El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se encuentra con sus seguidores, frente al Palacio de la Alvorada en Brasília (Brasil).
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se encuentra con sus seguidores, frente al Palacio de la Alvorada en Brasília (Brasil).
/ EFE/ Andre Borges
Agencia EFE

El mandatario brasileño,, alentó este lunes a sus seguidores más radicales, que exigen un golpe de Estado, en el día en que su rival Luiz Inácio Lula da Silva recibió el diploma que le acredita como presidente electo.

Bolsonaro acudió al encuentro de centenares de seguidores que se congregaban frente a los jardines del palacio de Alvorada, su residencia oficial, y quienes llevan un mes pidiendo una “intervención” militar para impedir la investidura de Lula.

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El líder de la ultraderecha saludó a los presentes, pero se mantuvo en silencio, mientras un colaborador suyo, el sacerdote Genésio Ramos, pronunciaba a su lado un encendido discurso contra Lula, que fue repetido palabra por palabra por los centenares de presentes.

El cura Ramos llamó a Lula “bandido canalla” y profirió duras críticas a los 14 años de Gobierno de Lula y de su sucesora y compañera en el Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.

“Dios bendiga al pueblo brasileño, que durante 14 años fue robado, fue violado por una organización criminal. Eso lo digo yo, padre Genésio. El discurso es enteramente mío”, dijo el sacerdote y al instante repitieron a coro cientos de personas, que incluso dijeron la aclaración de que el discurso era a título personal.

Este es el tercer encuentro de Bolsonaro con los seguidores que están permanentemente frente a los jardines del palacio de la Alvorada, desde el pasado viernes.

Bolsonaro se mantuvo en silencio total y sin casi sin compromisos oficiales por cerca de 40 días, desde su derrota en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el pasado 30 de octubre, pero el pasado viernes recuperó sus actividades políticas.

Lula recibió este lunes el diploma que le acredita como presidente electo, un trámite previo a la investidura que está prevista para el próximo 1 de enero.

El líder de extrema derecha todavía no ha reconocido públicamente su derrota ni ha felicitado a Lula, pero sí ha permitido el inicio del proceso de transición.

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