De mediocre y conformista me han calificado todos aquellos que no celebran, como yo en mi cuenta de X, la participación de nuestras atletas en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Ayer, Evelyn Inga, Mary Luz Andía y Kimberly García lograron el octavo, el decimosegundo y el decimosexto puesto, respectivamente, en marcha atlética y, con ello, el Perú se ubicó dentro del top 20 de esta disciplina. Pero ello resultó insuficiente para muchos que no dudaron en arremeter contra nuestras deportistas posteando su “decepción y molestia” y catalogando su participación como un “fracaso”. Fueron cientos de peruanos los furiosos por “haber madrugado para nada” (la competencia empezó a las 2:50 de la mañana).
Así de injustos y mezquinos somos. Y lo he dicho en otra columna sobre Christian Pacheco, nuestro bicampeón panamericano –para quienes no lo recuerdan en un “país de fútbol”–, que el atletismo y cualquier otro deporte que logre no solo medallas, sino también pelear en los rankings son una lección ante la desidia de las autoridades deportivas y una de compromiso, de cerrar brechas a la desigualdad y de liderar la reivindicación a través de una plataforma con las mismas oportunidades para todos los deportistas.
Escribo con la rabia que me genera la mezquindad del no reconocimiento al talento y al esfuerzo de avanzar en soledad en esta carrera. Por eso, hace bien Evelyn Inga en decirlo abiertamente: ellos no le deben nada a nadie. Su diploma olímpico es mérito puro a sus largas horas de entrenamiento. En su caso, además, ella lucha contra un hipotiroidismo que la ha puesto a prueba física y emocionalmente.
Sin duda con objetivos comunes aunque diferentes motivaciones, llegó al decimosegundo lugar la cuzqueña Mary Luz Andía. Parece absurdo que el hecho de que el IPD la haya dejado sola haya sido su empuje para sobreponerse y prepararse el doble. Otro estímulo en este camino para ella ha sido su maternidad, meses antes de clasificar a París. Su puesto se lo dedica a su pequeña. Además, se sobrepuso a una cirugía en el cuello por un tumor y siguió remando para que esta sea una oportunidad más en la que el IPD deje la ceguera en su apoyo a los deportistas. Y, sin embargo, le están pidiendo devolver el monto de los pasajes de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Finalmente, vamos con Kimberly García. Esta es su tercera participación en unos Juegos Olímpicos. Registra dos medallas de oro en el Mundial de Atletismo y otra en el Mundial de Marcha. En lo que va del 2024 ha ganado tres de cuatro competencias del circuito mundial. Credenciales le sobran para ser “nuestra mejor carta” en esta categoría. Y claro que las tiene y las seguirá teniendo, porque esto va más allá de un día de competencia en donde se conjugan varios elementos.
Tener expectativas no está mal. El problema es no apreciarlo todo. Y, en ese sentido, la única causa de desilusión debe ser el cíclico apoyo hacia un deporte con historias detrás que merecen más. Esta es una carrera de largo aliento que nos necesita a todos hasta el final.
¡Entre peruanos no!