El ministro israelí de extrema derecha, Itamar Ben Gvir, rezó en el lugar en el este anexado de Jerusalén el 13 de agosto, desafiando la prohibición de la oración judía en el lugar conflictivo y provocando la condena mundial. (Foto de UGC / AFP)
El ministro israelí de extrema derecha, Itamar Ben Gvir, rezó en el lugar en el este anexado de Jerusalén el 13 de agosto, desafiando la prohibición de la oración judía en el lugar conflictivo y provocando la condena mundial. (Foto de UGC / AFP)
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Agencia AFP

El ministro israelí de Seguridad Nacional, el ultraderechista, rezó este martes junto a unos 3.000 fieles judíos en la, en , levantando condenas de la comunidad internacional.

La ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y varios países musulmanes condenaron la oración, que fue calificada de “inaceptable” o de “provocación inútil”.

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Situada en el sector de la Ciudad Santa ocupado y anexionado por Israel, la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, está construida sobre las ruinas del segundo templo judío, destruido en el año 70 d.C. por los romanos.

Para los judíos, es el Monte del Templo, el lugar más sagrado del judaísmo.

Ben Gvir se filmó en el lugar con ocasión de Ticha Beav, la conmemoración judía de la destrucción de los dos Templos, pidiendo en particular que se “derrote” a Hamás en lugar de negociar con el movimiento islamista palestino en la guerra en Gaza.

Unos 2.250 judíos rezaron, bailaron e izaron la bandera israelí” en la explanada, declaró a AFP un responsable del Waqf, la administración jordana de los bienes religiosos musulmanes en Jerusalén, bajo condición de anonimato.

Durante la segunda franja horaria asignada a los no musulmanes por la tarde, “más de 700 judíos rezaron allí”, según la misma fuente bajo condición de anonimato.

En virtud de un statu quo decretado tras la conquista de Jerusalén Este por Israel en 1967, los no musulmanes están autorizados a visitar la Explanada de las Mezquitas, que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, en horarios concretos y sin rezar, una norma cada vez menos seguida por algunos judíos nacionalistas.

El lugar está administrado por Jordania, pero el acceso está controlado por las fuerzas de seguridad israelíes.

“Estamos en contra de cualquier esfuerzo por cambiar el status quo en los sitios sagrados (...) este tipo de comportamiento no ayuda y es una provocación inútil”, dijo Farhan Haqel,  portavoz de la ONU.

Estados Unidos calificó lo sucedido de “inaceptable”, mientras que la Unión Europea denunció las “provocaciones” de Gvir.

El Ministerio palestino de Relaciones Exteriores denunció una “escalada”, refiriéndose a “incursiones ilegales (...) en preparación para la imposición del control total israelí y la judaización” del lugar “en violación del derecho internacional”.

Durante su visita, Ben Gvir se refirió a la guerra que desde hace más de diez meses libran Israel y Hamás en la Franja de Gaza, afirmando que es necesario “ganarla”.

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