Sonia del Águila

El mundo es su mayor inspiración. Y la música, su herencia genética. La primera vez que Marcello Motta se subió a un escenario imponente fue para reemplazar al baterista de la agrupación de su madre. Tenía 11 años. La segunda vez fue con Amen, cuando bordeaba las dos décadas, en un festival en Ventanilla. “Seguimos siendo aquel mismo grupo de amigos, los mismos locos de siempre, solo que ahora tocamos para mucha más gente”, asegura el cantautor nacional sobre la agrupación que lidera.

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