Cada vez que estalla un conflicto en alguna parte del mundo se reproduce una frase que dice que lo primero que muere en una guerra es la verdad. En días en que los choques armados entre Israel y el grupo islamista palestino Hamas continúan, la afirmación viene acompañada de algún video viral que resultó ser falso o una foto generada con inteligencia artificial. Es más difícil saber qué es cierto y más fácil que nunca poder difundirlo sin estar seguros de su veracidad.
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La escalada tras el ataque lanzado por Hamas el 7 octubre contra Israel ya no solo se libra con armas de fuego, sino con miles de noticias falsas en Internet. Una de las que tuvo más repercusión fue la de los 40 bebes decapitados que fueron encontrados en un kibutz en el sur del país hebreo tras la masacre cometida por los terroristas. La noticia corrió como la pólvora, miles de usuarios la compartieron o comentaron, entre ellos el presidente de EE.UU., Joe Biden, quien, al expresar su consternación, dijo que había visto las imágenes de los infantes mutilados. El problema es que no era verdad.
La fuente principal de la información fue un video en el que Nicole Zedeck, corresponsal del medio de noticias israelí i24News, informó desde el kibutz Kfar Aza que soldados israelíes le dijeron que habían encontrado “bebes con la cabeza cortada”. En su cuenta de X, la periodista añadió que los militares afirmaron que creían que “40 bebes/niños fueron asesinados”. En solo 24 horas, el reportaje de Zedeck obtuvo 44 millones de visitas, 300.000 me gusta y 100.000 publicaciones, según el experto en desinformación de Medio Oriente Marc Owen Jones. Cuando se supo que en realidad todo surgió de un reporte sin confirmar, la Casa Blanca rectificó las palabras de Biden y varias figuras públicas borraron o editaron sus menciones sobre el tema.
El mensaje en X de Farida Khan, quien decía que era periodista de Al Jazeera en la franja de Gaza y afirmaba que tenía un video de un misil de Hamas cayendo en el hospital Al Ahli –atacado el 17 de octubre– también resultó ser falso, así como varias imágenes de bombardeos en Gaza que en realidad eran de años anteriores o habían ocurrido en otro lugar. ¿Cinco niños encerrados en jaulas por Hamas?, ¿un terrorista palestino que intenta entrar en Israel por aire y se electrocuta tras quedar atascado en un cable eléctrico?, ¿un memorándum de la Casa Blanca anunciando ocho mil millones dólares en ayuda para Israel? Todo era desinformación.
La verdad en riesgo
Los contenidos alterados, descontextualizados o abiertamente falsos se mezclan con noticias reales e imágenes auténticas de la tragedia que se vive en ambos lados del conflicto y, en muchos casos, forman parte de los aparatos de propaganda de las milicias palestinas e Israel, que “según los expertos se están difundiendo desde ambos lados y a niveles sin precedentes”, indica el diario español “El País”.
La explosión en el hospital Al Ahli provocó acusaciones cruzadas de culpabilidad. Inicialmente, la mayoría de los reportes informó que un ataque aéreo israelí había matado a unas 500 personas en ese lugar, una versión atribuida a “funcionarios palestinos”, “el Ministerio de Salud de Gaza” y “autoridades sanitarias del enclave”. La historia causó rechazo internacional y desató violentas protestas en Medio Oriente. Israel dijo que el ataque fue causado por un cohete errante lanzado por militantes palestinos de la Yihad Islámica.
El diario estadounidense “The New York Times” fue uno de los prestigiosos medios que tuvieron que reconocer que su reporte inicial “dejó a los lectores con una impresión incorrecta sobre lo que se sabía y lo creíble que era el relato”. “Dada la naturaleza sensible de las noticias durante un conflicto cada vez mayor, y la promoción prominente que recibió, los editores del Times deberían haber tenido más cuidado con la presentación inicial y haber sido más explícitos sobre qué información podría verificarse”, enfatizó el medio en una nota editorial. La autoría del hecho y su alcance real aún no están claros.
Este video fue difundió en X con una descripción que afirmaba que milicianos de Hamas quemaron vivos a dos soldados israelíes. Sin embargo, la escena corresponde a las atrocidades cometidas por el Estado Islámico en el 2016.
El diario “The New York Times” tuvo que hacer una autocrítica por su cobertura inicial de la explosión en el hospital Al Ahli, en la que destacó la versión palestina sobre la autoría del hecho.
La presunta noticia de 40 bebes decapitados por Hamas en Israel dio la vuelta al mundo, pero estaba basada en reportes sin confirmar que fueron descontextualizados de la cobertura de la periodista Nicole Zedeck.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, hizo eco de la desinformación de los bebés decapitados en una alocución en la que reiteraba su apoyo a Israel. 4. Un video en el que aparecen niños enjaulados se compartió afirmando que eran israelíes en poder de Hamas. Sin embargo, las imágenes estaban en Internet antes de la actual escalada entre Israel y Hamas.
Un video en el que aparecen niños enjaulados se compartió afirmando que eran israelíes en poder de Hamas. Sin embargo, las imágenes estaban en Internet antes de la actual escalada entre Israel y Hamas.
Ramiro Escobar, periodista y profesor de Relaciones Internacionales de la PUCP, destaca que la enorme cantidad de información falsa dificulta la labor de la prensa. “Además, el hecho de cuestionar algunas versiones puede desatar asperezas en ambos lados. Se cae en una guerra porque el diálogo se ha roto. Cuando la palabra ha sido devaluada y hablan las armas, es mucho más fácil que se mienta. Ambas partes quieren ganar la guerra, les importa su verdad, pero lo que el público necesita saber es lo que realmente está ocurriendo”, dice a El Comercio.
Más peligros
A su vez, la ciudadanía recurre a fuentes que reflejan sus sentimientos personales, profundizando las divisiones sociales y políticas, afirma Steven Lee Myers, experto en seguridad y desinformación de “The New York Times”. “Hay tantas afirmaciones falsas que algunas personas cuestionan las verdaderas. Y no es solo en X, que ha eliminado muchas de sus restricciones en los últimos meses. Los recientes avances en inteligencia artificial, con programas que pueden producir cantidades prácticamente ilimitadas de contenido, ya están agravando esa cacofonía digital”, escribió en ese medio.
Mientras tanto, para la prensa en el terreno es cada vez más difícil hacer su trabajo. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) ha alertado que el apagón de las comunicaciones que se vive tras el recrudecimiento de la ofensiva israelí en Gaza “puede llevar a graves consecuencias con un vacío de información independiente y fáctico que puede llenarse de propaganda mortal y desinformación”.
Nora Benavidez
Abogada experta en tecnologías de la organización de vigilancia de medios Free Press
- ¿De qué manera han tomado protagonismo la desinformación y las noticias falsas en el conflicto entre Israel y Hamas? ¿Qué tan preocupante esta situación?
La desinformación sobre la crisis entre Israel y Gaza se ha apoderado de nuestras redes sociales e incluso se ha colado en los principales medios de comunicación, que se ven obligados a retractarse o a corregir la cobertura poco rigurosa de noticias que se originaron y se hicieron virales en las redes sociales. Las imágenes y los videos que aparecen en plataformas como Twitter (X), Facebook y YouTube a menudo no son creíbles, con imágenes sacadas de contexto y mal etiquetadas de otros años o lugares. Estas mentiras están provocando más tensión política y miedo, obligando a los usuarios que buscan información creíble a pasar por el tamiz de la repugnante violencia gráfica y las mentiras. Las principales plataformas han fracasado rotundamente a la hora de moderar y eliminar rápidamente los contenidos violentos.
- ¿Por qué los momentos de guerra o conflicto son tierra fértil para la difusión de noticias falsas?
La desinformación siempre se filtra por Internet, y los momentos de crisis son oportunidades especialmente propicias para que los malos actores exploten las vulnerabilidades de la red, cuando la gente está ávida de información precisa y rápida, de modo que la desinformación se difunde entre la opinión pública. Pero el problema de la desinformación, que fluye y refluye a través del discurso público, es global y ocurre todo el año. Por eso, en parte, necesitamos una moderación de contenidos coherente y sólida en las plataformas de las redes sociales. Debemos estar atentos a las formas en que la desinformación se filtra en la conciencia pública, a la espera de momentos combustibles en los que pueda prosperar.
- ¿Qué se puede hacer para contrarrestar esta situación?
Necesitamos que las plataformas tecnológicas estén preparadas antes de que estalle la crisis, lo que incluye emplear equipos sólidos de moderación e integridad para minimizar los contenidos infractores y reforzar la transparencia y el intercambio de datos sobre viralidad y retirada de contenidos. Necesitamos que los periodistas verifiquen todas las fuentes y semillas de sus historias, especialmente las que se originaron en las redes sociales. También necesitamos que los periodistas diversifiquen sus propias fuentes, que centren las voces de las personas afectadas sobre el terreno y que exijan responsabilidades a las personas en el poder cuestionando todas las fuentes oficiales gubernamentales y militares. Por último, los propios lectores tienen que ir más despacio y diversificar sus fuentes de noticias, verificando cualquier cosa antes de compartirla en sus propios feeds.
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