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El príncipe Andrés, sin títulos ni refugio: la decisión de Carlos III que, según un experto, reescribe la monarquía británica
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El rey Carlos III despojó a su hermano menor, el príncipe Andrés, de los títulos y honores que conservaba, y ordenó su salida de la residencia real de Royal Lodge. La medida, tomada después de nuevas revelaciones sobre su vínculo con el fallecido delincuente sexual Jeffrey Epstein, supone una ruptura sin precedentes en la historia reciente de la realeza y marca el inicio de una nueva etapa para la monarquía británica.
El Palacio de Buckingham anunció este jueves 30 que el rey Carlos III “inició un proceso formal para eliminar el tratamiento protocolario, los títulos y honores del príncipe Andrés”. La decisión implica que el hijo de la difunta reina Isabel II dejará de ser conocido como príncipe y adoptará el nombre civil de Andrés Mountbatten Windsor. Además, deberá abandonar Royal Lodge, su residencia en la propiedad real de Windsor, donde vivía junto a su exesposa Sarah Ferguson, para mudarse a una vivienda privada en la finca de Sandringham.
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El anuncio se produjo tras semanas de presión pública y mediática, especialmente luego de la publicación de “Nobody ‘s Girl”, las memorias póstumas de Virginia Giuffre, una de las víctimas del financista Epstein. En el libro, Giuffre reiteró que mantuvo tres encuentros sexuales con Andrés cuando tenía 17 años. Aunque el príncipe negó siempre las acusaciones, en el 2022 llegó a un acuerdo extrajudicial millonario en Nueva York, evitando así un juicio civil.
Para Arnaldo Mera, historiador de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y especialista en temas de realeza, la decisión del monarca es un hecho inédito en la historia británica moderna. “No ha perdido su puesto, no se lo han quitado. Va a quedarse con los apellidos, pero va ser como cualquier mortal”, explica a El Comercio. “Lo que pasa es que como eran príncipes, hijos de una reina, ellos tenían un tratamiento diferente. Todo el mundo, autoridades, personas naturales o jurídicas, debía dirigirse a él con el tratamiento de su alteza real. Todo eso lo está perdiendo”, sostiene.
Mera recuerda que la monarquía británica no suele aplicar sanciones internas de este tipo. “En Gran Bretaña solo se han quitado títulos ducales por casos de traición a la patria, en 1917, cuando algunos príncipes británicos de origen alemán apoyaron a Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Son los únicos casos en toda la historia de mil años de monarquía. Este es un caso distinto, pero igual de grave: no es poca cosa”, señala.

El especialista considera que la medida se demoró por la protección que la reina Isabel II brindó siempre a su hijo. “Claro que sí, se tardó. Inclusive la serie The Crown, que está basada en hechos fidedignos, nos ha mostrado lo que ya sabíamos quienes estudiamos estos temas: que el príncipe Andrés era el hijo favorito de su madre. Ella lo protegió. Inclusive pagó los abogados. Ese espaldarazo se lo dio cuando lo llevó a su lado al velorio de su padre. No pidió que la acompañaran Carlos ni Ana ni Eduardo. Ella pidió expresamente que estuviera Andrés. Con eso, nadie podía decirle nada a la reina”, manifiesta el historiador.
Esa protección, sin embargo, terminó con la muerte de Isabel II, en setiembre del 2022. “Hay dos etapas en la visión del príncipe Andrés”, explica Mera. “La primera es la protección que le da su madre, la soberana; y luego, cuando ella fallece, el hermano ya no lo blinda. El blindaje se entiende perfectamente: antes nadie se atrevía a discutirle la palabra a la reina porque era su hijo favorito”, puntualiza.
Arnaldo Mera también subraya el impacto ético del escándalo. “Es terrible que él haya sido un padre de familia de dos niñas y que haya abusado de una menor de edad. Eso es imperdonable. Son situaciones de pedofilia que actualmente están en boca de todos. Por más que uno diga que él sabía lo que estaba haciendo, esas chicas no quisieron ser prostitutas. Fueron llevadas con engaños a los domicilios de Epstein. Muchas no quieren ni hablar por la vergüenza o el daño psicológico. Es un tema de pedofilia, así de claro”, asevera.
Mensaje de legitimidad
El despojo de los títulos y la expulsión de Royal Lodge son, para Arnaldo Mera, señales de una reconfiguración interna. “Él ya no va a poder vivir dentro de los predios reales. Está siendo expulsado de su propia familia, tanto en lo simbólico como en lo cotidiano”, sostiene.
El historiador añade que la presión para sancionar al príncipe Andrés no vino solo de la prensa, sino del propio heredero al trono. “Ya había un tema de presión por parte del príncipe William para que su padre tomara medidas desde que asumió el trono. Y esto llegó a los límites inimaginables con la publicación de la biografía de la víctima. Con esa biografía, ¿qué más podías esperar?”, asegura el especialista en temas de la realeza.
Desde su perspectiva, el rey Carlos III ha actuado “de una manera que ya era hora de que lo hiciera”. “Esto que ha hecho el rey le da confianza a la población inglesa, porque está haciendo lo que su madre no hizo. Una cosa es ser madre de su hijo favorito y otra, ser hermano”, afirma.
El académico considera que este episodio refuerza la imagen de un monarca dispuesto a preservar la legitimidad moral de la institución. “Ahora es Andrés Mountbatten Windsor. Ya no es el príncipe Andrés, ya no es el duque de York. Eso, a la población inglesa, le genera confianza en su rey. Carlos III está demostrando que está dispuesto a tomar decisiones difíciles”, asevera.

Mera también señala el impacto familiar de la sanción. “Las hijas de Andrés no están afectadas y siguen siendo princesas. No tienen ningún problema. Pero la esposa, Sarah Ferguson, ya no puede usar el título de duquesa. El ducado ya revirtió a la Corona”, comenta.
El historiador añade que, más allá del escándalo, hay una lectura institucional importante en el que el príncipe Louis -hijo menor de los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y nieto del rey Carlos III- podría recibir el título de duque de York, que desde 1986 le pertenecía a Andrés. Este ducado se otorga tradicionalmente al segundo hijo del monarca, una tradición que empezó con el rey Eduardo IV en 1474.
“El ducado de York siempre lo ostenta el segundo hijo varón del rey. En este caso, cuando el príncipe Louis -el hermano menor de George, quien es el futuro rey- crezca o se case, podría recibir el título. Es la forma en que la monarquía británica cierra el círculo y reescribe la historia”, puntualiza.
Finalmente, Mera advierte que la situación judicial de Andrés Mountbatten Windsor podría complicarse. “Es muy probable que la justicia ahora sea más fuerte con él, porque estuvo protegido por orden de su madre. Ya no podrá viajar fuera de Inglaterra porque lo captura la Interpol y se acabó su vida. Fue expulsado de la familia real británica. Ese es el punto de quiebre”, sostiene.
Eso sí, pese al retiro de títulos y honores, Mera manifiesta que Andrés no ha perdido su lugar en la línea de sucesión. “Sigue siendo octavo en la sucesión al trono. Él no está obligado a renunciar a sus derechos al trono. En la Casa Real de España si pasó ello, con Felipe VI pidiendo que Cristina [su hermana] renunciara a sus derechos al trono por el escándalo de su esposo antes de que entrara a la cárcel. Hay muchas aristas en todos estos temas”, concluye el especialista.
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Licenciado en Comunicación y Multimedios por la Universidad Mayor de Chile. Periodista deportivo formado en ISIL. Inicié mi carrera en 2014, en Publimetro. He sido redactor en Zona Deportiva del Grupo El Comercio, Jefe Print Otras Marcas, Jefe de Contenido Calificado y editor en Depor. Hoy en Deporte Total, Mundo y Mesa Central de El Comercio.










