TikTok, la red social más popular del momento, se encuentra nuevamente en medio de un enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos y China, luego de que el Comité de Inteligencia del Senado estadounidense pidiera investigarla por presunto espionaje y filtración de datos en favor de Beijing.
Según una investigación realizada por la plataforma especializada Data.ai, TikTok registra mil millones de usuarios activos mensualmente en Estados Unidos y supera, por amplio margen, el tiempo de permanencia a comparación de su competencia. Los usuarios pasan en promedio 29 horas mensuales en esta aplicación desarrollada por la gigante tecnológica china ByteDance.
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Para tener más clara la figura, el mismo estudio señala que Facebook registra unas 16 horas mensuales e Instagram 8 horas mensuales bajo el mismo concepto.
Por ello, un artículo publicado a mediados de junio por el medio de comunicación Buzzfeed News encendió todas las alarmas al exponer que TikTok estaría filtrando información de sus usuarios estadounidenses al Gobierno Chino.
El pedido del Senado, firmado por el presidente del comité, Mark Warner, y el vicepresidente, Marco Rubio, recoge la investigación de Buzzfeed y solicita profundizar en el trabajo de la red social y su relación con Beijing.
AUDIOS COMPROMETEDORES
La reveladora investigación de Buzzfeed se basó en la filtración de 80 grabaciones de trabajadores de TikTok, incluidas 14 declaraciones realizadas por 9 empleados diferentes, que aseguran que los ingenieros en China tuvieron acceso a datos de usuarios estadounidenses al menos entre setiembre del 2021 y enero del 2022.
De comprobarse, esta acción contravendría las declaraciones bajo juramento brindadas por el jefe de Políticas Públicas de TikTok, Michael Beckerman, ante el Senado estadounidense en octubre del 2021, en las que aseguraba que un “equipo de seguridad con renombre mundial y sede en EE.UU.” decidía quién tiene acceso a esos datos.
Dicha declaración se dio en el marco de las investigaciones sobre seguridad de los niños en redes sociales. Sin embargo, un año antes Estados Unidos y TikTok ya habían tenido un primer roce, cuando Donald Trump aún ocupaba la Casa Blanca.
El entonces mandatario intentó bloquear la aplicación en su país si TikTok no aseguraba que las empresas Oracle y Walmart, con las que estaba a punto de cerrar un importante acuerdo comercial, iban a tener el “control total” sobre los datos de los usuarios estadounidenses.
En respuesta, TikTok emprendió el denominado Proyecto Texas, que consistía en replicar sus servidores en territorio estadounidense para que sean administrados por su socio Oracle.
CONFLICTO GEOPOLÍTICO
Los audios filtrados a Buzzfeed, sin embargo, demostrarían que los datos de los usuarios estadounidenses siguen llegando hasta China. Y esta no es la primera vez que un tema así genera tensión entre ambos gobiernos.
“La cuestión geopolítica, llevada a los entornos digitales, ha tenido una larga discusión con los equipos Huawei, con la separación de diversos sistemas operativos, con el 5G usado como un tema estratégico. Es evidente que si una empresa tiene origen chino, como TikTok, y además tiene acceso a múltiple información de ciudadanos, va a ser investigada. En contrapartida, el Gobierno Chino o Rusia, por ejemplo, también hacen investigaciones sobre tecnologías norteamericanas”, comenta a El Comercio el abogado especialista en derecho digital, Erick Iriarte.
En el 2019, Trump vetó a Huawei ordenando que las empresas estadounidenses cesaran sus acuerdos comerciales con la compañía china por representar una amenaza para la seguridad nacional. Pese al cambio de gobierno, la Administración de Joe Biden ha continuado con dicho veto y ampliado la lista a otras compañías chinas, entre las que se incluye ZTE.
Y detrás de estos nuevos conflictos geopolíticos llevados al mundo digital hay un tema que resulta clave: las puertas traseras. Así se conocen a las grietas que pueden servir para filtrar, de forma voluntaria o involuntaria, la información de los usuarios a terceros.
“Cuando ingresas tu información a una plataforma tecnológica confías en que la almacenará y la usará solo para el fin del negocio. Acá hay al menos tres niveles diferentes de posible utilización: uno por parte de otros usuarios que tienen Términos y Condiciones para usarlo de determinada manera, si no lo hace se aplica la legislación local; segundo, cómo la entidad que tiene la información la gestiona, si tiene una brecha de seguridad o si lo comparte con terceros también la legislación local es aplicable; pero si la plataforma tiene puertas traseras que pueden servirle a terceros para que accedan a información personal, financiera o qué actividades realizas, entonces esas no necesariamente están reguladas. La ONU dijo en el 2013 que en los entornos digitales también se deben respetar los derechos humanos, el de la privacidad principalmente, y que los estados no deben hacer ni directa ni indirectamente vigilancia masiva sobre los usuarios”, explica Iriarte.
En ese sentido, en el caso de TikTok las investigaciones estarían dirigidas a confirmar si existen estas filtraciones y la responsabilidad que la empresa china tendría sobre ellas.
“Hay que determinar si hay puertas traseras en el sistema, si fueron diseñadas por TikTok o encontradas como brechas, si hubo una actividad activa de la compañía de entregar información al Gobierno Chino y a qué parte de él. Pero la circunstancia es la intencionalidad y la acción proactiva de esto”, apunta el experto.
Con ello, una nueva pregunta surge. ¿Qué pasaría con TikTok en Estados Unidos si se comprueba que hubo intención de filtrar dicha información a China?
Entre las respuestas no se podría descartar el veto total de la aplicación en dicho territorio, según Iriarte.
“Ya mencionaron el bloqueo, se ha pensado en sacarlas de los mercados digitales de Apple y Android. Ahí entra el Congreso para decir si están afectando a la ciudadanía o a la seguridad nacional. Otra opción es ‘banearlo’ de los servicios de telecomunicaciones, pero en contrapartida China también podría dar de baja a Facebook, por ejemplo. Ahí se debe tener un delicado equilibrio porque a veces las puertas traseras ni siquiera son conocidas por las mismas empresas. Son espacios mal programados o forzados por terceros que pudieran afectar la seguridad nacional o libertades de los ciudadanos”, apunta.
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