno vehemente, torrencial y deslenguado. Dice leer a Paul Auster, novela histórica y no arrepentirse de nada, ni de las canciones que anónimamente escribió para los hinchas del Alavés. También sigues creyendo que el capitalismo metió las drogas para acallar la iconoclastía, ¿no es demasiado conspiranoico afirmar eso? “Si no hubiera conspiradores malvados la humanidad no estaría esclava”, responde. Socio de la escatología, fundó las bandas The Kagas y The Meas, pero se quedó con Gatillazo, punk anfetamínico enemigo del herpes, del talco, del tecno-pop, de Internet y sus redes, ese panóptico digital que impugna desde discos notables como “Sex Pastels” (2008).
Evaristo, ¿un espermatozoide debería elegir al Jefe de Estado español? ¿Cómo justificar los ocho millones de euros al año que invierte España en sostener a la monarquía? “Pregúntales a ellos, la monarquía, menuda cara dura ¿Monarquía parlamentaria? ¡Qué desvergüenza!”, dice. Ahora que vienes por acá, ¿cómo ves la realidad sudaca? “Desde el desconocimiento más absoluto de tus realidades diría que lo tenéis jodido. Por si os anima añadiría que Europa también se va a la mierda. Como ves, soy un optimista incorregible”.
¿Y cómo será el show de La Polla Records en Lima? “No lo sé, espero que cañero. Para eso ensayamos como burros”. En efecto, a sus tempranos 59 años no solo acaba de tener su primera hija —“por supuesto que le cantaré, le va a tocar sufrir”—, también sigue grabando discos con Gatillazo, anda girando por España y le esperan ocho conciertos por estos pagos. ¿Qué ciencia está prolongando la expectativa de vida del rockero moderno? “Imagino que las vacunas que nos dieron a los niños de los años 60, además de que fuimos la última generación que comió con cierto equilibrio y que nació en casas sin televisión”, dice. Y el estruendo de una risotada estalla en el auricular.
Más información
Fecha: 14 de febrero. Lugar: C.C. Barranco Arena. Dirección: Catalino Miranda 154, Barranco. Entradas: Joinnus.
También te puede interesar
► Se archivó denuncia contra Axel por abuso sexual
► Luis Fonsi confirma que lanzará tema en Brasil con artistas reconocidos
► Slash: “Me gusta la música folclórica peruana” | ENTREVISTA
► Guns N’ Roses regresan a Lima en 2020: la historia de cómo la banda resurgió de sus cenizas
► Adiós al 2019: conciertos, Grammys y más logros peruanos en el año que se va