Juan Sebastián Chamorro es uno de los siete precandidatos presidenciales que fueron detenidos en Nicaragua el año pasado por atreverse a competir en las elecciones con Daniel Ortega, que terminó reeligiéndose en noviembre para un cuarto mandato.
El economista, ex viceministro de Hacienda y sobrino político de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, estuvo en el grupo de 27 presos políticos que fueron exhibidos a inicios de mes por el régimen para acallar los reclamos de los familiares, que no cesan de denunciar que son torturados y están encerrados en las peores condiciones.
En marzo, Chamorro fue condenado a 13 años de prisión por el delito de conspiración “para cometer menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado y la sociedad”, en un juicio exprés en el que apenas tuvo derecho a la defensa.
Para conocer su situación y la del resto de 200 presos políticos que están encarcelados desde el 2018 solo por oponerse al régimen de Ortega, El Comercio conversó con su esposa, Victoria Cárdenas, quien también debió huir al exilio para no ser detenida. Ni ella ni su hija han podido siquiera conversar con Juan Sebastián desde el día que lo capturaron.
- El régimen de Daniel Ortega mostró por primera vez a varios presos políticos, incluyendo a su esposo. ¿Qué sintió al ver esta exposición?
A mi esposo lo mostraron por primera vez a los 448 días, casi un año y tres meses después de haber sido ilegal y arbitrariamente detenido. Yo salí de Nicaragua y por mi trabajo de abogacía también fue acusada, igual que él, de traición a la Patria, por lo cual ya no puedo regresar y no he podido visitarlo en la cárcel. Solo se han permitido diez visitas en todo este tiempo, y tampoco se nos ha permitido como familia mandarle ni una carta ni hacer una llamada, pese a que eso está en las leyes nicaragüenses. Aquella vez que lo mostraron fue la primera vez que mi hija y yo lo pudimos ver en esas fotos y videos y me llenó de emoción, pero después de analizar profundamente también me llenó de orgullo, porque vi a estas personas con la frente en alto, dignas, y en mi esposo encontré una serenidad que me llenó de paz. Yo sé que él está así porque sabe que es inocente y la verdad está de su lado y está resistiendo dignamente.
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- Entonces, en todos estos meses no ha podido hablar ni una sola vez con su esposo…
Se nos ha negado comunicarnos. Es algo totalmente inhumano, porque no hay razón para que las personas que estamos en el exterior se nos impida la comunicación. Los niños tampoco pueden ingresar a las cárceles a ver sus padres. Es una arbitrariedad, no se nos está dando ese derecho, pero lo hacen para quebrarles el espíritu a los que están dentro y a nosotros. Esas imágenes que vimos son solo fotos y videos presentados por ellos, son pruebas de vida, pero no sabemos realmente cómo se encuentran nuestros familiares, no han sido revisados por médicos especialistas o psicólogos. Están más de un año en condiciones deplorables, con poca comida, poco acceso a la luz solar, durmiendo en camas de concreto, sin material de lectura o escritura, ni siquiera les permiten una Biblia. El debido proceso no se ha respetado.
- ¿En estas diez visitas alguien de su familia que está en Nicaragua ha podido ver a su esposo?
En esas diez ocasiones, sí lo han visto familiares de mi esposo por dos horas. Son visitas que se han establecido de manera arbitraria, porque no hay un régimen regularizado como lo estipula la ley
- ¿Y le han contado como él se siente, cómo se encuentra?
Después de que a mi esposo lo llevan a El Chipote [una de las cárceles emblemáticas de Nicaragua], estuvo desaparecido 84 días y luego mi cuñada lo ve y lo encuentra en un deterioro completo y me dijo que estaba irreconocible. Después de todo este tiempo, las condiciones no son las que debería tener una persona para mantenerse. Son condiciones inhumanas. Mi esposo está resistiendo, lo mantiene su fe, pero me preocupa que sigue pasando el tiempo y no se ve ninguna ventana de oportunidad para que estas personas inocentes sean liberadas.
Hoy 15 de Sept, me siento orgullosa de ser Nicaraguense. Esta #BanderaDeLaDignidad me mueve ha seguir luchando por la libertad individual de mi esposo @Jschamorrog y 200+ presos politicos. La auténtica independencia pasa por un Estado mínimo, de ciudadanos libres. #LibertadYa pic.twitter.com/dvPh21FrxD
— VickyCardenas (@VickyCardenasL) September 15, 2022
- ¿Cómo fue el juicio? ¿Simplemente le dieron los 13 años de cárcel?
MI esposo solo tuvo acceso a su abogado dos veces: primero, en la audiencia inicial donde solo lo pudo ver y hablaron solo un minuto; y luego vino la farsa judicial que duró una semana, y de ahí el abogado nunca pudo hablar con él. Todo es arbitrario, fabricado, todos los testigos eran policías, y la ley con la que lo procesaron es una que menoscaba la integridad nacional. Mi esposo es una persona que ama Nicaragua, y lo único que él quería era un cambio pacífico y democrático a través de la vía electoral, y por eso se lanzó como precandidato.
- ¿Los familiares de los presos políticos están en coordinación con organizaciones internacionales de derechos humanos?
Claro que sí. Un mes después que mi esposo fue secuestrado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó la sentencia de liberación inmediata, pero el Estado no ha hecho caso a esta orden. Esto es un tema humanitario, ya no es un tema político. Estamos trabajando con diversas organizaciones de derechos humanos y lo que pedimos como familiares es el apoyo de la comunidad internacional, de los gobiernos, del Vaticano, de grupos interesados en preservar la vida y la dignidad de estas personas encarceladas injustamente y que están en peligro.
- ¿Por qué no hay una condena más enérgica contra Ortega a nivel internacional, como sí lo hubo con Maduro?
Eso mismo me pregunto yo. ¿Por qué el régimen actúa con esta impunidad y la comunidad internacional es indiferente a esta violación de derechos humanos? Ese es el pedido que tenemos nosotros como nicaragüenses, que el mundo no puede ver hacia otro lado. Lo primero que tiene que pasar en Nicaragua es la liberación de los presos políticos que son inocentes para que haya cualquier cambio social y político en el país, que es absolutamente necesario, porque estamos pasando por una crisis profunda.
- ¿Hay una salida para la crisis en Nicaragua?
Nicaragua es una gran cárcel, hay personas que están dentro de los sistemas penitenciarios, como mi esposo y otros 200 presos políticos. Pero las personas que están en Nicaragua no pueden hablar y el resto, como yo, está en el exilio. La única salida a esta crisis tan profunda se comienza con la liberación de estos más de 200 presos políticos, y es el mensaje que le queremos transmitir a la comunidad internacional, que nos apoyen con la liberación de estas personas para poder, como país, comenzar una transformación hacia un país justo, democrático, con dignidad y en libertad.