Como "un gran fandango" define la artista a su nueva producción musical. (Sony Music)
Como "un gran fandango" define la artista a su nueva producción musical. (Sony Music)
Karina Villalba

Del pop de su primer disco “” y su condición de ídolo masivo, a la exploración de sus raíces y el homenaje a la música latinoamericana en “Un canto por México Vol. 2”, su más reciente trabajo discográfico, el estilo musical de la cantautora mexicana ha experimentado un giro de 180 grados.

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Las canciones que Lafourcade entona hoy son íntimas y cálidas, rescatan el amor por sus ancestros, reafirman su identidad latina y además, vincula su trabajo con proyectos que apoyan a causas sociales, como ocurre en este segundo volumen de “Un canto por México”, de Sony Music, álbum que ha trabajado en colaboración con grandes artistas hispanos en beneficio de la reconstrucción del Centro de Documentación del Son Jorocho, un espacio en el que se forman músicos y bailarines del pueblo veracruzano y donde también se capacita en alfarería, arte culinario y otros saberes de esta zona.

En conversación con El Comercio, Natalia Lafourcade da detalles sobre cómo se hizo este disco en pandemia, sobre la urgencia de escucharnos unos a otros y sobre la importancia del amor propio.

En “Nada es verdad”, un tema de Los Cojolites que incluyes en este disco, se habla de la voz adolorida y fracturada de gran parte de la humanidad, de la falta de equilibrio, “hagamos las cosas de otra manera”, dices. ¿Cómo harías las cosas tú, cómo restablecerías el equilibrio?

En mi caso, creo que me toca estar en el lado de la música, que me he dado cuenta tiene una fuerza y un poder impresionantes. La música logra esta parte tan difícil, a veces, que todo coexista armónicamente, que todo conviva en un espacio de una manera bonita y balanceada. Para lograr eso en la música, cada elemento tiene que respetar el espacio, el lugar que otro ocupa; digamos que todo se equilibra, se reconoce, se conecta. Hay una energía que fluye entre todo, nadie se está atropellando, nadie le está quitando el lugar a nada ni a nadie, todas las cosas están bien situadas. Yo creo que ese es el ejemplo de lo que, como humanidad, debemos seguir.

Y para lograr esto el amor es primordial, pero el amor que empieza por uno mismo. Y después del amor propio, el amor por tu gente, por tu comunidad, por la vida, por la naturaleza, por la tierra, por la gente. Desarrollar la capacidad de ver que todos formamos parte de un mismo lugar, de un mismo entorno, de un mismo universo. Que todos estamos conectados, que cada cosa que hacemos va a afectar el mundo de otra persona en otro lugar.

¿Cómo lo haría? No sé, hay que vernos unos a otros, hay que reconocernos, que, aunque somos similares, sí hay diferencias y diversidad. Eso es maravilloso y hay que aprender a respetarlas, aprender a ser empáticos, apoyarnos unos a otros y ver cómo podemos hacer para que en el mundo las cosas vayan más equilibradas. Y pues a mí me toca probar eso en el ámbito de la música, que es donde puedo percibir la belleza de colaborar y entrelazar talentos.

Siento que ese es el espíritu de “Un canto por México”, porque este disco tiene música que, incluso, ya había grabado en otros discos, pero lo que la hace tan especial es cómo fue hecha, cómo se hizo y porqué se hizo. Creo que eso es lo especial de este proyecto. La razón por la cual quisimos compartirlo es porque nos dimos cuenta de que este valor de comunión humana y de conexiones era compartir para que se pudiera apreciar. Sobre todo, ahora, en este momento de crisis sanitaria mundial.

A propósito, ¿cómo se hizo este disco en plena pandemia?

Lo que hicimos fue aprovechar la maravilla de la tecnología que a mí me impacta, ¡todo lo que se puede hacer ahora! Por ejemplo, toda la parte de la mezcla del disco –que es una de las cosas que más disfruto y reclamo hacer– tuvo que ser a la distancia. Al principio me imponía mucho pensar que lo haríamos de esta manera, pero después me di cuenta de que lo hicimos muy bien. En un punto también terminamos improvisando el estudio. Le pedí a una amiga que tiene su rancho que me permitiera hacer un estudio ahí, para grabar mis voces y demás. Acabamos usando cobijas, colchón y unas cosas de madera (risas). Lo resolvimos. Para todos ha sido así, ver de qué manera resolver y sacar las cosas adelante.

En una entrevista reciente señalas que este disco “es un canto al amor y el desamor, la protesta, el canto de las mujeres”. ¿Qué opinas sobre los feminicidios?

Es una lástima que hoy en día sigamos teniendo este problema, tenemos que detenerlo, se tienen que hacer cosas contundentes y radicales para que esto pueda parar. También es una época donde, entre mujeres, hay que apoyarnos. Siento que nos toca darnos visibilidad, darnos voz, espacio, darnos las manos, permitirnos saber el tipo de problemas que existen. Y entender que venimos de contextos diferentes, generar esta comunión, empatía, esta posibilidad de escucharnos mutuamente y empujarnos para estar mejor. Comprendiendo que no todos venimos de las mismas realidades y que tenemos que voltear a ver problemas que existen en otros lugares donde las mujeres todavía no pueden siquiera hablar de sus problemas.

¿Qué pasa con la violencia hacia la mujer? Esto tiene que ver con la educación, cómo crecen las familias. ¿Qué pasa con las familias? ¿Cuál ha sido ese factor de nuestra educación que ha fallado? Hace falta un análisis profundo y, de verdad, los gobiernos tienen que querer junto con nosotros cambiar esta situación, porque el cambio se tiene que dar en todos los niveles. Hay que ver la manera de generar campañas de conciencia, campañas que nos ayuden a cambiar esta situación.

Creo que es un problema que nos atañe a todos. Todos tenemos que involucrarnos, desde cómo se educa a un hijo o hija, desde nosotras, desde el amor propio. Tenemos que entender la importancia del amor propio, de aprender a ponernos a salvo de situaciones complejas, negativas. Eso se aprende. Porque en la tele nos venden una historia del amor que uno consume desde pequeña y que no siempre es real. Después tienes que aprender qué es el buen amor de verdad.

¿Qué encontramos en “Un canto por México, Vol. 2”?

“Un canto por México, Vol. 2” es como una gran fiesta, un gran fandango donde todos colaboran, donde todos aportan, donde todos dan algo. Digamos, que lo que aparece en ambos volúmenes es el resultado de esta colaboración tan fuerte entre artistas.

La artista presentó el segundo volumen de "Un canto por México". (Foto: Sony Music)
La artista presentó el segundo volumen de "Un canto por México". (Foto: Sony Music)

En este disco participan músicos como Caetano Veloso, Mon Laferte, Jorge Drexler, Rubén Blades... ¿Cómo los eligieron?

Los artistas los elegí yo. Fue un trabajo que hice con mi productor, Kiki Campos. Nos basamos en la historia del proyecto “Un canto por México”. Hay artistas que estuvieron desde el principio, como Carlos Rivera y Mon Laferte quien, desde que el proyecto empezó nos dejó saber que quería ser parte de él. También Pepe Aguilar, me dijo “aquí estoy, cuenta conmigo”. En este segundo volumen fue un poco completar la lista de artistas. Ya estaban todos los que habían grabado en el Auditorio Nacional, pero hubo invitados que se sumaron al final, como Ely Guerra, Rubén Blades, Caetano Veloso y Silvana Estrada.

Con “Un canto por México, Vol. 1” ganaste un Grammy. ¿Qué expectativa tienes con este disco?

Pues, hay ganas de que la gente lo escuche y abran sus corazones para recibir lo que está contenido en este volumen. Deseo que la gente lo disfrute y que la música pueda hacer su labor. Espero que tenga el impacto que ha tenido conmigo, a nivel personal. Formar parte de este proyecto me ha enriquecido tanto como ser humano. Ojalá que pueda nutrir a mucha gente como a mí. Ese es mi máximo deseo.

Lo de los reconocimientos es un extra, es muy bonito, se agradece. Pero, sobre todo, espero que “Un canto por México Vol. 2” encuentre un espacio en sus corazones.


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